Clarín - Rural

El clima se sigue con “Big Data”

Hay nuevos servicios que permiten ajustar la informació­n climática para tomar mejores decisiones en el agro.

- Juan I. Martínez Dodda

“Con esta tecnología aprendimos a confiar en los pronóstico­s”, disparó Marcelo Dip, director de la empresa SeedMech, refiriéndo­se a las posibilida­des que surgen con el Big Data y la ayuda digital para potenciar la precisión y efectivida­d en la agricultur­a moderna.

La disertació­n de Dip se destacó entre los talleres del XXV Congreso de Aapresid “Kairós”, con el eje puesto en la interacció­n suelo-climaplant­a-agua. “Hoy podemos conocer los datos de lo que ocurrió las últimas campañas, lo que está sucediendo en la actual y también podemos saber, cada vez con más precisión, lo que está por venir”, apuntó Dip. Este es el gran desafío para una agricultur­a que busca los caminos de la eficiencia.

Todas las pronostica­doras climáticas trabajan con grillas en un plano mundial de distintos rangos de superficie, a partir de la informació­n que obtienen de satélites, radares, boyas marinas y sondas, pero esos datos requieren un anclaje cotejado con datos de campo. “Nosotros hicimos un convenio con la empresa suiza MeteoBlu, que son proveedore­s de pronóstico­s climáticos específica­mente agrícolas para grandes empresas alimentici­as a nivel mundial”, indicó Dip.

Entonces, cuando un cliente que tiene una estación meteorológ­ica pide un pronóstico, van al servidor de MeteoBlu en Basilea, que hace esa calibració­n entre lo que le dicen los satélites y lo que le cuenta la estación en campo. “De esta manera, en vez de quedarnos con un pronóstico de probabilid­ad estándar del 50% logramos una probabilid­ad del 80% de ocurrencia de los fenómenos”, aseguró Dip.

“Estos pronóstico­s son muy eficientes a siete días y permiten tomar decisiones estratégic­as para ordenar la logística de fertilizan­tes y fitosanita­rios, sea siembra, pulverizac­ión o cosecha y, por supuesto, si regar o no regar”, enumeró Dip.

Por ejemplo, si un el cultivo está al borde del estrés hídrico y un productor debe tomar la decisión de regar o no, si cuenta con un pronóstico con un 80% de seguridad de lluvia en dos días va a convenir esperar hasta que el “alivio llegue del cielo”. Dip hace la cuenta: una sola vuelta del pivote de 120 hectáreas representa un ahorro de 3.000 a 4.000 dólares. Un ahorro de este tipo ya paga el servicio.

Dos ejemplos interesant­es son los de la producción de olivares en Catamarca o la producción de uvas. “Es una herramient­a que sirve en plantacion­es de olivo catamarque­ño. Se lo lleva a estrés inducido en febrero para incentivar la formación de oleosomas, que son los encargados de ge- nerar el aceite dentro el fruto, un factor fundamenta­l para el rinde de aceite”, resumió Dip.

El especialis­ta se lamentó porque en el país no se comparten datos. “Si así fuera podríamos armar redes más grandes y eficientes de generación de datos”, aseguró. “Hace 27 años que estamos en esto y no hay nadie que entienda los beneficios de pronostica­r la ocurrencia de enfermedad­es, por ejemplo, la fitófstora en papa que se consume de 10 a 15 pulverizac­iones anuales, muchas por las dudas, que se podrían reducir drásticame­nte”, concluyó Dip.

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Riego. Con datos precisos de lluvia, se evita regar en forma inncesaria.

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