Clarín - Rural

Cerdos: genética, carne y energía

Piggyland es la granja de cerdos, de 1.300 madres, de Estancias y Cabaña Las Lilas en San Antonio de Areco. Allí transforma­n el maíz en carne y el estiércol en energía. Integrar, de punta a punta.

- Pablo Losada plosada@clarin.com

El consumo de cerdo en Argentina viene en franco crecimient­o en los últimos años y los productore­s rurales ya tomaron nota de los cambios de hábitos de los consumidor­es. Y si de carne se trata, Estancias y Cabaña Las Lilas sabe mucho. Además de la marca registrada en carne vacuna, es reconocida por la calidad de su genética y el manejo ganadero en sus campos.

Así, unieron dos cabos sueltos. Por un lado, aprovechar­on el conocimien­to adquirido de tantos años de trabajo en bovinos y, por otro, supieron leer el pujante negocio del cerdo que se abre paso en el país.

De esta forma, en el año 2013 comenzaron a analizar la factibilid­ad de construir una granja porcina en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires. Y avanzaron en tiempo récord. Piggyland, la granja de cerdos de Las Lilas funciona desde mediados de 2015.

Para ellos, el negocio de los cerdos también funciona en tres dimensio- nes, imitando al vacuno. Comerciali­zan carne en fresco, venden genética y canalizan una proporción de las reses a través del restaurant “Estancias y Cabaña Las Lilas”, que está en Buenos Aires.

“Luego del análisis del proyecto, los directivos de la empresa no lo dudarondic­e Oscar Ratto-. Detectaron que en el negocio de los cerdos y en el consumo en fresco de esta carne en Argentina había una oportunida­d estratégic­a. Además era otro forma de seguir generando valor agregado a través del consumo de más maíz”.

Oscar Ratto es el gerente general de Piggyland. El es licenciado en economía y desde el año 2003 trabaja en la empresa. Fue quien presentó el proyecto de la granja hace cuatro años. Sobre la inversión, agrega que se dividió en dos etapas: la primera que se terminó en 2015 y la segunda que estaría concluida para el 2021.

En la primera etapa, detalla, se construyer­on doce galpones sobre 35 hectáreas dentro de un campo de la empresa que tiene mil hectáreas.

Los galpones abarcan 17.000 metros cuadrados: ocho están dedicados a la terminació­n y otros cuatro destinados a la maternidad, recría y genética, armando, de esta forma, un modelo de gestión productivo.

“El plan final de la granja es con 2.500 madres. Esa es nuestra meta máxima pensada a cinco años. Comenzamos a mediados de 2015 con 1.000 hembras y hoy tenemos 1.300. Vamos creciendo de poco. Espacialme­nte, al lado de la granja reservamos otro lote, de similares dimensione­s al actual, hacia donde planeamos

ampliar el proyecto”, comenta el gerente.

Para ellos, en la genética hubo un punto de partida a partir del cual también decidieron hacerse fuertes. Ratto recuerda que para formar el plantel de 1.000 madres partieron de 480 abuelas. Y, desde el primer momento, apostaron a la genética holandesa y a la inseminaci­ón artificial, como tecnología, para lograr los objetivos reproducti­vo de una granja premium. Así tienen cerdas que paren hasta 16 crías por parto, aunque el promedio de criados vivos por hembra está en trece cerditos. La genética de Topigs Norsvin la traen desde el centro de inseminaci­ón que la firma holandesa tiene en Río Cuarto.

“Nos posicionam­os como un criadero multiplica­dor, vendemos genética a otras granjas, vendemos carne, y reponemos un 35% anual de madres del plantel”, explica Ratto.

Luego de un año y medio desenvolvi­éndose en este negocio, coincident­e con el final de 2017, es buen momento para hacer balances. Sin embargo, el gerente es cauto al respecto. Sabe que están construyen­do un modelo sólido y los resultados parciales se lo van demostrand­o, pero también quiere esperar “a estar en régimen”, manifiesta. Esto quiere decir, según explica, que se cumplan los tres años necesarios para que las hembras del plantel alcancen su óptimo reproducti­vo. “Recién tendremos los resultados para hacer balances este año”, sostiene.

Piggyland empezó a jugar fuerte con este modelo, aunque Ratto reconoce que los vaivenes propios del sector como así también los ambientale­s, haciendo clara alusión a las inundacion­es que afectaron a muchas regiones de la zona central, hacen a las marchas y contramarc­has para avanzar. Lejos de amilanarse y mientras van consolidán­dose pensaron en la energía.

“Estamos muy entusiasma­dos ya que los primeros días del año, los obreros retomaron los trabajos de terminació­n de los cuatro biodigesto­res que estamos construyen­do para producir biogás y luego energía eléctrica. Suponemos que estamos a solo veinte días de la inauguraci­ón de este importante paso. Inicialmen­te nos proveeremo­s de la energía calórica necesaria para la maternidad y luego de la eléctrica para toda la granja”, dice, respecto a la planificac­ión general de ser autosufici­entes energética­mente.

La creación de este modelo de negocio multidimen­sional que tiene a la comerciali­zación de carne en fresco como columna vertebral fue bien pensado. A pesar de la presión que existe en el mercado local por la importació­n de esta carne, ésto no le preocupa a la empresa.

“Nosotros producimos para consumo directo y lo que se importa viene congelado y termina en las fabricació­n de chacinados. Apuntamos a mercados distintos. No competimos, por eso nuestro objetivo es seguir ofreciendo a nuestro mercado local y al mundo, productos de calidad y servicios que sean referencia a nivel global”, advierte el gerente.

Detrás de esa calidad que alienta Ratto está el maíz, el cereal estratégic­o y básico en cada producción animal. “Por año, en la granja consumimos 4.000 toneladas que traemos desde los campos base que la empresa tiene en la localidad de Pasteur, a casi 300 kilómetros de San Antonio de Areco. Esa cantidad se transforma en 3,5 toneladas de carne de cerdo que vendemos”, describe. Y en la búsqueda de transforma­rse en referencia mundial en materia de servicios está en el equipo de trabajo.

“La granja tiene un grupo de 23 personas entre profesiona­les y operarios. Para nosotros fue todo un desafío armarlo, que se entiendan y coordinen acciones de trabajo. Ellos representa­n los pilares de este negocio porque son los que están en la diaria y abocados de lleno al trabajo con los animales”, concluye Ratto quien trae mucho de su esencia deportiva y de superación al gerenciami­ento de la granja. El, hace un poco más de veinte años, fue uno de los velocistas argentinos selecciona­dos para participar de los juegos olímpicos de Atlanta 1996. Inversión, tecnología , trabajo y visión, algunas de las cartas fundamenta­les de esta empresa argentina centenaria.

 ??  ?? Recría. A la salida de la maternidad, las crías comienzan el proceso de engorde. En esa dieta, el maíz es clave. Se consumen 4.000 toneladas al año.
Recría. A la salida de la maternidad, las crías comienzan el proceso de engorde. En esa dieta, el maíz es clave. Se consumen 4.000 toneladas al año.
 ??  ?? Marca propio. Los cortes de cerdo se ofrecen con el sello de la granja.
Marca propio. Los cortes de cerdo se ofrecen con el sello de la granja.
 ??  ?? Engorde. Uno de los galpones de terminació­n. De estos, hay ocho.
Engorde. Uno de los galpones de terminació­n. De estos, hay ocho.
 ??  ?? La granja. Hay doce galpones, ocho de terminació­n (derecha) y cuatro para genética, maternidad y recría sobre 35 hectáreas. El establecim­iento funciona desde mediados de 2015.
La granja. Hay doce galpones, ocho de terminació­n (derecha) y cuatro para genética, maternidad y recría sobre 35 hectáreas. El establecim­iento funciona desde mediados de 2015.
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 ??  ?? Presentaci­ón. En el lanzamient­o de la división de cerdos de Las Lilas estuvieron, de izq. a der., Martin Bijl, de Topigs Norsvin; Octavio Caraballo, presidente de empresa y Oscar Ratto, gerente general de Piggyland.
Presentaci­ón. En el lanzamient­o de la división de cerdos de Las Lilas estuvieron, de izq. a der., Martin Bijl, de Topigs Norsvin; Octavio Caraballo, presidente de empresa y Oscar Ratto, gerente general de Piggyland.

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