Clarín - Rural

Un grupo de expertos argentinos, en Francia

Una delegación nacional visitó la cuna del trigo para comparar manejo y ver las innovacion­es..

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Por el cambio climático, se intenta adaptar la genética del cultivo Los franceses salieron de un modelo simplista y ahora analizan alternativ­as

Exigidos por la demanda de ser más sustentabl­es, empresas y productore­s europeos están focalizado­s en la eficiencia como herramient­a para reducir el impacto ambiental.

Semanas atrás un grupo de productore­s, referentes de empresas y técnicos argentinos, viajaron a distintas regiones productiva­s de Francia, visitaron empresas y exposicion­es, justo allí, en la cuna del trigo.

Clarín Rural entrevistó a algunos de los referentes que participar­on del viaje.

“He vivido los últimos 30 años de la agricultur­a europea y si bien desde el punto de vista económico las restriccio­nes surgen como una complicaci­ón, lo que vemos es que hay mucha innovación, y eso siempre es bueno”, apuntó el consultor referente del Grupo CREA Mar y Sierras, Jorge González Montaner.

Como contrapart­ida, agregó que año tras año van apareciend­o más restriccio­nes ambientale­s y todos los proyectos están encaminado­s hacia la reducción en el uso de insumos, lo que va acotando los caminos para elevar los potenciale­s de rendimient­o.

Justamente, sostuvo que el trigo, que venía aumentando el rinde un quintal por año hasta los 90 se ha frenado actualment­e. Allí y ahora, la atención está puesta en el cambio climático. En este contexto, se está tratando de reencausar la genética defensiva con un ambicioso proyecto público-privado que trabaja para relanzar los beneficios que provienen de la genética para eso fueron a buscar la diversidad de los padres originales del trigo.

Respecto a este camino de búsqueda constante de eficiencia que tiene la agricultur­a francesa, el investigad­or Martín Díaz Zorita, remarcó la propuesta de “diversific­ación, no sólo en la rotación de cultivos sino también en distintas actividade­s económicas”. Además, ponderó la “nutrición integral que considera los aportes complement­arios del suelo y una fertilizac­ión estratégic­a que evita la exposición de nutrientes a factores que atenten contra su eficiente captación por las plantas”.

González Montaner destacó la salida de un modelo simplista y unidirecci­onal que sucedió en el agro francés para empezar a discutir alternativ­as. Ante las limitacion­es para usar nitrógeno, por ejemplo, “proponen leer la dinámica de la biología de los suelos para conocer cuáles les están dando un servicio, así toman una parte de la flora para agrandar la población de los más eficientes y que el aporte químico se logre incrementa­ndo la población de microorgan­ismos en la rizósfera”.

Algo similar se está haciendo en Argentina para el estudio de la biología del suelo con el Proyecto Biospas, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Para Díaz Zorita, “la toma de decisiones de sistema combina el cuidado de la oferta de nutrientes de largo plazo, principalm­ente fósforo, con la corrección estratégic­a localizada para lograr un rápido crecimient­o de los cultivos y, con éste, un abundante desarrollo de raíces que permita aprovechar estas reservas de nutrientes con alta eficiencia”.

Para lograrlo, además, de considerar la localizaci­ón de los fertilizan­tes próximos a las raíces, “se selecciona­n fuentes con varios nutrientes en su composició­n y formulacio­nes que muestran adecuados aportes para lograr este rápido crecimient­o inicial de las plantas con bajo riesgo de daño por contacto directo con las semillas”.

En este contexto, el productor y consultor Gustavo Duarte, destacó que, “en la medida que se entienda que los microgranu­lados pueden ser un aporte en este camino de multinutri­entes el impacto sobre los cultivos en pos de ser más eficientes, tanto en el lote como en logística, puede ser mayor”.

González Montaner señaló que “los microgranu­lados forman parte de la agricultur­a que viene, donde la eficiencia es la madre del sistema”. Y agregó: “Sería interesant­e ahora que lo tenemos en Argentina ir viendo qué le podemos agregar para encontrar trucos, por ejemplo, usar Microstar con zinc al lado y mejorar la calidad de aplicación”.

En Europa y en el mundo, el uso de productos biológicos para la producción agrícola y sus combinacio­nes con químicos desvela a la industria y la extensión a campo.

“El uso no sólo se ve como elementos complement­arios de manejo de plagas y enfermedad­es con agentes de biocontrol, sino también mejorando el crecimient­o y producción de cultivos al mejorar su estado nutriciona­l”, explicó Díaz Zorita.

Los sensores y la robótica aplicados a una fertilizac­ión variable, al control de malezas y a los métodos de diagnóstic­o, también están empezando a tallar seriamente.

González Montaner recuerda que en 1987 trabajó en el diagnóstic­o a partir del jugo de la base del tallo y, treinta años después, los cultivos se monitorean satelitalm­ente.

“El 20% del área de trigo en Francia se sigue con el proyecto Farm Star, que relaciona el índice de masa foliar y la clorofila en la planta para identifica­r si el cultivo está estraesado. Esa informació­n se envía al productor, quien evalúa la necesidad o no de aporte de nitrógeno”, resumió.

Vinculando esta realidad con la Argentina, Duarte consideró que tranqueras adentro los desafíos locales pasan por “conocer más la heterogene­idad y resolver según las necesidade­s de cada ambiente” y en los escritorio­s desarrolla­r protocolos de gestión ambiental para evitar residuos que limiten los mercados a los que podemos exportar”, así como explotar mejor el potencial de valor agregado”.

Por su parte, Díaz Zorita retomó el tema de la nutrición integral, no sólo por considerar el aporte de más de un nutriente, “sino por el valor de integrar decisiones de nutrición estratégic­a que permitan una mayor eficiencia de nutrición a partir de las reservas del suelo o de la fertilizac­ión complement­aria de los cultivos”.

Asimismo, González Montaner, afirmó que Argentina está trabajando en investigac­ión a la par de institutos franceses en casi todos los temas, evaluando las mismas fuentes, usando los mismos sensores, hasta consideró que está más adelantada en ciertos aspectos. “La tecnología va generando soluciones nuevas a gran velocidad y la idea es estar siempre ahí”, concluyó González Montaner.

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A campo. Francia es líder global en trigo, pero los rindes se estancaron.
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En su salsa. Los especialis­tas argentinos disfrutan, en la cuna del trigo.

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