“Con el manejo actual, las tecnologías no se están cuidando”
1- ¿Qué importancia tiene la biotecnología para la agricultura actual?
Es una herramienta importantísima porque permite hacer más rápido procesos que antes nos llevaban muchísimo más tiempo o directamente no podíamos hacer.
2- La superficie con cultivos transgénicos aumentó 110 veces en 21 años. ¿Cuáles son los mayores logros y qué está por venir?
Como mejoradora de plantas lo que más me ha llamado la atención siempre es la producción de semillas de calidad. En ese aspecto, un logro importante son los marcadores moleculares que permitieron acelerar el mejoramiento de plantas. La expansión seguirá, sin dudas, y vendrán nuevas resistencias a plagas, calidad nutricional y de forraje. Todo esto no sólo pensando en transgénicos, sino también con técnicas de edición génica.
3- ¿En qué cultivos se ha trabajado más y en cuáles menos?
El maíz, por supuesto, es el cultivo en donde se ha aplicado más tecnología aunque todavía se puede seguir teniendo lo que llamamos ganancia genética. Creo que se debería trabajar más, y se está trabajando, para mejorar la calidad de proteína en soja, un tema que preocupa y mucho en Argentina. Un cultivo que se ha desatendido es el trigo. Es difícil de mejorar porque tiene una estrecha base genética, lo atacan muchas enfermedades, pero todavía tenemos mucho para hacer.
4- ¿Considera que se están cuidando las tecnologías?
La verdad es que no. No podemos tener miles de hectáreas siempre usando el mismo producto porque la presión de selección nos va a dar más especies resistentes. Ocurre con las malezas y ocurre, y nos preocupa, lo que vaya a pasar con la tecnología Bt del maíz, ni hablar si se expande el uso en soja Intacta. Una herramienta que tenemos y no usamos son los refugios, que en Argentina tienen un cumplimiento muy bajo, menor al 20 por ciento. Pensemos que en Uruguay, donde los refugios fueron obligatorios, pero hoy no, el cumplimiento alcanza el 90 por ciento.
5- ¿Por qué piensa que ocurre esto?
Muchas veces, los productores creen que como hay poca penetración de la tecnología Bt en soja, por ejemplo, existe un refugio natural. Pero esto no sirve, hay especificidades para sembrar un refugio: fechas de siembra, la disposición y los porcentajes de superficie dentro de un mismo lote. En maíz, por ejemplo, no puede haber una planta Bt y una no Bt a más de 1.500 metros de distancia.
6- ¿Cuál es la solución?
Desde la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) estamos trabajando para ver si podemos establecer una obligatoriedad de los refugios. La industria aspira a contar con esta norma lo más pronto posible. Además, desde ASA tenemos un proyecto específico de manejo de resistencia de insectos con el INTA para lograr consenso en las recomendaciones técnicas en cuanto al manejo tanto del refugio como del Bt y hacer sinergia comunicacional.
7- ¿Por qué cree que hay tanta resistencia por parte de la sociedad a las biotecnologías?
Lo desconocido genera siempre dudas. Y como no somos expertos dejamos el análisis de la seguridad en formadores de opinión o influenciadores. Y muchas veces estos interlocutores no son los que tienen más conocimiento del tema. Por ejemplo, he escuchado a muchos cocineros que hablan de transgénicos, y no son expertos, pero su opinión es de impacto. Hay una gran distorsión de la percepción del riesgo.
8- ¿Y cómo se cambia esto?
Hay que entender que una población urbana está lejos del día a día del campo. Por otro lado, las tablas de intoxicación de los hospitales tienen muchos más afectados por productos de uso doméstico que por agroquímicos. Por eso, está en nosotros poder contarle a la gente de manera sencilla y sin ser soberbios cómo se trabaja en el campo y que los productos que se usan han cambiado muchísimo las últimas dos décadas.