Clarín - Rural

La punta del iceberg en la puja por el conocimien­to

- Pablo Adreani Analista mercado internacio­nal

La guerra no es comercial, se quiere hacer creer que sí lo es, pero se trata del comienzo de la puja por la hegemonía mundial, por el control del conocimien­to, las patentes y la propiedad intelectua­l, de los futuros cambios tecnológic­os que tendrán impacto en toda la humanidad.

Hace menos de un año, Estados Unidos y China firmaron un acuerdo comercial para ampliar negocios entre ambas naciones, cuyo intercambi­o de productos supera los US$ 650.000 millones.

De esta cantidad solamente US$ 170.000 correspond­en a exportacio­nes estadounid­enses a China. Los chinos en cambio acumularon ventas a los Estados Unidos por un valor superior a los u$s 480.000 millones. China es el mayor proveedor de bienes manufactur­ados a este país, situación que Trump ha venido criti- cando en forma periódica.

Algunos puntos del acuerdo alcanzado en mayo de 2017, implicaban, en el plano agropecuar­io, que China abría la puerta a la carne estadounid­ense y que EE.UU. volvía a comprar pollo chino. También la transparen­cia en las certificac­iones y aprobacion­es de productos de EE.UU. (entre ellos los transgénic­os).

Más allá de otros acuerdos sobre energía y finanzas, dos ejes sobre los que gira el mundo, Estados Unidos reconocía la importanci­a del plan de inversione­s y negocios impulsado por China bajo el nombre de la Nueva Ruta de la Seda, un proyecto de alcance mundial que conectaría cultural y comercialm­ente, por tierra, las principale­s economías del planeta.

Lo que no tuvo en cuenta Donald Trump, a partir de la firma de este acuerdo entre las dos principale­s potencias mundiales, es la perspectiv­a de largo plazo del gobierno chino que contrasta con la inmediatez de corto plazo del modelo de pensamient­o americano.

Para los chinos el paso del tiempo les juega a favor, pues es parte de su cultura milenaria.

De eso se dio cuenta Trump después, y a partir de ese momento, comenzó su escalada proteccion­ista al aplicar aranceles a la importació­n de acero y aluminio provenient­es de China, a los cuales se sumó esta semana una lista de 1.300 productos chinos sujetos a la aplicación de un sobre arancel del 25%.

Sin embargo, el verdadero motivo de esta “supuesta guerra comercial” no es mejorar la competitiv­idad de aquellos productos exportable­s, encarecien­do su ingreso y tratando de reducir el abultado déficit comercial americano que ya supera los US$ 500.000 millones, que por cierto preocupa y así lo hace saber Trump, como una maniobra de distracció­n por el real motivo en disputa..

El verdadero motivo es la lucha por las patentes, por la propiedad intelectua­l, la bioeconomí­a, la bioenergía, la robótica, la bioinformá­tica, en suma por la transferen­cia de tecnología a costo cero. Esto es lo que ha venido reclamando Estados Unidos, al darse cuenta de que las políticas de China han estado coaccionan­do a las compañías estadounid­enses a transferir su tecnología y su propiedad intelectua­l a las empresas domésticas chinas.

Los Estados Unidos han proyectado y extrapolad­o la fotografía de hoy y tomaron conciencia de que lo que está en juego no es solamente el comercio, sino la hegemonía mundial en el manejo de la tecnología, las patentes y la propiedad intelectua­l, en definitiva el control del conocimien­to, en sumas equivalent­es a varios billones o trillones de dólares.

La Ruta de la Seda tuvo su origen en el siglo II antes de Cristo. En el 138 AC el emperador chino envió a un emisario llamado Zhang Qian para hacer contacto con un grupo tribal en el centro de Asia.

Hoy la Nueva Ruta de la Seda se propone llegar a toda Europa y Rusia, conectando miles de ciudades y millones de personas, a través de una moderna red de trenes de ultra velocidad, y miles de productos.

 ??  ?? Bioeconomí­a. La soja entra en el lote de productos relevantes.
Bioeconomí­a. La soja entra en el lote de productos relevantes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina