El genoma cambia a toda velocidad
Las técnicas de selección genómica y edición génica están cambiando el futuro potencial del maíz.
La agricultura es una nave que avanza a toda velocidad transformando el horizonte en un paisaje dinámico. Observar ese horizonte para tratar de encontrar el mejor camino es lo que intentaron hacer los cientos de productores que asistieron al XI Congreso Nacional de Maíz, esta semana en Pergamino. Y no es casual que el primer bloque temático del evento haya abarcado las nuevas tecnologías para el mejoramiento del maíz.
Desde la domesticación del cultivo hasta la actualidad se han desarrollado diversas técnicas de selec- ción y mejoramiento genético, y hoy asistimos a un aceleramiento facilitado por las nuevas tecnologías. Eso fue lo que indicó José Crossa, investigador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), quien detalló las posibilidades que ofrece la predicción genómica y el fenotipado de alto rendimiento. “La parte genómica y la parte ambiental nos dan como resultado el fenotipo, siempre hay una interacción de los individuos con el ambiente. Esta interacción se puede explotar”, explicó Crossa, y se preguntó: “¿Cómo acelerar la tasa anual de ganancia genómica?”
En la selección genómica se trabaja a partir de una población que está genotipada, que tiene marcadores, y otra población que no se conoce pero que es la progenie de la anterior población, a la que se le aplica los mismos marcadores. Luego se hacen previsiones del comportamiento de diferentes líneas en el ambiente.
Crossa mostró resultados reales de predicción genómica que empezaron a hacer en el Cimmyt años atrás. “A partir de ocho cruzas biparentales en África subsahariana en condiciones de sequía, en un año de selección se logró híbridos que producen 7,3% más, es decir 70,5 kilos más por hectárea por año. Es decir que la selección genómica acelera el proceso de selección genética convencional”, concluyó el científico.
Pero si se quiere conocer el futuro de los cultivos hay que hablar del sistema Crispr de edición génica. “Es un método muy sencillo comparado con la técnica anterior y es aplicable a todo. Pero es un proceso disruptivo, y como tal, tiene consecuencias”, indicó Miguel Rapela, Director Ejecutivo en Investigación y Consultoría del Centro de la Propiedad Intelectual de la Universidad Austral.
En pocas palabras, la técnica Crispr permite cortar el adn de cualquier organismo para realizar mutación genética, edición dirigida del adn o incluso inserción dirigida. Tan revolucionario es el avance que actualmente todas las grandes compañías de semillas están trabajando con alguna empresa de edición génica que maneje esta técnica, y no es para menos ya que hay en juego un negocio potencial de 47.000 millones de dólares. Según Rapela, entre los científicos que hacen punta en la investigación con Crispr hay probablemente un futuro premio Nobel, “pero a la academia del Nobel le preocupa la resolución del tema de propiedad intelectual”.
Actualmente hay 2.230 pedidos de patentes de desarrollos Crispr, el 60% de universidades, principalmente de China, y según Rapela, “la única forma de desenredar la madeja de la propiedad intelectual alrededor del crispr son los pools de patentes”.
“Llevamos 22 años de biotecnología transgénica. Comunicacionalmente ha sido desastroso, hay que aprender de los errores”, advirtió el experto.