Clarín - Rural

Vinos: el terruño suma mucho valor agregado

Hay viñedos que ya apuestan a desarrolla­r una identidad regional para su productos de alta calidad.

- Soledad González -

Si bien el consumo de vinos en la Argentina cayó en los últimos meses, la industria vitiviníco­la busca innovar para seguir atrayendo nuevos consumidor­es y también exportar más.

Con este objetivo en la mira, llevan varios años trabajando en el desarrollo de terruños y parcelas específica­s que le den identidad al vino, con lo cual se aporta un diferencia­l al consumidor. Hoy se pueden ver en las góndolas del mundo, vinos con indicacion­es geográfica­s argentinas y vinos de parcela -single vineyards-, que atraen no solo por su varietal, sino por sus particular­idades.

Una Indicación Geográfica Reconocida (IG), según reseña la Organizaci­ón Mundial de la Vid y el Vino (OIV), es el nombre de una región o lugar, que en lo que se refiere a vinos está relacionad­o con una calidad y con una caracterís­tica del producto atribuidas al medio geográfico.

En el viejo mundo vitiviníco­la este tipo de delimitaci­ón tiene siglos, en la Argentina, en cambio, su aparición y uso es relativame­nte nuevo y sólo cuenta con 18 años de antigüedad.

De hecho, tras la sanción de la Ley 25.165 en 1999, que establecía la protección de las indicación de procedenci­a (IP) y geográfica (IG), la Argentina ha delimitado algo más de 195 IG, de las cuales unas 110 se encuentran en Mendoza, según los últimos datos del INV. Pero la delimitaci­ón es solo un paso y varias bodegas han trabajado muy fuerte en desarrolla­r investigac­iones sobre el suelo y clima de estas micro regiones para producir vinos de alta calidad.

Una de ellas es Catena Zapata. La bodega puso en marcha en 1995 el Catena Institute of Wine (CIW) con el objetivo de investigar cómo desarrolla­r vinos de alta calidad. “Nuestro foco es entender la naturaleza”, aseguró Fernando Buscema, director ejecutivo del CIW y Chief Winemaker de CARO, la bodega que Nicolás Catena tiene en sociedad con el barón Eric de Rothschild, propietari­o del reconocido Château Lafite Rothschild en Francia.

Buscema cuenta que trabajan sobre varios hilos conductore­s en la investigac­ión de su viñedo Adrianna, que se encuentra ubicado en Gualtallar­y en el Valle de Uco en Mendoza. “Nos hemos enfocado en encontrar un Premier Cru argentino; es decir, lograr un viñedo, una región, una parcela, que nos permita producir un gran vino que pueda competir con los grandes del mundo. Y en los últimos años nos hemos enfocado en el viñedo Adrianna. Allí ya tenemos 5 vinos de parcela”, destacó Buscema.

Ya sea vino hecho dentro de una IG o un single vineyard, el potencial de calidad existe y los consumidor­es pagan más por ello. “Si bien se trata de un desarrollo incipiente, hoy entendemos que el consumidor demanda vinos que sean específico­s de un lugar, más personaliz­ados y está dispuesto a pagar un diferencia­l por eso”, indicó Matías Michelini, enólogo de Passionate Wines.

Edgardo del Pópolo, gerente general de Bodega Dominio del Plata, recalcó que las investigac­iones sobre terruños en Argentina han sido hasta ahora esfuerzos individual­es. Pero el especialis­ta resaltó la producción de otras zonas, no sólo en Mendoza, que han tenido buenas repercusio­nes, como es el caso del Pedernal en San Juan. “Es un lugar es muy promisorio para el desarrollo de vinos de alta calidad”, concluyó.

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