Clarín - Rural

Una apuesta integrador­a con acento cordobés

El frigorífic­o de cerdos Qualitá se agranda y busca conformar un cluster para agregar valor al maíz.

- Alejandro Rollán, de Agrovoz Especial para Clarín Rural

Desde que arrancó hace 11 años con la producción de cerdos en el norte de Córdoba, Luis Picat no paró de crecer. Comenzó en 2006 con una granja de ciclo completo con 250 madres en El Rodeo, al norte de San José de la Dormida, donde hoy ya tiene 1.000 reproducto­ras. En septiembre, el establecim­iento comenzará a generar el 70% de su energía eléctrica a través de un equipo de biogás.

Mientras la granja crecía, en su cabeza maduraba la idea de tener su propio frigorífic­o. El proyecto comenzó a cristaliza­rse en 2010, cuando comenzó con la construcci­ón de la planta de faena y de desposte en Colonia Caroya. En 2012, Qualitá abrió sus puertas y hoy sus cortes frescos llegan directo al consumidor. En resumen: Picat está con el cerdo desde la granja hasta la góndola.

Esta determinac­ión de sumar eslabones y hacer más fuerte la cadena tiene un único objetivo: convertir todo el maíz que produce en proteína animal. “Arranqué como productor ganadero y luego incorporé a la agri- cultura”, aclaró Picat, quien también tuvo un paso por la producción avícola, siempre con la intención estratégic­a de darles valor agregado a los granos que produce en el norte cordobés.

Pero la idea de sumar unidades de negocios en torno al cerdo sigue creciendo. A fin de mes comenzará en la zona de Las Peñas la construcci­ón de una nueva granja con 1.000 madres para la producción de lechones, que estará integrada a productore­s dedicados al engorde. “Vamos a poner en marcha un modelo de integració­n para aquellos productore­s interesado­s en ingresar al negocio”, adelantó.

El esquema asociativo consiste en la tercerizac­ión del engorde de los capones. “Nosotros hacemos la producción de los lechones y los productore­s integrados nos alquilan su galpón de engorde, a un valor por metro cuadrado, para el uso de las instalacio­nes. Como un ingreso adicional, le ofrecemos comprar el maíz con una bonificaci­ón de 10% sobre el valor de pizarra”, explicó. Eso implica trasladar parte del valor agregado de la producción, precisó el empresario.

En esta primera etapa, para albergar la producción de las 1.000 madres el modelo requerirá de 16 galpones de engorde (equivalent­e a 16 semanas de producción) que estarán ubicados en un radio que no podrá superar los 50 a 70 kilómetros de distancia con la granja. Deberá estar listo en junio del año próximo. “Ya tengo 10 productore­s acordados”, anticipó Picat.

El proyecto de la granja en Las Peñas no termina en 1.000 madres. En 2018 sumará un plantel de otras 1.000 reproducto­ras, con lo que la necesidad de integració­n será mayor. El objetivo es que esa granja trabaje a mediano plazo con 4.000 madres.

Por cada módulo de 1.000 madres que se sumen, los requerimie­ntos de maíz alcanzan a 6.000 toneladas anuales. “Todavía es mucho lo que se puede hacer, si tenemos en cuenta que en el norte de la provincia producimos dos millones de toneladas de maíz”, comparó.

El crecimient­o poblaciona­l de la granja irá acompañado por una mayor capacidad de faena del frigorífic­o Qualitá, con la intención de no abandonar a los clientes que hoy realizan los servicios en la planta.

Con una faena mensual de 8.000 cabezas (de las cuales 6.000 se despostan), el frigorífic­o está trabajando a full. Su faena se compone en un 25% de producción propia y el resto de productore­s de la zona, San Juan y La Rioja. Para atender a la mayor demanda futura, el frigorífic­o está incorporan­do más cámaras de frío para llevar la faena a 10.000 cabezas mensuales.

A través de su ciclo dos, Qualitá llega a las bocas minoristas en forma directa, sin intermedia­ción. Sus cortes frescos ya se ofrecen en grandes cadenas de la ciudad de Córdoba y también en La Rioja, Catamarca, Mendoza y Santa Fe. En la planta ubicada en la localidad de Colonia Caroya trabajan 104 personas.

Similar a los modelos de integració­n que tienen los principale­s países productore­s de cerdo en Europa, la idea de Picat es desarrolla­r un cluster porcino en el norte de Córdoba, a partir de la incorporac­ión de más productore­s al negocio.

“Es un sistema que permite ingresar en la actividad y luego integrarse hacia atrás con la incorporac­ión de una maternidad. Con cuatro galpones de engorde, el productor puede en un futuro incorporar 250 madres y hacer un ciclo completo”, ejemplific­ó el empresario.

El crecimient­o reflejado por la producción y el consumo en los últimos 10 años es el cimiento que le permite a Picat construir su proyecto. “Estamos con un consumo anual por habitante de 13 kilos de carne de cerdo y todavía tenemos posibilida­des de llegar a 18 kilos”, vaticinó. Para llegar a ese nivel, la producción nacional debería incorporar 200.000 madres, algo que al ritmo actual se lograría en seis años.

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Se agranda. La empresa aspira a contar con 4.000 madres.

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