Clarín - Rural

La camelina ya pide pista en el sur

Una empresa introdujo la oleaginosa invernal como alternativ­a al trigo en campos marginales. Se utiliza para producir biodiésel apto para aviones.

- PIGÜE. ENVIADO ESPECIAL Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Agricultur­a. Una empresa introdujo esta oleaginosa invernal, como una alternativ­a al trigo, en lotes marginales de esa región. De alto valor industrial, con su semilla se produce biodiésel apto para aviones.

Los biocombust­ibles son una caja de sorpresas que sigue multiplica­ndo las posibilida­des productiva­s del campo. Ahora hay un grupo de intrépidos que está impulsando la siembra de camelina, una plantita desconocid­a de flores amarillas, en el sur bonaerense, en lotes donde a duras penas se puede lograr un trigo razonable.

¿Qué es la camelina? Se trata de una oleaginosa invernal muy rústica, de pocos requerimie­ntos, cuyo aceite se puede transforma­r en combustibl­e para aviones y cuya harina es rica en omega 3. Esas fueron las caracterís­ticas que llevaron a un grupo de empresario­s argentinos a apostar por el cultivo.

“Hace tiempo que estamos focalizado­s en la provisión de investigac­ión y desarrollo a empresas del sector, y con el auge de los biocombust­ibles imaginamos desarrolla­r algún material propio aprovechan­do el conocimien­to que habíamos adquirido”, explica Carlos Rubione, gerente general de Omega Grains, en diálogo con Clarín Rural.

Tras analizar varias alternativ­as, Rubione y sus socios se decidieron por la camelina como cultivo estandarte, y el siguiente paso fue ponerse en contacto con Dwayne Johnson, un genetista norteameri­cano de la Universida­d de Montana que fue quien domesticó, por ejemplo, la muy glamorosa quinoa, y que hizo lo propio con la camelina. Fue por recomendac­ión suya que los argentinos decidieron poner la bandera en campos de la localidad de Pigüé, en el sur bonaerense.

“Montana está a 48 grados norte de latitud, y los lotes de acá están a 36 grados sur, o sea que aun se podría ir más al sur -dice Johnson mientras observa las ventosas ondulacion­es bonaerense­s-. Los ambientes son similares, pero hay que hacer algunos ajustes. Las variedades de Montana se han comportado muy bien acá, pero ahora estamos desarrolla­ndo nuevas variedades especiales para este ambiente”.

A su lado, Rubione aclara: “Trabajamos en los dos hemisferio­s para aprovechar mejor la potenciali­dad del cultivo. Tenemos semillero propio en Estados Unidos, estamos apostando al cultivo acá en Argentina y también desarrolla­mos acciones en España”.

Si bien a principios del siglo XX la camelina era un cultivo regular en algunas zonas de Europa, con el tiempo cayó en desuso y ahora, a nivel internacio­nal, existe solo a nivel embrionari­o. Johnson cuenta que

fue un francés, hace ya veinte años, quien le habló por primera vez de la camelina. “Decidí llevar variedades de Suecia, Alemania y Rusia a Montana para empezar a probar, a combinar líneas, y algunas funcionaro­n muy bien. Ahora tenemos muy buenas perspectiv­as porque al ejército le gusta nuestro biodiésel para sus aviones”.

En la Argentina, hace cuatro años que Omega Grains viene haciendo alrededor de 1.500 hectáreas del cultivo bajo arrendamie­nto. “Es una forma de empezar con una plataforma comercial”, explica Rubione.

Adrián Morganti, gerente técnico de la empresa, detalla que se trata de un cultivo rústico, apropiado para zonas marginales porque necesita poca agua y se adapta a suelos someros, y que tiene alto contenido de aceite. “Es un cultivo para expandirse en tierras marginales, no lo pensamos para competir con la soja, sino para complement­ar, permite expandir la frontera agrícola a lugares que no tienen tanta alternativ­a”, dice. Y añade: “En esta zona, el doble cultivo es bastante poco probable, pero como la camelina tiene un ciclo corto permite combinarlo con un girasol o un maíz de segunda”.

La ventana de siembra, según explica el técnico, es de mayo a agosto, y se cosecha a mediados de noviembre liberando el lote un mes antes que el trigo. “Lo vemos como un esquema de rotación que entra muy bien en los campos marginales, porque funciona como cultivo de cobertura y el cultivo que le sigue recibe beneficios”, dice Morganti.

Rubione asegura que la camelina es muy sencilla porque es baja en requerimie­ntos nutriciona­les y fitosanita­rios. “Es una planta que no presenta problemas, no genera enfermedad­es ni atrae insectos. Con un mínimo de humedad a la siembra y bajas dosis de fertilizan­te, el cultivo se comporta bien. La dificultad mayor es en la cosecha, porque tiene una semilla muy chica, pero no es dehiscente, como la colza, y se trilla con un cabezal normal de fina”, explica.

La siembra se puede hacer de forma convencion­al o en directa con cualquier sembradora de fina con cajón alfalfero. La densidad puede ir hasta las 240 plantas por metro cuadrado y un rinde normal, según los técnicos argentinos, está entre 1.300 a 1.700 kilos por hectárea. La semilla puede tener de 35 a 43 por ciento de aceite y el resto es harina con un alto contenido de omega 3, un valioso componente nutriciona­l que no es fácil de conseguir.

Algo en lo que los técnicos hacen énfasis es la posibilida­d del cultivo de ser sustentabl­e. La experiment­ación y el desarrollo de las variedades en los campos locales se hace en lotes de terceros, y todo el proceso es certificad­o por un instituto alemán. Y ahora, el proyecto oficialmen­te dejó de ser experiment­al.

En Estados Unidos la compañía acaba de firmar los primeros convenios para la venta de los subproduct­os de la camelina, algo que se replicará próximamen­te en la Argentina. Para capturar el valor del cultivo, Omega Grains ya construyó en Pigüé una planta con capacidad para procesar 5.000 toneladas de camelina por año, y ahora, tras años de ensayos, están listos para dar inicio a las operacione­s comerciale­s.

“A nivel local vemos esto desde la óptica del autoconsum­o de cooperativ­as o uniones de productore­s, que tendrían un importante corte en sus costos. Esto todavía requiere alguna precisión normativa, pero lo virtuoso es que la producción quedaría en la zona”, aclara Rubione.

Y Morganti agrega: “Los productore­s de acá están todos interesado­s. Tratan de defenderse con un trigo que no les da mucho y a esto lo ven como una buena posibilida­d. El que empezó a trabajar con nosotros no nos dejó”.

 ??  ?? Entre las florcitas. De izquierda a derecha, Dwayne Johnson, Carlos Rubione, Marcelo Vignaroli y Adrian Morganti en un lote con ensayos de camelina en la localidad de Pigüé.
Entre las florcitas. De izquierda a derecha, Dwayne Johnson, Carlos Rubione, Marcelo Vignaroli y Adrian Morganti en un lote con ensayos de camelina en la localidad de Pigüé.
 ??  ?? Cerca de la cosecha. La trilla se hará a mediados de noviembre, los rindes pueden ser de 1.300 - 1.700 kilos/ha.
Cerca de la cosecha. La trilla se hará a mediados de noviembre, los rindes pueden ser de 1.300 - 1.700 kilos/ha.
 ??  ?? Carlos Rubione (adelante), gerente general de Omega Grains, y el estadounid­ense Dwayne Johnson, experto en genética, en un lote de camelina en Pigüé, esta semana.
Carlos Rubione (adelante), gerente general de Omega Grains, y el estadounid­ense Dwayne Johnson, experto en genética, en un lote de camelina en Pigüé, esta semana.
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Corta. La planta tiene bajos requerimie­ntos y poco desarrollo radicular.

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