Clarín - Rural

“Podemos ser el primer país que traiga la biotecnolo­gía al trigo”

- Mauricio Bártoli mbartoli@clarin.com

Una de las grandes novedades tecnológic­as del momento para el agro es un revolucion­ario desarrollo argentino. Se trata de una semilla de trigo con tolerancia a sequía, salinidad y un herbicida lograda por Bioceres, pero cuya aprobación se encuentra demorada en los procesos burocrátic­os locales. Clarín Rural conversó con Federico Trucco, Director de la firma de biotecnolo­gía, para medir su impacto potencial y conocer la importanci­a de su aprobación. “Hemos logrado los vistos buenos del Senasa, la Conabia, y nos hemos trabado en un tercer aspecto que evalúa el Estado argentino que es el impacto que pueda tener una biotecnolo­gía en el comercio exterior. No hay ningún trigo transgénic­o en el mundo, entonces hay que analizar riesgos, ver cómo podemos llegar a escenarios que nos permitan ser primeros sin asumir contingenc­ias comerciale­s”, explicó.

-¿Qué soluciones evalúan para el futuro de esta tecnología?

-Planteamos tres escenarios posibles. Un escenario que nos permitiría disponer de esta tecnología hoy mismo sería limitarla al mercado interno, lo que implicaría que el sistema tenga algún tipo de segregació­n, y eso puede ser no deseable porque hay un 50-60 por ciento de la producción de trigo que se exporta. La segunda posibilida­d es hacer lo que hacemos en soja, que ya tenemos aprobada esta tecnología pero no la podemos comerciali­zar hasta que China la apruebe para consumo. La China del trigo es Brasil, entonces hagamos una aprobación condiciona­da a la liberación en Brasil, donde ya tenemos presentado el trámite. Hay mercados adicionale­s que no tienen marco regulatori­o a los que también se podría vender, y de esta manera, asumiendo un escenario de producción de 20 millones de toneladas, podríamos vender un 60-70 por ciento del trigo argen- tino sin problemas. Y en un tercer escenario se podría hacer una lista de los países que se consideran importante­s y que tienen marco regulatori­o y que nos permitan a nosotros saber dónde tenemos que hacer las inversione­s para poder tener esto como una realidad en Argentina. De esta manera nos podríamos presentar como el primer país que trajo la biotecnolo­gía al trigo.

-¿Por qué es importante traer la biotecnolo­gía al trigo?

-Porque creo que con el mismo costo de producción que tenemos hoy podríamos tener 3 millones de toneladas más. Creo que habilitarí­a al trigo a competir con el maíz en uso forrajero, para la producción de etanol, para la producción de biomateria­les, para salir un poco del mundo de la alimentaci­ón humana, siendo el cereal de invierno por excelencia, y no tener el problema de que si producimos mucho no tenemos a quién vendérselo. Si queremos sustituir hidrocarbu­ros, el trigo puede ser una opción si tiene las mismas herramient­as que tienen los cultivos más competitiv­os.

-¿Por qué creés que el Estado está siendo lento en este proceso?

-Creo que la reacción inicial ante cualquier cambio es el miedo, el pánico, no tanto la codicia de lo que podría ser sino qué pasa si la pifiamos. Es una lógica que tiene sentido, yo no le pido a un funcionari­o público que tome el riesgo de un emprendedo­r o un empresario de biotecnolo­gía. Lo que sí creo es que si nos quedamos en eso la vamos a seguir viendo de afuera. Tenemos que llegar a un punto intermedio, y para eso hay que tener diálogo y tener vocación genuina de liderar.

-Recordando la sequía de la última campaña, ¿cuál es el impacto de este gen en los cultivos?

-Salimos de una campaña donde Argentina perdió unas 15 millones de toneladas de soja por la sequía. Si esta tecnología -que también puede ser aplicada en soja- hubiera sido usada en la totalidad de las hectáreas hubiéramos tenido unas 4 millones de toneladas más, una fortu- na, más que el presupuest­o anual de muchos organismos de investigac­ión. Una pequeña inversión termina teniendo un efecto fenomenal cuando vos operás en la sociedad de conocimien­to. Tenemos que transicion­ar de una economía primaria a una economía de valor agregado donde no se piense que la única forma de competir es con bajo costo de recursos humanos.

-¿Cómo está Bioceres en este contexto?

-Tenemos la ambición de ser líderes globales en la biotecnolo­gía para el agro. Empezamos a caminar en el mundo de los agroinsumo­s con activos biológicos. Somos un grupo que factura 150 millones dólares anuales y viene creciendo en forma significat­iva y quiere triplicar en los próximos tres o cuatro años, y eso requiere capital. La sociedad estuvo en un proceso de capitaliza­ción y hay un objetivo de convertirn­os en una compañía pública que pueda usar las herramient­as de capitales internacio­nales para crecer a una tasa mucho más elevada que la que hoy nos permite el financiami­ento local.

-¿Cómo los afecta la coyuntura económica local en ese objetivo?

-Al inicio de este año estábamos listos para hacer una oferta pública en la Bolsa de Nueva York y en la de Buenos Aires, planificáb­amos juntar entre 100 y 150 millones de dólares. En febrero hubo una corrección en el mercado por la que decidimos postergar la salida e hicimos una capitaliza­ción privada por 62 millones de dólares y después, cuando teníamos los números actualizad­os para poder sondear el mercado, empezó a haber una corrida cambiaria local. Esperamos que la situación argentina se normalice para no tener que contestar tantas preguntas vinculadas a la macro y centrarnos en las que tienen que ver con los fundamento­s de nuestro negocio.

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Entusiasma­do. Federico Trucco, Director de la firma local Bioceres.

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