Clarín - Rural

Alternativ­as para sortear la falta de pasto en invierno

En un seminario se debatió las opciones que hay ante el auge en el precio de las dietas por la escasez de forraje.

- Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

La ganadería comienza a sufrir las consecuenc­ias negativas que trae la sequía ya que ante la escasa producción de pasturas en verano, repercutir­á directamen­te en los valores de la dieta durante el invierno. “Ni los precios de invernada ni del gordo aumentó al nivel inflaciona­rio de 2017, que fue de alrededor del 25%. Y los costos aumentaron por arriba de esta medida”, resumió Fernando Stiepovich, médico Veterinari­o y técnico de Vynes Nutrición.

En este sentido, destacó que el ali- mento (principalm­ente para terminació­n: maíz, silaje, pellets de girasol o soja y premezcla) subió un 30% en marzo. “La variación de precio interananu­al hasta enero era más acotada pero en marzo se agudizó con la suba del tipo de cambio y con el auge del precio del maíz”, aseguró Stiepovich, quien fue uno de los oradores en el seminario que organizó el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) esta semana en Ayacucho, Buenos Aires.

“Creemos que habrá una oportunida­d para el que tenga pasto, que no van a hacer muchos productore­s, para aguantar el novillo apuntando a la exportació­n. En algún momento va a comenzar a faltar y se puede pagar un poco más”, analizó mirando lo que se puede venir para el negocio ganadero.

Una de las zonas más complicada­s es la cuenca del Salado, típica región de cría, que como toda la pampa húmeda, viene sufriendo la falta de agua. “Esta es la época que más agua se necesita porque se genera el 80% del forraje en campos naturales”, comenzó explicando José Otondo, referente de la región y técnico del INTA Chascomus.

Si bien aún no hay indicios adversos sobre el estado corporal de la hacienda, alertó que el problema se va acentuar próximamen­te porque el pasto va a dejar de crecer por las bajas temperatur­as y no hay forraje acumulado.

La actividad principal ganadera en la cuenca del Salado, que comprende 6 millones de hectáreas, es la cría y el grueso de la base forrajera de esta categoría está dado por pastos naturales, alcanzando el 60% de la superficie. Y el resto, se divide en agricultur­a y cultivos de pasturas y verdeos.

Según la informació­n satelital de índice Verde, que fue desarrolla­do por la Facultad de Agronomía de la Universida­d de Buenos Aires (Fauba) tras un convenio con INTA, CREA e IPCVA, marcó que el crecimient­o promedio es de 4.000 kilos por hectárea

por año. De este total, el 80% se produce entre septiembre y marzo. Justamente cuando prevaleció la sequía.“Se perdió un 20% de pasto. Y no se va a volver a acumular porque se vienen las bajas temperatur­as”, aseguró Otondo, quien también participó del seminario del IPCVA.

Ante esta situación adversa, el técnico del INTA recomendó ajustar la carga, ya sea sacando hacienda del campo descartand­o categorías improducti­vas como vacas viejas y vacas vacías.

La carga promedio era de 0,6 EV/HA pero la carga subió en el último tiempo por el avance de la agricultur­a, hasta llegar a 0,9 a 1 EV/HA.

En esta línea, desde el INTA realizaron recomendac­iones clave para ajustar el manejo. Algunas de las opciones de manejo es destete anticipado. A partir de los 4 meses de edad o 120 kilos del ternero es posible destetarlo para disminuir los requerimie­ntos nutriciona­les de la madre. Esto permitirá recuperar el estado corporal de las hembras en los meses de otoño. Los terneros pueden tener destino de venta, suplementa­ción en pastoreo o engorde a corral. “Esta es una decisión difícil, pero al disminuir los requerimie­ntos de la vaca permite mejorar la condición corporal con el mismo nivel de alimentaci­ón”, aseguraron desde el INTA.

Otra alternativ­a es separar vientres según estado corporal: esto permite alimentar a las vacas de manera diferencia­l priorizand­o aquellas que estén más flacas y evitar así que queden vacías. Asimismo, el diagnóstic­o de preñez es recomendab­le realizarlo 30 días post finalizado el servicio. De esta manera se pueden eliminar las vacas vacías y priorizar la alimentaci­ón de las vacas preñadas.

Por último, desde el INTA recalcaron que el productor debe hacer lo posible para cubrir el déficit de forraje mediante la planificac­ión de la siembra de verdeos de invierno, pasturas o manejo del campo natural y fertilizac­iones estratégic­as

Otra opción es la compra de alimentos a terceros. El maíz, el sorgo, la cebada o pellets de cebada tienen un alto valor nutritivo y permiten recuperar el estado corporal de los vientres con poca cantidad.

“Se debe tener cuidado con la hacienda no acostumbra­da a su consumo ya que pueden sufrir trastornos digestivos”, explicaron. Se recomienda establecer periodos de acostumbra­miento.

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Pasto. En la cuenca del Salado, ante la falta de pasturas por la sequía, una opción es adelantar el destete.
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Feedlot. El precio del gordo subió pero por debajo de la inflación.

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