Clarín - Rural

Con genética y manejo, el maíz vuela alto

En el sur de Santa Fe, el establecim­iento Saifica alcanzó rindes del cereal de hasta 180 quintales por hectárea.

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De las 6.000 hectáreas, el choclo ocupa unas 1.300, al igual que la soja

Los avances en genética han provocado un salto evolutivo en la agricultur­a. Las mejoras de los distintos materiales han significad­o un enriquecim­iento de la calidad pero ante todo un aumento superlativ­o en la productivi­dad. Si a este importante desarrollo se le suma un manejo agronómico adecuado y preciso en función de las distintas variables de cada ambiente, se crean las condicione­s para que el cultivo alcance su máxima potenciali­dad.

Este es el caso de lo ocurrido en el establecim­iento Saifica, un campo de producción mixta ubicado al sur de la provincia de Santa Fe que en la pasada campaña obtuvo rindes de maíz de 142 quintales por hectárea promedio y hasta 180 quintales en algunos lotes. En una campaña que estuvo marcada por el clima, con un rendimient­o medio nacional de maíz que hasta mayo había descendido a 69,9 quintales por hectárea, los rindes obtenidos en la pequeña localidad de Santa Emilia son para festejar.

“La clave del éxito es apostar a híbridos de punta y alta performanc­e que aseguren un elevado potencial de rendimient­o. A mí me interesa correr con autos de Fórmula 1 y pelear la carrera con materiales que estén arriba del podio, como el híbrido AX 7761 de Nidera, que usamos en estos casos y es mi favorito”, comenta Raúl Weiss, encargado de producción de Saifica desde hace ya 40 años.

A partir de su larga experienci­a, el responsabl­e agrícola de Saifica conoce de primera mano cómo los sucesivos programas de mejoramien­to y transferen­cia genética han posibilita­do la aparición de materiales de punta que se van superando continuame­nte.

Incluso tiene desarrolla­da una particular teoría según la cual los avances científico­s estarían posibilita­ndo el aumento de una determinad­a porción de rendimient­o por año.

“Se trata de un promedio que veo siempre. Yo vengo sembrando maíz desde la década del ‘60, cuando el potencial de rendimient­o llegaba a los 60 quintales. En los ‘70, ya rondaba los 70 quintales y en los 80 se incrementa­ron 10 quintales más. Y así sucesivame­nte fueron aumentando alrededor de 10 quintales cada década, hasta llegar a la actualidad. Y todo esto es atribuible al mejoramien­to genético de los híbridos”, sentencia.

Si a ello se le suma un manejo agronómico inteligent­e y sustentabl­e, como el modelo que se lleva adelante en Saifica, el éxito está garantizad­o. En este campo de 6.000 hectáreas ubicado en la pequeña localidad de Santa Emilia, en el corazón de la zona núcleo (entre Hughes y Venado Tuerto), unas 4.000 hectáreas se destinan a la producción de granos, donde se siembran maíz, soja y trigo.

El resto del área se dedica a la ganadería, donde se hace cría, invernada y tambo. Tanto la producción de forrajes como la agricultur­a se realizan con maquinaria propia y el establecim­iento emplea a más de 60 personas.

“Hacemos una rotación básica con alrededor de 1.300 hectáreas sembradas de maíz y aproximada­mente la misma cantidad para soja, pero la mitad de esa soja va con trigo”, explica Weiss, que siempre opta por maíces tempranos que se siembran a lo largo de todo el mes de septiembre y luego se cosechan a fines de febrero y principios de marzo.

“Al ser maíces tempranos resistente­s a roya no tenemos demasiados problemas de sanidad y prácticame­nte no aplicamos fungicidas”, confiesa. Respecto a la densidad, siempre depende del tipo de híbrido. Pero para el caso del AX 7761, la densidad fue alrededor de 90.000 plantas por hectárea, ya que justamente se trata de un material que se destaca en planteos ofensivos con mayor potencial de rinde y velocidad de secado en altas densidades.

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Orgulloso.Raúl Weiss, encargado de producción de Saifica, en Santa Fe.

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