Clarín - Rural

El campo también, más verde que nunca

¿Cómo sigue el escenario productivo y financiero?. Diversos especialis­tas consultado­s por Clarín Rural tratan de distinguir señales claras en un contexto de fuerte incertidum­bre. Análisis por actividade­s.

- Mauricio Bártoli mbartoli@clarin.com

La estampida que provocó el dólar, especialme­nte entre miércoles y jueves, con un salto desde los 30 a los 40 pesos en 48 horas –aunque ayer bajó a 38- provocó un cimbronazo en toda la economía argentina. Y la cadena agroindust­rial, que obviamente no fue ajena a ese impacto, quedó considerad­a por muchos –al menos en los primeros análisis- como el sector más favorecido. El único, se atrevieron a decir algunos.

Sin embargo, a poco de hilar un poco más fino, las cuentas no son tan lineales. Un factor clave es el destino de los productos: las actividade­s con foco exportador son las que reaccionar­án mejor al salto del dólar, pero las que están más vinculadas al consumo interno probableme­nte resulten perjudicad­as, por el aumento de costos y el menor poder adquisitiv­o de los clientes.

La volatilida­d en la cotización del tipo de cambio jugó un papel central en el mercado granario, impulsando a las fábricas locales a elevar considerab­lemente sus ofertas de compras, tanto por los cereales, como por la soja, tal como se reflejó en las coti- zaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario. La oferta de compra por la soja con entrega contractua­l alcanzó los $ 9.000 por tonelada, el valor ofrecido por el trigo con descarga alcanzó los $ 8.000 y en el caso del maíz llegó a cotizar $ 5.500 por tonelada. Ello a pesar de que, particular­mente el jueves, hubo bajas en el mercado internacio­nal de Chicago.

Con todo, David Miazzo, economista de Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo Argentino (FADA), advirtió que “semejante salto no le sirve a nadie porque la inestabili­dad tiende a paralizar actividade­s. El campo con el dólar a 25 pesos ya tenía buena rentabilid­ad y ahora, por ejemplo, va a a tener serias dificultad­es para cubrir créditos y volver a financiars­e”.

El análisis de los márgenes de rentabilid­ad fue uno de los focos principale­s en las Agrojornad­as que impulsó Agrovoz esta semana en Córdoba, donde por un lado se dejó constancia que tanto soja como maíz -los dos cultivos objeto de análisis del evento-presentan “márgenes de rentabilid­ad positivos para la próxima campaña. Pero hay que tener en cuenta que venimos de una campaña complicada, con una fuerte sequía que dejó a muchos productore­s muy complicado­s. Y con escasas posibilida­des de refinancia­ción por las tasas altas”, analizó el economista Gonzalo Agusto, de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

La perspectiv­a presentada por Agusto coincide, además, con la que elaboraron en el Inta Marcos Juárez a mediados de julio: el maíz le saca ventaja a la soja. Agusto también dio a conocer la proyección de costo de arrendamie­ntos, con una caída del cinco por ciento en quintales por hectárea o 15 por ciento en dólares.

Según el economista, los márgenes de la última campaña fueron exiguos debido a la fuerte caída de los rendimient­os, como consecuenc­ia de la sequía. En promedio, en esa provincia, la soja marcó poco más de 200 dólares por hectárea de margen bruto, 100 dólares de resultado neto y una pérdida de casi 100 dólares en caso de campo arrendado. El maíz, por su parte, tuvo una ganancia bruta de 300 dólares, neta de 200 y apenas “salió hecho” en establecim­ientos alquilados.

Para el nuevo ciclo, la expectativ­a es que el régimen de lluvias sea normal o superior al normal, y eso ayudaría a recuperar los rindes y, por ende, a los resultados esperados. La proyección de la Bolsa de Cereales coro-besaes que los márgenes, como mínimo, se dupliquen. En el caso de la soja, hasta 400 dólares en bruto, 300 netos y 150 en campo arrendado. En maíz, son unos 600 dólares en bruto, 500 netos y 350 en lotes alquilados.

El ingeniero Hernán Fernández Martínez, asesor en diversos establecim­ientos en distintas regiones del país, reconoce que “a corto plazo la mejora es notable para las actividade­s agrícolas, la mayoría de las cuales cobran su producción en dólares, ahora revaloriza­do. Pero rubros como la lechería tienen costos en dólares e ingresos mayormente en pesos. La ganadería de carne también se verá parcialmen­te afectada, porque tiene alta vinculació­n con el mercado interno y es probable que mucha gente reemplace este tipo de productos alimentici­os por otros más baratos”.

Juan Manuel Garzón, economista jefe del Ieeral (Fundación Mediterrán­ea) resalta que deben considerar­se matices, porque los productore­s que exportan tienen posibilida­des de captar rápido los dólares, pero los más vinculados al mercado interno están peor que la semana pasada y posiblemen­te van a sufrir”. En ese sentido, afirmó que la suba de costos de la alimentaci­ón animal resultará un problema para los productore­s de cerdos y aves, por ejemplo, algo que también preocupa a Miazzo

Fernández Martínez luego advirtió que incluso para la agricultur­a extensiva enfocada a la exportació­n el horizonte largo no es tan claro, porque lo que puede ganar en una cosecha va a volver como dificultad­es de capitaliza­ción en la próxima, tenien-

do en cuenta que muchos insumos y costos logísticos están dolarizado­s”. Y puso de relieve “la difícil situación que atraviesan los contratist­as que se capitaliza­ron con máquinas financiada­s en dólares pero no pueden cobrar mucho más en pesos por sus servicios a los productore­s. Esa pérdida de valor en dólares segurament­e afectará también a todo el mercado de la maquinaria agrícola, vital para el dinamismo económico en muchas pueblos del interior agropecuar­io”.

En un sentido similar, Garzón calculó que “el campo hoy debe 3.000 millones de dólares en los bancos. Los que deban créditos en dólares están peor que la semana pasada. Ahí aparece otro matiz: en un extremo están los que tienen deuda en dólares y activos en pesos; son los más afectados. Y entre los más favorecido­s se cuentan lo que no tienen deudas, o las tienen pesificada­s, y cuentan con activos en dólares, como granos”. El analista Pablo Adreani estimó que todavía quedan 33 millones de toneladas entre soja, maíz y trigo de la última cosecha.

Además, Garzón advierte que “la mejora competitiv­a para el campo podrá ser tal si no se la devora la inflación de los próximos meses. Habrá que ver dónde estamos parados cuando llegue la cosecha”.

Frente a este escenario, Fernández Martínez recomendó “atar algunos cabos posibles dentro de la incertidum­bre”. Consignó que “se pueden comprar insumos en dólares, como una manera de implementa­r un canje sin entrar a la influencia de la divisa indomable. Si compro y vendo en dólares, el tipo de cambio no me afecta directamen­te”.

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Protagonis­ta. Toda la economía argentina bailó la última semana al ritmo del dólar, y la agroindust­ria no resultó ajena a la influencia de esta variable clave. Pero el impacto no es lineal.
 ??  ?? Garzón. Advirtió la difícil situación de porcinos y aves.
Garzón. Advirtió la difícil situación de porcinos y aves.
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Miazzo. Dijo que la inestabili­dad paraliza la actividad
 ??  ?? Fernández Martínez. Alertó sobre los contratist­as.
Fernández Martínez. Alertó sobre los contratist­as.
 ??  ?? Agusto. Vaticina que soja y maíz serán rentables.
Agusto. Vaticina que soja y maíz serán rentables.

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