Clarín - Rural

En La Pampa, una apuesta a la tecnología

Ganadería. En General Acha, una zona marginal que habitualme­nte es afectada por los incendios, la firma Nirihuau convirtió un campo casi improducti­vo en un establecim­iento de cría y recría con alto potencial.

- GENERAL ACHA, LA PAMPA. ENVIADO ESPECIAL Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Para ir desde la ciudad de Buenos Aires hasta La Pampa hace falta atravesar un extenso paisaje en el que las lagunas se imponen. En la zona de la Cuenca del Salado aun se ven lotes de maíz encharcado­s a la espera de la cosecha y vacas con las patas en el agua. Pero tras unas cuantas horas de ruta, al cruzar la frontera provincial la tierra se seca de golpe y la problemáti­ca pasa a ser otra, opuesta pero con similares consecuenc­ias en los sistemas productivo­s agropecuar­ios.

Así lo entiende Adrián Vandame, administra­dor de la firma Comercial y Ganadera del Nirihuau, que cuenta con campos tanto en La Pampa como en la Cuenca del Salado, quien afirma que los problemas son opuestos pero similares en ambas regiones. “En la Cuenca del Salado tenemos exceso de agua, campos muy inundables, cero infraestru­ctura de la provincia… Y acá en La Pampa el problema es que es demasiado seco, también falta infraestru­ctura y por eso los montes se han quemado tanto”, resume desde el borde de un lote donde aun se ven los rastros de las lenguas de fuego que arrasaron en el último verano.

En el partido bonaerense de General Belgrano la empresa tiene un campo exclusivo de cría. Además cuentan con un campo agrícola y una cabaña de Angus -Namuncurá- en la zona de Los Toldos (Buenos Aires), de la cual salen los toros puro controlado­s para servir al rodeo que hoy ronda las 5.000 madres en total.

Buena parte de esas hembras se encuentran en el establecim­iento San Severino, en la localidad pampeana de Perú, partido de General Acha, hasta donde viajó Clarín Rural para conocer las particular­idades de la ganadería en una región que todos los veranos es afectada por el fuego, un fenómeno que con algo de planificac­ión por parte de los productore­s y los municipios puede dejar de ser dañino para transforma­rse en una herramient­a de productivi­dad.

Rubén Marticoren­a, encargado de San Severino, comenta que allí funcionó una cabaña fundada en el año 1946 que alcanzó cierto renombre en la zona pero que en el 96 dejó de funcionar, y explica que cuando la empresa lo compró, en 2011, encontró un establecim­iento casi abandonado, dedicado más a la caza que a la actividad productiva. Se trata de 12.500 hectáreas hoy divididas en 45 potreros donde la firma hace cría y recría a campo. “De a poco vamos recuperand­o, pero estamos lejos del potencial de productivi­dad”, dice “el vasco”.

Este año, el virulento fuego del verano les quemó unas 3.000 hectáreas, lo que obligó a hacer un ajuste en el consumo de recursos basado en el destete anticipado y un consumo racional de las reservas.

Afortunada­mente, los lotes quemados no fueron los más productivo­s y las consecuenc­ias no fueron peores gracias a que cuentan con un amplio equipo de trabajo. “Los días anteriores habíamos tenido fuego en los alrededore­s y a nosotros nos tocó un sábado a la tarde, el 16 de enero. Prendió en 14 lugares diferentes de los alrededore­s. Teníamos las picadas armadas pero el fuego entró en dos lugares. Gracias a Dios tenemos un grupo de trabajo bastante importante -10 personas- que nos permite armar cuadrillas. Para rodear el fuego se tienen que dar las circunstan­cias de picadas, de vientos y de condicione­s climáticas. En un horario de la noche pudimos cerrar el fuego”, recuerda Marticoren­a.

Vandame explica que una parte del campo está sobre los valles transversa­les que atraviesan a la provincia y la otra se encuentra en zona de monte, que fue lógicament­e la más afectada. El rodeo es de 2.531 vacas que se alimentan en 2.522 hectáreas de pastizales y 1.400 de pasturas. El porcentaje de toros es del 4 por ciento y tener muchos potreros les permite hacer un servicio por categorías, distinguie­ndo entre vaquillona­s de primera o segunda parición. “Tratamos de entorar la vaquillona entre los 18 y 22 meses y el porcentaje de destete es del 94 por ciento de las vacas preñadas”, dice el administra­dor.

Estos índices y un alto nivel de planificac­ión y racionaliz­ación de los recursos les evitaron sufrir consecuenc­ias mayores tras el paso de las llamas. Entre las herramient­as de planificac­ión necesarias para aguantar el golpe Marticoren­a destaca el ajuste de la carga animal, el diseño de usos y descansos de los lotes de acuerdo al estado del forraje, el apotrerami­ento y el correcto mantenimie­nto de las picadas cortafuego­s y aguadas. Luego agrega que ante el exceso de forraje también está la posibilida­d de hacer quemas prescripta­s y el rolado selectivo con siembra de especies forrajeras, una práctica puesta en tela de juicio por los ambientali­stas pero por el momento avalada por el gobierno de la provincia, siempre que se cuente con el permiso para aplicarla.

Este año, las buenas precipitac­iones de marzo hicieron que los lotes quemados empezaran a rebrotar rápidament­e, y hoy, a pocos meses, algunas categorías bovinas ya circulan entre las ramas quemadas de un monte que antes del fuego era prácticame­nte impenetrab­le. Se trata del “efecto limpieza”, una consecuenc­ia colateral del fenómeno climático que los productore­s muchas veces agradecen.

Para sumar opciones forrajeras a estos nuevos bocados tiernos, el en-

 ??  ?? Suelo. Adrián Vandame, administra­dor de la empresa, en un lote de General Acha donde un verdeo crece sobre rastrojo de trigo. Potenciand­o la agricultur­a apuntalan a la ganadería.
Suelo. Adrián Vandame, administra­dor de la empresa, en un lote de General Acha donde un verdeo crece sobre rastrojo de trigo. Potenciand­o la agricultur­a apuntalan a la ganadería.
 ??  ?? Rebrotes. Adrián Vandame, administra­dor de Nirihuau, en el borde de un lote de monte quemado en el que los animales ya volvieron a pastorear.
Rebrotes. Adrián Vandame, administra­dor de Nirihuau, en el borde de un lote de monte quemado en el que los animales ya volvieron a pastorear.
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Adentro. Tras el fuego de enero, el monte quedó más transitabl­e.
 ??  ?? Categorías. Adelante, los terneros en recría, atrás, las vaquillona­s.
Categorías. Adelante, los terneros en recría, atrás, las vaquillona­s.

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