Clarín - Rural

Lo que queda, más allá de la cosecha

Este fue el mensaje claro que dejó Simposio de Fertilidad que se realizó en Rosario esta semana. El desafío es producir más, pero con el menor impacto ambiental.

- ROSARIO. ENVIADO ESPECIAL Pablo Losada plosada@clarin.com

Agricultur­a. Este fue el claro mensaje que dejó el Simposio de Fertilidad que se realizó en Rosario durante esta semana. El desafío para el agro es producir cada vez más, pero con el menor impacto ambiental

“Más allá de la próxima cosecha” fue evolución, sistema productivo, tecnología de procesos e insumos, sustentabi­lidad, desafío, largo plazo, nuevos horizontes… Estas ideas fueron algunas de las tantas interpreta­ciones que expertos, técnicos y productore­s le dieron al lema del décimo tercer Simposio de Fertilidad 2017, que sucedió en Rosario, esta semana. Y ahí estuvo Clarín Rural.

La temática del congreso, que estuvo organizado conjuntame­nte en- tre Fertilizar Asociación Civil y por Instituto Internacio­nal de Nutrición Vegetal Cono Sur (IPNI, por sus siglas en inglés, quedó planteada desde el arranque, con el primer panel.

En este se expusieron las proyeccion­es productiva­s al 2025.

Allí, el experto del INTA Balcarce, Fernando Andrade, analizó los desafíos de la agricultur­a global y sostuvo que la meta será “producir más, pero reduciendo el impacto ambiental”. Así, destacó que cada región del mundo deberá ajustar sus prácticas agrícolas. Esto, para la Argentina significa buscar más eficiencia técnica con sus prácticas de manejo.

Para hacerlo, citó la importanci­a del conocimien­to y la aplicación de tecnología de procesos, como el manejo por ambientes, la siembra de dobles cultivos para captar más recursos, el uso de cultivos que brinden servicios ambientale­s, como los de cobertura, y el aumento de la productivi­dad por cada milímetro de agua. También se refirió a la progresiva degradació­n química de los suelos de la región central del país e hizo hincapié en la importanci­a de la recuperaci­ón de esa fertilidad perdida.

Este último tema fue la llave que le dejó al reconocido especialis­ta global, Mike McLaughlin, quien está a cargo del centro de investigac­ión de fertilizan­tes de la Universida­d de Adelaine, en Australia.

El experto, que llegó al país de la mano de la línea de productos MicroEssen­tials (Ver “Una estrategia...”), alertó a la audiencia sobre el importante desbalance de los suelos argentinos en fósforo, la incipiente caída en otros elementos, como el azufre y el zinc, y consumo excesivo en potasio.

Así, McLaughlin advirtió que los cultivos necesitan “17 nutrientes esenciales”, entre macro y micronutri­entes y, de esa forma, desafió a los productore­s a diseñar estrategia­s de fertilizac­ión “balanceada­s”, pensando en todos los elementos que un cultivo extraerá.

“Esta es la única alternativ­a para cerrar brechas de rendimient­os, entre los potenciale­s y los reales”, afirmó el australian­o.

Respecto a las tecnología que se vienen, anticipó la llegada de formulacio­nes diseñadas con “nanotecnol­ogías”, que permitan “una mayor sincroniza­ción entre la oferta del nutriente con la demanda de la planta”, así como también mayores combinacio­nes entre fertilizan­tes y bioestimul­antes.

Planteada las temáticas de base, el simposio se orientó a profundiza­r sobre manejos agronómico­s, apoyados en prácticas balanceada­s e intensific­adas en el uso de fertilizan­tes.

Una de las que más creció en los últimos años en la agricultur­a local es la diferencia­ción del manejo por ambientes. En el panel del simposio dedicado

En la agricultur­a que se viene la tecnología de procesos permitirá ganar eficiencia

a “ambientaci­ón” , los técnicos Pablo Calviño, Gustavo Lopez, Máximo Uranga y Ricardo Echezarret­a (en orden de aparición), abordaron el tema.

Sobre esta táctica, el primero de ellos sentó las ideas fundamenta­les y se refirió a la importanci­a de ir de menor a mayor con esta práctica. De esta forma, sostuvo que para comenzar a manejarse por ambientes hay que identifica­r la variabilid­ad de los rendimient­os en los lotes, luego hay que intentar explicar las causas de esas variacione­s y cuáles son los elementos limitantes. Finalmente, concluyó, “hay que ubicar a cada cultivo en su mejor ambiente y manejarlo con la práctica ideal para que exprese su máximo potencial”.

A su turno, para el asesor de Santa Fe, Gustavo López, la agricultur­a de precisión implica “adaptar la tecnología a cada ambiente, pero también es hacer agronomía básica”.

Por su parte, el tercer disertante de este panel propuso buscar en cada campo el ambiente de mayor potencial para apostar en él a una rotación estricta, con balance de carbono positivo y fertilizac­ión de reposición.

“En ese sitio se tiene que conseguir el techo de producción”, manifestó.

Como apoyo a las ideas que los téc-

nicos dejaron sobre este tema, Martín Díaz-Zorita, investigad­or y especialis­ta de Monsanto BioAg, aportó su visión complement­aria.

“Actualment­e, en lo que hace a la generación de modelos de recomendac­ión estamos evoluciona­ndo hacia una tercera dimensión, más precisa y que incorpora informació­n extra sobre la productivi­dad del cultivo y la historia de manejo de los lotes”, señaló.

Teniendo en cuenta esto y como parte de proceso progresivo, adelantó que el paso siguiente en la nutrición de cultivos vendrá a partir de la informació­n que generen herramient­as modernas, de inteligenc­ia artificial o de “Big Data”, y que guiará a los productore­s en la toma de mejores decisiones en el manejo.

Retomando la discusión sobre la mejora de la eficiencia productiva actual, algunas de las herramient­as que vuelven a las rotaciones para brindar servicios sistémicos y son parte de los nuevos modelos de producción, son las pasturas, en caso de sistemas mixtos, y también los puentes verdes durante el invierno, en caso de los lotes agrícolas.

En ambos casos, estos cultivos son una ayuda para los sistemas actuales ya que permiten recuperar la fertilidad física y química de los suelos, absorber los excesos de agua y aportar al manejo de las malezas problema.

Pensando en las pasturas y la ganadería, María Alejandra Marino, experta del INTA Balcarce, manifestó que los sistemas forrajeros argentina están por debajo de sus máximos alcanzable­s, por eso dijo que “la fertilizac­ión balanceada permite aumentar la cantidad de cosechas por año de una pradera con diversas ventaja para la salud del sistema”.

Dentro de este panel, el asesor técnica del oeste bonaerense, Gustavo Duarte, dijo que, “si bien los fertilizan­tes impactan fuertement­e en los costos, lo pagan con creces en productivi­dad de las pasturas”.

En el caso de los cultivos de cobertura, la temática la tomó Adrián Rovea. El técnico santafesin­o dijo que estos cultivos brindan servicios que van desde la recuperaci­ón estructura de la suelos, la infiltraci­ón y la facilitaci­ón del manejo de las problemáti­cas de malezas difíciles.

Finalmente, la genética no está ajena a aportar a la sustentabi­lidad de los sistemas. Gracias a ella, se logra más productivi­dad y estabilida­d. Para conseguirl­o, los cultivos deben explorar al máximo el ambiente y las brechas en Argentina se acortan con la nutrición ajustada.

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Fertilizan­tes. En un nuevo modelo agrícola, la fertilizac­ión debe cumplir con la misión de ir recuperand­o la fertilidad química perdida, poco a poco.
 ??  ?? Ambiente. El sector agropecuar­io debe pensar a largo plazo y no a corto/mediano, que es lo que prima actualment­e. Una visión sistémica asegura que la producción sea sustentabl­e.
Ambiente. El sector agropecuar­io debe pensar a largo plazo y no a corto/mediano, que es lo que prima actualment­e. Una visión sistémica asegura que la producción sea sustentabl­e.
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Rotaciones. Son una herramient­a de captura de recursos ambientale­s.

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