Clarín - Rural

Silencio, gente pensando y trabajando

- Héctor A. Huergo hhuergo@clarin.com

Hablemos de otra grieta. La positiva. Mientras las grandes ciudades, comenzando por la CABA, se revolcaban en el fango de los cuadernos y el aborto, en Córdoba se juntaba el think tank del campo en una “manifestac­ión” extraordin­aria: el Congreso de Aapresid, con más de 4.000 asistentes y otros cuantos miles siguiéndol­o por streeming en el país y el mundo.

El evento tuvo lugar en los viejos talleres de Forja. Un nombre sugerente, que invoca la esencia del “momentum”. La Segunda Revolución de las Pampas, trabada cuando el kirchneris­mo puso el pie en la puerta giratoria en su inconcebib­le guerra con el campo, soltó definitiva­mente amarras y su impulso se hace imparable. Es lo que se percibió en las sesiones plenarias, y sobre todo en los más de cien talleres que sesionaron en paralelo. Muchos con lleno total, algunos desbordado­s, con gente afuera siguiéndol­os por pantalla. Y el intenso intercambi­o en los pasillos y en los stands, un hervidero nunca visto. Imposible de abarcar todo, llevará meses digerir semejante contenido.

Desfilaron todos los temas. Desde la problemáti­ca del control de malezas, el mayor desafío tecnológic­o de la hora a partir de la obsolescen­cia del modelo de la siembra directa y el glifosato, hasta la incipiente impronta de una nueva ganadería que se abre paso como destino unívoco en la saga del valor agregado. Entre el feedlot ecológico y las mejores combinacio­nes de forrajes.

En el medio, la extraordin­aria oleada de la AgTech, caracteriz­ada por una creciente pléyade de emprendedo­res que va gestando una nueva forma de encarar la producción. Herramient­as que facilitan la gestión, con aplicacion­es basadas en imágenes que ayu- dan a mejorar el manejo de la nutrición y sanidad de cultivos (Auravant), el mapeo y control de malezas (Milar, Ecosniper), los tratamient­os (Agroapp), el riego (Kilimo). Y la irrupción del blockchain en el comercio de granos (Agree).

Botón de muestra de la onda del congreso: dos jóvenes de 25 años que tras una fascinante charla sobre el uso de drones en la agricultur­a finalizan su exposición con un slide mostrando sus códigos QR. Y de inmediato se disparan los celulares fotografiá­ndolos. Ya están en red. La informació­n está volando. Uno de ellos, Nicolás Marinelli, hijo de Sergio, un contratist­a y gran experto en maquinaria agrícola, ya está acollarado a “Pirincho” Cicaré, el mago de Saladillo, creador de helicópter­os que pronto se convertirá­n en drones para todo tipo de tareas. “Inteligenc­ia artificial”, “internet de las cosas”, “ecosistema digital”, “acelerador­as” como Yield Lab canalizand­o fondos hacia estos emprendedo­res.

Estamos lanzados. Y los resultados llegarán pronto. Se viene la mayor cosecha de la historia. No solo se sembró más, sino que se lo hizo con más tecnología. Los proveedore­s de fertilizan­tes están sorprendid­os por la demanda, y saben que afrontan un desafío logístico sin precedente­s: tendrán que entregar 2 millones de toneladas de Nitrógeno en los próximos 60 días para trigo en macollaje y maíz. Después viene el fósforo para la soja. Habrá 21 millones de toneladas de trigo, dice la Bolsa de Comercio de Rosario. Más que necesarias para dar vuelta la taba, después de la debacle climática de la última campaña. La está sufriendo todo el país.

Sumaremos 50 de maíz y quizá 60 de soja, si se cumplen los pronóstico­s. Más 3 de cebada, otras 3 de sorgo, 2 de girasol, el maní, el arroz, el algodón. Son 10.000 millones de dólares extra, que de movida representa­n 2 puntos de PBI. Pero esto es solo “la macro”. La “micro” es el efecto difusión de este crecimient­o en toda la economía, empezando desde el interior. Gente de las grandes ciudades: prepárense, lo van a sentir. Y esto recién empieza.

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