La sanidad del trigo, en primer plano
La acción fungicida se inicia con el monitoreo y sigue con la elección del producto, sostienen desde Adama.
El aumento de las precipitaciones por el cambio climático está incrementando las enfermedades que afectan a los lotes de trigo y también a los de cebada. Lo mismo sucede con las inundaciones, que son más frecuentes en las regiones trigueras y que también generan estrés en el cultivo y estimulan la aparición de las patologías relacionadas con los hongos.
“Es importante conocer los períodos críticos de cada cultivo y saber qué impacto tiene en cada uno de ellos sobre los componentes del rendimiento y la calidad de los granos obtenidos”, advirtió el ingeniero Daniel Miralles, especialista de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) e investigador del Conicet.
El experto sostuvo que, en muchas regiones, la abundancia de agua caída, sobre todo en los últimos meses, cambió la altura de las napas. Sus efectos son mucho más nocivos en los momentos previos a la antesis (floración), ya que afectan al número de granos por unidad de área, que es el más importante de los componentes del rendimiento.
Para reducir el estrés en el cultivo, el enfoque basado exclusivamente en el control de enfermedades resulta insuficiente, por lo que se hace necesario pensar en la salud integral de la planta.
Sobre este tema, el ingeniero Albano Aranguren, gerente de Desarrollo Técnico de Mercado de Adama, quien recorre habitualmente la región pampeana, contó que en los primeros estadíos la situación de los lotes con roya amarilla y manchas lleva a que el productor realice una primera intervención al inicio de la encañazón y ahora, con muchos trigos ya espigando, deban volver a entrar para mantener un nivel de enfermedades por debajo del umbral de daño.
Debido a este escenario, el especialista recomendó el uso de fungicidas que disminuyen el estrés oxidativo de la planta, y citó al producto Acadia Bio.
“Este fungicida controla muy bien enfermedades, pero también tiene la característica de reducir el impacto del estrés, aportando un plus de rendimiento, en promedio, de 3% en trigo y maíz, y 4% en soja, comparado con las mezclas de estrobirulinas y triazoles disponibles en el mercado”, afirmó Vicente Banchio, responsable de Desarrollo Técnico de Mercado para Córdoba de la firma.
“El producto cuenta con una tecnología exclusiva, llamada Active Bio, que reduce la tasa de muerte celular y genera menos estrés y más rendimiento, al aumentar la actividad de las enzimas antioxidantes, que evitan la senescencia prematura del cultivo”, concluyó.