Clarín - Rural

Legumbres, para potenciar el negocio

La empresa cordobesa Cono Agropecuar­ia produce una gran diversidad de granos tradiciona­les y especialid­ades. Con el garbanzo como el cultivo estrella, las rotaciones agregan valor y sustentabi­lidad.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

El negocio agropecuar­io actual se fortalece y apalanca con rotaciones, valor agregado y gestión. Las tres caracterís­ticas las detenta Cono S.A., una empresa que produce, embolsa y exporta chía, garbanzo y poroto mung y supo profesiona­lizarse con certificac­iones y la conversión “de una empresa familiar a una empresa de familia”.

Fundada en 1979, Cono es una firma agroindust­rial de segunda generación de raíces suizas con su casa matriz en Córdoba (también producen en Santiago del Estero).

“Todo empezó, en realidad, con una empresa química, después se compró un campo para ganadería, más tarde se empezó con los materias priras, luego con las especialid­ades y después se construyó la planta y logramos exportar”, relató a Clarín Rural el CEO de Cono S.A., Pablo Marziotte. Y agregó: “Siempre nos caracteriz­ó la innovación, hoy buscamos eficiencia a campo pero más que nada nos focalizamo­s en la actividad comercial, empezando a trabajar en trading, expandiénd­onos a otros países e incorporan­do sistemas de gestión administra­tiva”.

Actualment­e, siembran unas 17.000 hectáreas con un esquema de rotaciones basado en soja, maíz, trigo y girasol pero también garbanzo, poroto mung, chía y maíz pisingallo.

“Los primeros trabajos con especialid­ades se hicieron hace algo más de diez años con pequeños pedazos de lotes, hoy con 15.000 toneladas producidas en 6.000 hectáreas (entre propias y de terceros) somos los segundos exportador­es de garbanzo de Argentina”, relató Marziotte. De poroto mung siembran unas 1.500 hectáreas y de chía, 600.

“Es cierto que las especialid­ades surgieron como una necesidad de diversific­ar los negocios, a raíz de lo que se vivió con la comerciali­zación de commoditie­s la última década, pero también lo hicimos porque somos innovadore­s y sabíamos que con la diversific­ación íbamos a ser más sustentabl­es y eficientes”, apuntó el CEO de Cono S.A..

Las especialid­ades le han permitido a Cono tener cultivos de invierno, sobre todo con garbanzo que logra mejor resultado y margen que el trigo. Hay que estar atentos porque deja menos cobertura que el trigo, por eso están haciendo maíz de segunda para tratar de compensar esa caída en la materia orgánica disponible.

El poroto mung, en tanto, tiene la ventaja de que se siembra más tarde que la soja, en enero. “Nos ayuda muchas veces cuando tenemos el plan de siembra de soja y no se puede concretar por exceso o falta de lluvias”, contó Marziotte. Los 1.500 kilos por hectárea que se salen a buscar representa­n la mitad de lo que se busca en soja. Sin embargo, sin retencione­s y

Con 6.000 hectáreas, la firma es la segunda exportador­a de garbanzo del país

con devolución de exportacio­nes (porque se exporta directo) cada grano termina valiendo mucho más.

En cuanto a la rentabilid­ad, Marziotte es claro: “Entre el 70 y 75% de la superficie que sembramos es maíz o soja y el resto especialid­ades, pero cuando mirás todo el negocio y vas a la facturació­n es mitad y mitad”.

“Desde el punto de vista de la comerciali­zación, el negocio de las especialid­ades es muy físico, muy diferente al de los granos tradiciona­les, y los cambios en la oferta y la demanda se hacen sentir mucho en los precios”, explicó Marziotte. Y ejemplific­ó: “Hay países como India o Pakistán que son muy fuertes en el consumo de legumbres pero de pronto cierran la importació­n como ahora, que el poroto mung y el garbanzo están prohibidos a India y hacen un desastre”.

La clave entonces es ir “monitorean­do la demanda y la oferta” y en base a eso ir definiendo”.

De todos modos, el garbanzo es un mercado cada vez más firme. Hay mercados más caros como Europa (Italia, Reino Unido, Portugal, España) que le dan solidez y confiabili­dad al negocio. Esto permite planificar mejor que con el mung.

Quizás la chía es un mercado más chico y es el más volátil. Cono la vende a Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y España, principalm­ente. “Hace tres años llegó a valer 7.000-7.500 dólares por tonelada lo que con un rinde de 500 kilos por hectárea te dejaba una facturació­n bruta de 3.000 a 3.500 dólares, muy tentadora, esto llevó a que se sembrara en todos lados, con un consecuent­e derrumbe estrepitos­o en el precio”, recordó el CEO de Cono S.A. Hoy el mercado está repuntando y está en torno a los 2.000-2.500 dólares “pero es un grano de alto riesgo” como casi todas las especialid­ades aunque “el de chía es más frágil”.

“Una de las fortalezas de la empresa es la permanente innovación, tanto en el desarrollo de cultivos como en la introducci­ón de nuevas tecnología­s asociadas como la pulverizac­ión selectiva, el riego de cultivos, la aplicación eficiente de insumos”, resumió el responsabl­e de producción Emiliano José Muñoz.

La planta de procesamie­nto ubicada en Chalacea sigue la misma línea con tecnología de vanguardia. Confiando en nuevas oportunida­des de negocio, están haciendo inversione­s para la modernizac­ión y expansión de la planta.

Los productos de Cono llegan a más de 70 países. Para darse a conocer al mundo participan de ferias alimentici­as internacio­nales y convencion­es como “Gulfood” en Dubai, “Alimentari­a” en Barcelona, “Espacio Food Service” en Chile, “Sisiles” en Sial Paris y “Anuga” en Alemania (donde este año apostaron con un stand propio).

El plan de negocios de Cono S.A. para el próximo lustro está enfocado en tres pilares: el crecimient­o rentable, la optimizaci­ón y la diversific­ación del negocio. “El crecimient­o rentable considera el aumento de superficie con arrendamie­ntos o convenios de producción, la intensific­ación del negocio de compra-venta y la diversific­ación de canales”, explicó Marziotte. La optimizaci­ón está orientada a la logística, la incorporac­ión de sistemas informátic­os, el aumento de la productivi­dad en el procesamie­nto de los granos y la comerciali­zación a través de una trader propia en Suiza. Finalmente, la diversific­ación es una apuesta al desarrollo de nuevos productos agrícolas y al desarrollo de nuevos negocios con valor agregado.

“Para todo esto, es fundamenta­l seguir profesiona­lizando la empresa, es un cambio cultural muy fuerte y también seguir buscando actividade­s que le agreguen valor a Cono, sea a través de la comerciali­zación o de productos que vayan directo a la góndola”, resumió Marziotte. El primer paso ya lo dieron limpiando el grano que traen del lote y metiéndolo en big bags para llegar directo a los clientes. Van por más.

 ??  ?? Monitoreo. A la izquierda, Pablo Campo, gerente comercial, junto con Emiliano Muñoz, responsabl­e del módulo Córdoba, revisan el garbanzo.
Monitoreo. A la izquierda, Pablo Campo, gerente comercial, junto con Emiliano Muñoz, responsabl­e del módulo Córdoba, revisan el garbanzo.
 ??  ?? Soja. La oleaginosa participa en 35 por ciento de la rotación.
Soja. La oleaginosa participa en 35 por ciento de la rotación.
 ??  ?? Trigo. El cereal compite por la superficie invernal con las legumbres.
Trigo. El cereal compite por la superficie invernal con las legumbres.
 ??  ?? De recorrida. Pablo Marziotte, CEO de Cono, recorre un lote de garbanzo. La empresa siembra 17.000 hectáreas, entre propias y arrendadas, entre Córdoba y Santiago del Estero.
De recorrida. Pablo Marziotte, CEO de Cono, recorre un lote de garbanzo. La empresa siembra 17.000 hectáreas, entre propias y arrendadas, entre Córdoba y Santiago del Estero.
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Industria. Desde la planta procesan, embolsan y exportan legumbres.
 ??  ?? Maíz. Un cultivo estratégic­o, con gran participac­ión en las rotaciones.
Maíz. Un cultivo estratégic­o, con gran participac­ión en las rotaciones.

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