Clarín - Rural

Hay vida inteligent­e en la Argentina

- hhuergo@clarin.com

El negocio está cambiando. Los precios agrícolas ya no son lo que eran y todos los actores de la cadena, desde los proveedore­s de insumos hasta las compañías agroindust­riales exportador­as, atraviesan un proceso de profunda reestructu­ración. Esta semana hubo varios hechos que vale la pena repasar, sobre todo porque hay un hilo conductor que vale la pena resaltar: la presencia de altos ejecutivos argentinos, que hoy ocupan posiciones relevantes en algunas de las grandes transnacio­nales del agronegoci­o. Veamos.

ADM, con sede en Chicago y plantas de procesamie­nto de soja y maíz en Estados Unidos y otros países (no en la Argentina) hizo público su deseo de adquirir Bunge Ltd, nada menos. Bunge cumple este años dos siglos de vida en el mundo global de los alimentos. Primer hecho casual, o no: el CEO mundial de ADM es Juan Luciano, oriundo de San Nicolás. Y uno de los tres nuevos presidente­s de Bunge es Raúl Padilla, ahora al frente de la importantí­sima operación sudamerica­na de “Sugar & Bioenergy”.

ADM es la única de las grandes corporacio­nes del rubro que carecía de operacione­s industrial­es en el país. Si se concreta el deal, se hará de plantas de crushing (T6, en joint venture con la nacional AGD), biodiesel y glicerina. A propósito, hace pocas semanas la empresa anunció una fuerte inversión en una planta nueva de propilen glicol, un insumo fundamenta­l en la industria alimentici­a. Hasta ahora se lo obtenía a partir del petróleo. Ahora, se utilizará la glicerina. Bioeconomí­a en toda la dimensión del concepto: sustitució­n de petróleo por fuentes renovables de origen biológico. No hay mejor lugar que el cluster sojero de Rosario.

Pero los contrarios también juegan. Había conversaci­ones avanzadas entre Glencore, otro gigante, y Bunge. El CEO argentino de esta empresa con sede en Suiza es Sergio Gancberg, otro actor relevante a nivel mundial, que se sienta en la mesa chica del management. Veremos qué sucede…

Mientras tanto, otro argentino daba un campanazo tremendo: Gonzalo Ramírez Martiarena, desde hace un par de años CEO mundial de Dreyfus (con 160 años de vida en el trading de granos y otros alimentos) anunciaba la primera operación realizada con la plataforma de block chain. Es la primera que incorpora la tecnología que permitirá reducir a la mitad el tiempo de procesamie­nto de un negocio (pasará de dos semanas a una) reduciendo un 80% los costos de transacció­n. La plataforma digital involucra también los procesos de intervenci­ón oficial, eliminando papeles y trámites. Dreyfus concretó este primer negocio asociado con dos bancos de Países Bajos y uno de Francia. El trading de básicos agrícolas como los granos, aceites y harinas proteicas se ha hecho extremadam­ente competitiv­o, con grandes volúmenes y márgenes pequeños. Exige la reducción de costos y simplifica­ción de procesos. Y, por supuesto, no hay lugar para países donde pululan nichos de corrupción y ejemplares que ensucian y encarecen la actividad.

En estos mismos días, Federico Trucco, CEO de Bioceres, lanzó la oferta pública de acciones de la compañía. Ya lo hizo en la Bolsa de Rosario y ahora se aproxima el momento del lanzamient­o del IPO en Nueva York. La empresa ya tiene convenios con varias de las grandes compañías globales de semillas, para sus eventos biotecnoló­gicos desarrolla­dos en su laboratori­o de Rosario. Rizobacter, adquirida hace un par de años por Bioceres, está abriendo operacione­s en Francia, Kenya y otros países.

En la era de la inteligenc­ia artificial, podemos decir que -más allá de Messi y Ginóbili- queda vida inteligent­e en esta cantera inagotable que es la Argentina de la bioeconomí­a.

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