Con la mirada puesta en Palermo
Un grupo de productores que lleva animales a la expo dialogó con Clarín Rural sobre los desafíos de lograr genética de elite, un negocio con mucho potencial.
Ganadería. Un grupo de cabañeros que lleva animales a la expo dialogó con Clarín Rural sobre los desafío de lograr genética de elite, un negocio de mucho potencial a partir de la mejor perspectiva para la ganadería.
Para algunos productores ganaderos se acerca el momento de un tradicional evento en el año. Otros, descuentan los días con ansiedad para mostrar el trabajo intenso de los últimos meses, pero la inversión de muchos años. Ya comenzó la cuenta regresiva para La Rural de Palermo.
Clarín Rural aprovechó la oportunidad para dialogar con tres cabañeros de distintas zonas del país que traen sus mejores exponentes a la exposición. Ellos contaron sus expectativas, dieron detalles de los últimos preparativos y hablaron del estado de este agronegocio, que es vender genética de calidad.
En plena cuenca del Salado, precisamente en la localidad de Saladillo, Manolo Gaucho ya es un habitué de la muestra de Palermo exponiendo todas las cualidades de la raza Limangus. “Desde el 2006 que asistimos a la feria, que es una vidriera donde uno expone el máximo potencial de la raza. Estos animales no se encuentran en cualquier campo”, destaca Gonzalo Villegas, titular de la firma.
La empresa se enfoca en la agricultura y la ganadería. En esta última actividad, integra la cría, la invernada y la cabaña. Y este año llevarán a la tradicional pista seis animales: tres toros, una vaquillona, un ternero y una ternera. “Primero identificamos a los animales que resaltan del plantel (puro pedigree). Para esta selección en particular, elegimos 15 animales. Luego, se les da de comer. Se los amansa y se les pone un bozal”, describe Villegas sobre cómo es la elección de los animales. Y continua: “Pasado un mes y medio, ahí se seleccionan hasta que quedan los que más nos gustan para competir. Se apartan individualmente en corrales, los alimentamos a base de silo de maíz que se le agrega soja, maíz entero o partido y un núcleo vitamínico mineral. Le suministramos esta ración dos veces por día para que aumente hasta dos kilos o más por día”, detalla.
Asimismo, agrega que a los seleccionados se los baña, se les corta el pelo y se los enseña a caminar. “Cinco meses previos a la exposición hay dos personas abocados a este tipo de trabajo”, remarcó.
En cuanto a la demanda de la genética Limangus, el empresario agropecuario detalla que se busca principalmente agrandar el cuarto trasero ya que son los cortes de mayor valor. “Se adapta perfectamente al modelo de producción a corral que ahora se usa porque tiene un chorro de sangre continental que engrasa menos”, indicó.
Hacia el sur de la provincia de Santa Fe, en la localidad de Teodelina, la cabaña “14 de Abril”, llevará a la exposición rural cuatro animales Angus negros: una vaca y una vaquillona preñadas, y dos terneras.
“Estamos con la ansiedad típica de los días previos a Palermo. Allí se presenta el banco genético argentino, donde todos los que hacemos genética de elite queremos que los animales lleguen óptimos”, dice Mariano de Bary, uno de los directivos de la firma, quien detalla que ésta será la cuatro presentación en la feria.
Ahora, agrega, en la cabaña estamos con etapa de adaptación de los animales a lo que serán más de diez días encerrados en un galpón y con otras condiciones de alimentación y bebida.
La firma de la cabaña, Teodelina SA l a cual forma parte del grupo CREA Santa Isabel, es una empresa mixta: 70% agrícola y el resto ganadera.
En lo que hace a la ganadería manejan un rodeo de 1.500 animales, de los cuales hay 50 de pedigree.
“La mejora genética de estos últimos es la que luego se transfiere al resto del rodeo, por medio de distintas tecnologías”, detalla de Bary.
Respecto a los matices de este agronegocio, el directivo cuenta que el objetivo es seguir recopilando información de todos los procesos y potenciarlos. En este sentido, explica que hacen mediciones de los DEP’s de todo el rodeo; también miden la conversión en carne de los novillos, según sus padres y las distintas líneas genéticas, y luego se exige romaneo a la planta frigorífica para identificar la calidad del animal (rendimiento de la res y calidad de carne). Por otra par-
te, también aclara que quieren formar una empresa 50/50 agrícola/ganadera y darle valor agregado al producto final.
“Para nosotros, las mediciones y los datos estadísticos son lo más importante. Estamos documentando un montón de parámetros, para luego analizarlos. Además, queremos continuar con la trazabilidad de los novillos a la salida del campo. Todo esto hace que el vendedor tenga la información exacta sobre qué se faenó y con qué calidad ”, afirma de Bary.
Para este manejo puntilloso del pedigree, la tecnología tiene un papel fundamental.
“La tecnología es lo que está ayudando a que se empareje todo. Hoy puedo adquirir un embrión a bajo costo y conseguir la calidad de cualquier gran cabaña”, dice de Bary, a lo que agrega que para él el “norte” es la inseminación “in vitro”.
“Cuando estás convecido de la mejor combinación parental (la misma madre y el padre), con la inseminación ‘in vitro’ podes multiplicarlo varias veces en tu rodeo”, adelanta.
Finalmente, de Bary se refiere al negocio. “Mientras el producto final tenga el revuelo que está teniendo, con la intención de faenar novillos más pesado, la apertura de nuevos mercados, la firma de más convenios con otros países dentro de la cuota Hilton, también la cuota Feedlot...son todos avances que hacen a que el banco genético se potencie más. Asimismo, los mercados internacionales exigen más datos y más transparencia, con lo cual todos aquellos que volcamos toda la información de nuestros animales, valorizamos más nuestro producto”, concluye.
El norte argentino también tiene una destacada participación en la exposición porteña.
Fernando Fortuny, que es presidente de la Asociación Braford, este año, trae a Palermo siete exponentes brangus de su cabaña “Los Reales”, del departamento de Anta, en Salta.
“Para nosotros, la participación es una oportunidad muy importante para mostrar lo producido por la cabaña, a la vez que validar y compararse en lo referido en la inversión en genética”, reconoce Fortuny.
Este negocio de la venta de pedigree implica reajustes constantes y una clara lectura del negocio ganadero. Fortuny lo define de esta forma: “Queremos ofrecer la mejor genética, adaptada para la región en la que estamos, que tiene muchas presión de las adversidades sanitarias, a la vez que es una zona con clima severo. Además, trabajamos en esta dirección porque en Argentina, al igual que ya sucedió en otros países, la cría bovina está llegando a las zonas sin aptitud productiva”, sostiene.
El también coincide en el peso de la tecnología para este agronegocio.
“Si bien hay algunas experiencias de clonación, todavía no se generalizó la práctica. Pero es algo que ya se logró. Deberían bajar los costos para que la práctica se generalice, pero es una técnica totalmente viable. Hasta ahora, fue un gran avance para nosotros la fecundación in vitro”, resume sobre el presente y el futuro.
Finalmente, el cabañero habla del negocio y manifiesta que, “el productor ve que hay un contexto de estabilidad y previsibilidad que le permite proyectarse. Hay una demanda de inversión en genética porque el ganadero sabe que un toro con genética dará mejores terneros, que se recriarán más rápidamente, de mayor kilaje y estarán mejor pagos. Por eso, la demanda de genética va a seguir creciendo. Así también me proyecto: duplicando la cantidad de reproductores, siendo más eficiente y estando a la vanguardia en lo que hace en avances en genética”, cierra Fortuny.