La sanidad y el desafío de adaptarse
Clarín Rural participó del décimo tercer Encuentro de Monitoreo en Córdoba. Aquí se reafirmó la importancia de las decisiones estratégicas para el manejo agrícola y la sustentabilidad del sistema.
El manejo agrícola siempre genera nuevos desafíos y la protección vegetal es una de las materias que implica muchos retos técnicos.
Su importancia quedó demostrada una vez más, esta semana, en el décimo tercer “Encuentro Nacional de Monitoreo y Control de Plagas, Malezas y Enfermedades”, que se hizo en la capital cordobesa. Allí, un nutrido grupo de productores, técnicos y especialistas de diferentes temáticas intercambiaron conocimiento e información clave.
Los anfitriones de la doble jornada fueron los expertos Daniel Igarzábal y Roberto Peralta, de Halcón Monitoreos, junto a compañías fabricantes de productos químicos como también empresas de maquinaria agrícola.
“El interés crece cada año que hacemos este encuentro porque los cambios son constantes y surgen problemáticas que salen de lo común. Si en una campaña la ‘vedette’ son las malezas, en la otra son las plagas y en otra las enfermedades. Eso activa la necesidad de información y capacitación permanente”, reconoció Igarzábal, en diálogo con Clarín Rural. Al respecto agregó que, en esta oportunidad y según los registros del Encuentro, llamó mucho la atención que el 95 por ciento de los asistentes, estimados en 1.600 personas, fueron asesores técnicos.
Una recorrida por las charlas plenarias y los talleres dejó un mensaje claro: el monitoreo sigue siendo un pilar de la planificación y la ejecución del manejo agrícola.
Al respecto, Igarzábal afirmó que por falta de seguimiento se siguen haciendo controles químicos innecesarios y se hacen tratamiento químicos preventivos. Este tipo de prácticas restan económica y sustentablemente. Y explicó: “Todo aquel gasto que se hace en problemas que no están diagnosticado es inversión que no se hace en otras cuestiones. Eso quedó claro en los últimos años cuando se gastó en el tratamiento para el control de plagas y no se invertía lo necesario para el manejo de malezas, pensando en que las malas hierbas eran tolerantes o resistentes. Así se está perdiendo rentabilidad, además de presionar sobre el ambiente y sistema con insecticidas”.
De esta forma se refirió a uno de los temas que se tocó en las plenarias: los cultivos de cobertura. Así, el experto planteó la importancia de esta práctica para el manejo de las malezas y a la cual se pudo haber llegado de manera anticipada, si las inversiones se plantean de manera estratégica. “Este tipo de cuestiones son clave y hacen al acomodamiento de la agricultura”, sostuvo el experto.
Estas ideas vinculadas a la sustentabilidad de los sistemas también tuvieron un espacio destacado dentro del encuentro.
Según Peralta, “la idea es proponer tecnologías para hacer más rentables las explotaciones, pero a la vez con el menor impacto posible en el ambiente. Es mucho todavía lo que hay que hacer en el tema. Si uno pregunta, no hay productor que diga que no quiere ser sustentable; pero la sustentabilidad no se termina en su lote y en su campo, sino que es mucho más importante e incluye finalmente a todo el sector y a todo el país. Es una discusión mucho más profunda”.
Respecto a este tema, el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba aprovechó el contexto y brindó una charla para los productores interesados en lograr la certificación en Buenas Prácticas Agrícolas. Incluso los asistentes pudieron sumar las horas de asistencia a los talleres y cursos del Encuentro para acreditarla y acceder a esta certificación.
Según Igarzábal, la importancia de leyes que legislen en torno a buenas prácticas agrícolas es un tema que
ocupa muchas de sus charlas con las autoridades provinciales.
“Con la existencia de un marco normativo que direccione las cuestiones vinculadas al manejo sanitario podemos mejorar la productividad y el respeto por el ambiente. Hoy por hoy, hay un movimiento de buenas prácticas en muchas provincias y eso es muy promisorio porque la legislación permitirá que se premie al agricultor que cuida el ambiente”, destacó Igarzábal.
Así como ningún productor niegue la importancia de la sustentabilidad, tampoco ningún productor argentino se niega a la incorporación tecnologías.
“El tema es buscar más eficiencia. Pero el monitoreo a campo siempre será una cuestión humana y los avances tecnológicos no deben competir con el seguimiento porque la tecnología aporta parámetros o brinda índices para tomar decisiones, en cambio, la tarea de campo y el recorrido son inevitables porque las herramientas tecnológicas no llegan a captar toda la realidad como, por ejemplo, la cantidad de trips que pueden estar parasitando a una planta”, señaló Igarzábal, respecto al futuro del agro.
Finalmente, concluyeron ambos expertos y destacaron la localía de la práctica de hacer monitoreos.
“No es común en países de grandes extensiones, como Brasil o los Estados Unidos. Sin dudas somos líderes en esta temática, no por la propuesta en sí sino por hacer efectivo el monitoreo en cultivos como soja, maíz o trigo”, dijeron.
Y complementaron su opinión con un dato muy importante: “La mitad de la superficie de soja del país es monitoreada directa o indirectamente, es decir casi 10 millones de hectáreas”.