Clarín - Rural

La tecnología, la base del éxito en Chaco

En Charata, la empresa familiar Golob Semillas fue de atrás hacia adelante: pasó de ser proveedora de insumos y semillas a ser productora de soja, maíz, girasol y trigo. Ahora, planean crear valor en orígen.

- CHARATA, CHACO. ENVIADO ESPECIAL Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

El noreste del país (NEA) ha sido una de las regiones que más ha crecido en los últimos años tanto en área como en productivi­dad. Dejó de ser una región marginal para convertirs­e en una zona con potencial agrícola.

Una de las claves para este crecimient­o que se viene dando es la posibilida­d de incorporar nuevas tierras dedicadas a la agricultur­a (ver

recuadro: El cambio de...). La principal limitante es el agua (llueven 700 milímetros por año en promedio) por lo que el secreto para los productore­s suscita en un mayor uso de tecnología e intensific­ación (cuando el clima lo permite), rotación de los cultivos y la planificac­ión de cada campaña en lo que refiere a la compra de insumos y la posterior comerciali­zación de los granos.

Y estas caracterís­ticas le caben per- fectamente a Golob Semillas, una empresa familiar situada en el sudoeste chaqueño, con base en Charata, que se dedica a la producción de granos y posee a su vez un acopio para sus propios granos y además, en menor medida, almacena granos de terceros y comerciali­za insumos (fitosanita­rios y fertilizan­tes).

“Buscamos llegar en algún momento a la excelencia productiva. Sembrar el mejor híbrido, en la mejor condición, darle los nutrientes y la protección necesaria y agregarle valor en nuestra zona”, sintetizó Marcelo Golob, socio gerente de la empresa a Clarín Rural.

La empresa fue fundada en 1986. Nació como proveedora de semillas pero fue creciendo y sumaron la comerciali­zación de fitosanita­rios y fertilizan­tes. Más tarde, en 2006, la compañía decidió dejar la venta de semillas y se metió de lleno a la producción de granos.

Entre propias (80%) y arrendadas

Haciendo referencia a esta última problemáti­ca , destacó que en esta zona hay serios problemas con las malezas problema, puntualmen­te borreria, gomphrena, digitaria insularis y sorgo de Alepo. Y para contrarres­tar este flagelo, utiliza la aplicación selectiva con las herramient­as que existen en el mercado (Weed it y weed seeker). “La empresa terceriza la siembra y la cosecha de los cultivos. Pero realiza las labores de pulverizac­ión. Y para esto contamos con tecnología de precisión”, detalló añadiendo que en esta zona aumentó exponencia­lmente esta tecnología.

Por otro lado, para mantener la fertilidad de los suelos, sobre todo en los que tienen más años dedicados a la agricultur­a, realiza cada dos años un análisis de suelo para determinar la cantidad de materia orgánica y de nitrato que hay disponible en el suelo porque, para Marcelo, una de las claves de la intensific­ación es devolver los nutrientes que se llevan los cultivos. “En esta época cobra mayor importanci­a esta tarea por las abundantes precipitac­iones que se han dado”, resaltó el empresario agropecuar­io.

Con este paquete tecnológíc­o, los rindes que obtiene la empresa están por encima de la media de la zona. En girasol, obtienen 2.300 kilos por hectáreas con un porcentaje alto de bonificaci­ón por materia grasa. En soja, cosechan 3.000 kilos (este año cosecharon 3.800 kilos por las abundantes lluvias), en maíz, trillan entre 7.000 a 8.000 kilos y en trigo, de 1.800 a 2.200 kilos.

En total, producen entre 38.000 a 40.000 toneladas y el objetivo es a (20%), la empresa siembra 10.000 hectáreas por campaña. Este año en particular implantará­n un 40% de girasol, 40% de soja y un 20% de maíz. Asimismo, sumarán unas 600 hectáreas de trigo. “Vamos a darle mayor importanci­a al girasol y trigo porque los perfiles de los suelos están cargados”, destacó Marcelo. “El cereal que se produce en la zona es de buen contenido de gluten para comerciali­zarlo en los molinos con un plus en el precio”, agregó.

La rotación de cultivos que realiza la empresa es girasol/soja, girasol/maíz y trigo/soja. Por ejemplo, una secuencia que plantearon en la última campaña fue sembrar girasol en agosto de 2016, luego introdujer­on soja que fue recolectad­a en abril de este año y ahora, el lote va a trigo. “La intensific­ación de los cultivos es clave en esta zona. Nos permite hacer dos cultivos en el transcurso de 10 meses. Sino, hay un período muy extenso de barbecho por lo que ese campo queda descubiert­o y en consecuenc­ia, nacen malezas y utilizan el agua disponible”, describió Marcelo.

2020 incrementa­r la cosecha a 65.000 toneladas. “El crecimient­o será principalm­ente por al auge de la producción por hectárea y no tanto por la extensión en superficie”, proyectó.

Otra de las claves la empresa es el acopio. A la producción de maíz y girasol la comerciali­zan para la exportació­n en el momento que ellos ven que es el adecuado. Y en el caso de la soja y trigo, gran parte va para exportació­n y una mínima parte, previo pago de regalía extendida y canon, guardan la semilla para uso propio. “Somos defensores de los que invierten en tecnología. No es una obligación, sino una opción y la hemos adoptado. Mejoramos los rindes y nuestra eficiencia productiva y consideram­os que es el camino. Como se compran cosechador­as, celulares o camionetas, entendemos que el productor debe ser educado y al mismo tiempo, valorar lo que le ofrecen a través de la tecnología. Hay que ser responsabl­e con el uso de las semillas”, explicó Marcelo.

La firma utiliza las híbridos de punta del mercado. En soja ya el 75% del área siembran la variedad Intacta con su respectivo refugio para cuidar la tecnología.

Por último, Marcelo adelantó los proyectos a corto plazo. La idea de la empresa y de sus socios es dar valor en origen a los productos obtenidos de la producción agropecuar­ia, para generar más puestos de trabajo en la sociedad chaqueña y así dejar de ser simples proveedore­s de tierra del sector exportador para alcanzar de la excelencia productiva de la que habló Marcelo al principio. “Pero es muy difícil sino hay infraestru­ctura necesaria: como luz, gas y cloacas”, reflexionó.

En este sentido, aseguró que el 30% del costo de producción equivale al flete a Rosario. De una soja de $3.900 por tonelada, el costo del flete es de $850 o $900 según la distancia. “Para que una tonelada de soja vaya a Santa Fe, hay que pagar 40% de ingresos brutos más el 10% de un adicional, y luego, hay que sumar el convenio de correspons­abilidad gremial, que son $50. Hay muchos impuestos, no solo el flete”, sostuvo. Los rindes de indiferenc­ia para la empresa en girasol es de 1.300 kilos por hectárea, en trigo es de 1.620 kilos, en maíz resulta 4.000 kilos y en soja, 1.800 kilos.

Según narró, en el centro- oeste de Chaco se encuentran todas las empresas agroexport­adoras con la figura de acopio. “Esto habla del fuerte que es la provincia pero necesitamo­s que el gobierno interfiera para que exijan para que den valor en orígen y no que lo lleven como grano al puerto”, sostuvo.

Con tecnología e intensific­ación, la empresa Golob Semillas busca seguir creciendo en producción de granos y buscando darle valor agregado, una materia pendiente aun.

El objetivo a corto plazo es darle valor agregado a la materia prima

 ??  ?? Sojita. Marcelo Golob, socio gerente de la firma, en un lote de soja a punto de cosecharse. El rinde promedio de este año fue de 3.800 kilos por hectárea apuntalado por las lluvias.
Sojita. Marcelo Golob, socio gerente de la firma, en un lote de soja a punto de cosecharse. El rinde promedio de este año fue de 3.800 kilos por hectárea apuntalado por las lluvias.
 ??  ?? Almacenami­ento. Marcelo Golob, socio gerente de la empresa, en el acopio que tiene la empresa en Charata. Buscan certificar con Normas Iso.
Almacenami­ento. Marcelo Golob, socio gerente de la empresa, en el acopio que tiene la empresa en Charata. Buscan certificar con Normas Iso.
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Diferencia. Las dos espigas más grandes (izq.) son de suelos nuevos.
 ??  ?? Soja. La compañía obtuvo un rinde de 3.800 kilos por hectárea en esta campaña, ayudado por las lluvias.
Soja. La compañía obtuvo un rinde de 3.800 kilos por hectárea en esta campaña, ayudado por las lluvias.
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Trigo. Este año sembraron 600 hectáreas con el cereal por la cantidad de agua en el perfil del suelo.

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