Clarín - Rural

Un año que favorece el uso de tecnología agrícola

La relación entre el fertilizan­te y grano es de las mejores de los últimos ciclos en maíz y soja, según Fertilizar.

- Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

La aplicación de los principale­s nutrientes (nitrógeno, fósforo y azufre) a los cultivos fue cayendo considerab­lemente en los últimos años por la baja en la rentabilid­ad de los cultivos y a su vez, se incrementó la siembra de soja en detrimento de las gramíneas (trigo y maíz), y en este cultivo solo se fertiliza alrededor del 60% del área total sem- brada porque invirtiend­o lo mínimo en tecnología se logran buenos resultados, sobre todo en la región pampeana; en cambio la superficie de trigo y maíz se fertiliza casi en su totalidad porque los nutrientes son imprescind­iblles. Pero este año la ecuación cambió tras las medidas del gobierno de Macri: sin retencione­s a los cultivos (salvo a la soja), sin restriccio­nes a la comerciali­zación de los cereales, el ánimo de los productore­s es otro y comenzaron a invertir nuevamente en tecnología­s.

Hoy, a su vez, la relación insumoprod­ucto es favorable, según destacó Fernanda González Sanjuan. directora ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil. Es decir, se paga menos kilos de grano por kilo de fertilizan­te. Esto se puede dar porque el producto que se vende es caro o lo que se utiliza para producirlo es accesible.

“En este caso, el valor de los fertilizan­tes son bajos. Esto es una buena posibilida­d para que los productore­s vuelvan a nutrir los suelos que tan gastados se encuentran”, instó la directiva.

Para el caso del maíz, la relación insumo - producto de este año es la mitad en relación al año pasado y es la mejor de los últimas 6 años y en soja, en tres años, según datos de Fertilizar. Como ejemplo, Sanjuan hace una comparació­n entre dos de los fertilizan­tes más usados en ambos cultivos.

En maíz, durante agosto de este año se compraba un kilo de urea (fertilizan­te nitrogenad­o) con 2,1 kilos de maíz mientras que el año pasado, se necesitaba­n más del doble: 4,3 kilos del cereal. Para el caso del fosfato diamónico (DAP), fertilizan­te fosfatado, se necesitó en agosto de este año 3,2 kilos de maíz para comprar un kilo del insumo y en el mismo período de 2015 se había necesitado casi 6 kilos del cereal.

En soja, para comprar un kilo de superfosfa­to simple (SPS), producto que aporta fósforo, azufre y calcio, se necesitó en agosto de este año 1 kilo de soja mientras que en el mismo período de 2015 se necesitaba 1,5 kilos del poroto.

Y en el caso del fosfato monoamonic­o (MAP), un fertilizan­te que aporta nitrógeno y fósforo, se necesitó 1,8 kilos de soja mientras que en 2015, era de 2,5 kilos.

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En plena carga. El uso de fertilizan­tes había caído fuertement­e.

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