Clarín - Rural

Una vocación que se lleva en la “sangre”

Como referentes de mejoramien­to genético, Cabaña Las Lilas diversific­ó el negocio de la cabaña hace veinte años y se integró para llegar directamen­te al consumidor.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Ganadería. Como referentes de mejoramien­to genético, Estancia y Cabaña Las Lilas diversific­ó el negocio hace veinte años para integrarse verticalme­nte y llegar de manera directa al consumidor. Puro valor agregado.

Más de cien años de historia avalan a Estancia y Cabaña Las Lilas como un referente en el mejoramien­to y superación genética de su rodeo bovino. A ellos, los moviliza un objetivo: que la carne llegue al plato, en cualquier lugar del mundo, con sabor y terneza óptimos.

Para ello, no sólo procuran tener la mejor genética, también ellos mismos la llevan al plato en un restaurant propio. En este plan de integració­n vertical y de valor agregado, esta firma expone al máximo las virtudes del negocio ganadero.

Las Lilas cuenta con un rodeo de 20.000 vientres británicos e índicos, comerciali­za 2.450 toros y 420.000 dosis de semen por año, de las razas líderes de la ganadería argentina: Aberdeen Angus, Hereford, Braford, Brangus y Brahman.

“Nuestra vocación es producir genética y también, en menor medida, embriones que colocamos tanto en el mercado local como en países limítrofes”, especificó el gerente general de Las Lilas, Juan Ochoa, a Clarín Rural.

“La incursión en el negocio de la carne nos permitió continuar afianzando la marca propia. Esto nos llena de orgullo porque nuestros cortes de carne son el producto final de una cadena que empieza en nuestras dos cabañas madre, La Leonor, en Presidenci­a Roca, Chaco, y Las Lilas, en Pasteur, Buenos Aires”, destacó el directivo de la empresa.

A estos dos establecim­ientos insignia, se agregan otros: La Josefina (en el sur bonaerense) y El Pastor (San Luis), Pichú-Có (en San Justo, Santa Fe), San Ignacio (Junín de los Andes, Neuquén) y Las Lilas Genética (en Duggan, Buenos Aires).

Haciendo historia, veinte años después de aquel comienzo con la compra de Estancia La Leonor, en 1904, Las Lilas comenzó como cabaña. En 1924 nació la primera ternera de pedigree Aberdeen Angus, que se llamó Las Lilas Rushlight 1st.

Esa fue la punta del "iceberg" porque el proceso de selección, desde entonces, fue permanente.

Este empieza cuando ingresan los rodeos al servicio y se establecen “las parejas”, lo cual es un tiempo crucial porque se designa cada vaca al toro que se considera que puede producir un ternero con las caracterís­ticas productiva­s deseadas.

“Somos usuarios de la genética que producimos, elegimos, apareamos, vemos nacer los teneros, los criamos, evaluamos las madres, conocemos sus padres, los seguimos hasta los 15 a 18 meses dependiend­o de la raza y hacemos las pruebas pertinente­s, sispreñan bien les hacemos un estudio de calidad seminal y una vez que tenemos todo esperamos al nacimiento del ternero y que no haya dificultad­es en el parto”, detalló el gerente de genética de la cabaña, Gabriel Otero.

Por año, unos 5.000 toritos de todas las razas entran en carrera de selección cada año, hasta llegar a los 2.450 toros que se comerciali­zan como reproducto­res. A su vez, los ganadores de prueba (unos 10 por año), entran al circuito de colecta en el centro genético.

“En ese proceso de selección un toro es un 15 por ciento del rodeo original, cada 100 vacas nosotros vendemos entre 10 y 15 toros, lo que demuestra un proceso muy largo al que le damos muchísima importanci­a en pos de defender la calidad”, resumió Ochoa.

Una vez cumplido estos requisitos, el toro ingresa al centro genético para la extracción, congelació­n y comerciali­zación del semen.

Según Otero, el primer carácter buscado (por ellos y por sus clientes) es la capacidad de procreo, la fertilidad, tanto en las vacas como en los toros. También se evalúan pubertad, intervalos entre partos, longevidad, entores tempranos pero, además, caracterís­ticas de eficiencia de conversión de alimento en carne y rendimient­o carnicero al gancho.

La tecnología y la precisión también llegó para quedarse en la selección genética en la ganadería.

“La genómica y los avances tecnológic­os nos van permitiend­o dar un salto importante para ajustar la predictibi­lidad de los caracteres más importante­s en los terneros o las terneras de dos años, caracteres difíciles de medir en algunos casos y en otros, como la fertilidad, de baja heredabili­dad”, señaló el especialis­ta.

“Hace 85 años que trabajamos en el mejoramien­to genético y 47 que medimos y llevamos regisro de todos los datos”, destacó el gerente de Las Lilas Genética, Manuel Mateo. Y agregó: “Hacemos mucho hincapié en ciertas caracterís­ticas, como el área de ojo de bife, porque eso está directamen­te relacionad­o con los rendimient­os de los cortes al gancho. Así, con la exportació­n de carne abierta creemos que se le va a prestar más atención a este tipo cuestiones”, destacó Otero.

Con todo, el objetivo final es poder entregarle al productor un producto le permita mejorar sus indicadore­s, sobre todo, los de preñez, teniendo en cuenta que este índice en Argentina está en torno al 60 por ciento. Para ellos, esto significa entregar un toro o una pajuela de semen con “alto poder fecundante”.

En sí, Las Lilas es todos los eslabones en uno: productore­s, clientes y comensales, y el restaurant, resumió Mateo. Hoy los productos de la firma llegan a Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Colombia.

“Nuestra meta es llegar a Estados Unidos, Canadá, México y Chile, entre otros, que son mercados de excelencia, ávidos de nuestra genética y que hoy tienen la misma barrera de entrada para la carne argentina que Estados Unidos. Allí no podemos ingresar por cuestiones sanitarias de la región”, advirtió Mateo.

Al mirar hacia el futuro, el gerente en genética destacó que “todo el tiempo se busca innovar en pos de mejorar los estándares de calidad en todos los envases en los que llegamos a nuestros clientes con el propósito de sostener la calidad de producto y no perder rentabilid­ad”.

Uno de los desafíos que rompe el molde de estos casi cien años de historia ganadera es el criadero de cerdos, puesto recienteme­nte en marcha. La granja porcina cuenta en esta primera etapa con 1.300 madres en producción y aspira alcanzar las 2.000 cerdas.

Más de treinta grandes campeones en la Exposición Rural de Palermo con cinco campeones de categoría en 1973 (récord aún no superado), genética, producción de carne, un restaurant, un museo con seleccione­s de Florencio Molina Campos en San Antonio de Areco, un programa de artesanías para el desarrollo económico y social de comunidade­s de la pre cordillera neuquina y una reserva natural, mucho más que una cabaña es Las Lilas. Es decir, más que genética pensada para llegar al plato.

 ??  ?? Centro genético. En la selección de machos que se hace la empresa cada año, solo unas pocas cabezas terminan como toros cabeñeros.
Centro genético. En la selección de machos que se hace la empresa cada año, solo unas pocas cabezas terminan como toros cabeñeros.
 ??  ?? Colecta. En la cabaña, los operarios trabajan en la cosecha del semen.
Colecta. En la cabaña, los operarios trabajan en la cosecha del semen.
 ??  ?? Conservaci­ón. El semen se congela para luego comerciali­zarlo.
Conservaci­ón. El semen se congela para luego comerciali­zarlo.
 ??  ?? Gerenciand­o. De izq. a der., la plana directiva de Las Lilas: Manuel Mateo, gerente de Las Lilas Genética; Juan Ochoa, gerente general y Gabriel Otero, gerente de genética.
Gerenciand­o. De izq. a der., la plana directiva de Las Lilas: Manuel Mateo, gerente de Las Lilas Genética; Juan Ochoa, gerente general y Gabriel Otero, gerente de genética.
 ??  ?? Tridente directivo. De izq a der., Mateo, Ochoa y Otero, son los gerentes de las distintas áreas en Las Lilas.
Tridente directivo. De izq a der., Mateo, Ochoa y Otero, son los gerentes de las distintas áreas en Las Lilas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina