El glifosato, en el ojo de la tormenta
El autor, que es consultor en políticas públicas y agronegocios, advierte sobre la probabilidad de fallos judiciales para restringir el uso del glifosato en la Argentina. Antecedentes en Brasil y EE.UU.
El glifosato se está judicializando. En Brasil una medida cautelar había prohibido su uso. Lo más importante de ese fallo: dio por probado que los agroquímicos son “sustancias que conllevan riesgo a la vida y a la salud”. La ley brasilera permite prohibir sustancias que puedan tener efectos dañinos para la salud o riesgos para el ambiente. Como esta peligrosidad se dio por probada se tomó esta medida para preservar dichos derechos.
El fallo toma también el principio precautorio ambiental, que sostiene que ante un daño potencial al ambiente que pueda ser irreversible se deben tomar medidas para impedirlo. Así se sumaron dos argumentos: el glifosato es peligroso, eso se considera probado y por eso se lo prohíbe; y aún si hubiera dudas de su peligrosidad también habría que restringirlo por precaución. Dicho principio ya había sido usado por el Tribunal Constitucional de Colombia al prohibir la aspersión aérea de glifosato en la lucha contra las plantaciones de coca.
En segunda instancia se suspendió la cautelar considerando que la prohibición generaba una grave lesión al orden público y que “nada justifica la suspensión y abrupta remoción de registros de productos que contienen glifosato como ingrediente activo sin un análisis de los serios impactos de la economía del país”.
Más aún se subraya que el glifosato es muy utilizado en la producción de soja, principal producto de exportación de Brasil. Así la justicia reconoce expresamente el peso de los negocios en su decisión e inclina la balanza hacia la conveniencia económica general del país.
Aquí hay una discusión sobre cómo se entiende la realidad y hay diferencias respecto a qué valores jurídicos priman. En una instancia se da por probado la peligrosidad y en otra no; en una instancia se da prioridad a la defensa del ambiente y la salud, mientras en la otra se privilegia evitar un daño económico.
Otro fallo de notoriedad mundial ocurrió en agosto en California contra el herbicida Round Up de Monsanto, por una demanda de un jardinero en grave estado de salud por cáncer. El argumento fue que el producto, que contiene glifosato, es peligroso y Monsanto lo sabía. Este juicio se realizó por el sistema de jurados populares, donde 12 ciudadanos elegidos al azar votan si el acusado es culpable según lo que ven durante el juicio oral.
Nuevamente se presentó el ya famoso informe de la OMS que concluyó que el herbicida es “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. La aparición de mails internos donde ejecutivos de la firma dudaban respecto a informes científicos y discutían si publicarlos o “retocarlos” fue clave. Monsanto buscó defenderse con la ciencia citando más de 800 estudios que afirman que no está probada la relación entre el glifosato y el cáncer.
El fallo del jurado se resume en estos puntos: 1) El glifosato es peligroso y puede causar daño. Se entendió que los productos con glifosato tenían riesgos potenciales conocidos a la luz de la ciencia y que los consumidores esperaban un nivel de seguridad mínimo razonable que el producto no les brindó. También se dictaminó que es peligroso aún si se lo usa correctamente. Aquí vale un llamado de atención para Argentina en dónde se limita la discusión al uso de las buenas prácticas agrícolas como solución al tema agroquímicos, dejando de lado que para los consumidores ordinarios esto tiene un valor relativo y no parece brindar una respuesta satisfactoria al debate ni a los miedos generados por estas sustancias.
2) Monsanto fue negligente en advertir y además conocía los riesgos: La empresa no advirtió adecuadamente del peligro ni dio instrucciones suficientes sobre el uso seguro del producto y decidió ocultar la información.
3) El jurado dio por probada la relación entre el glifosato y el cáncer del demandante. Aquí no se prueba la relación causal científica, el voto del jurado por lo visto en las audiencias fue suficiente para encontrar a la firma responsable.
¿Puede en Argentina darse un fallo contra el glifosato? Nuestro sistema
En California, Monsanto perdió un juicio contra un jardinero
jurídico tiene similitudes con el de Brasil y más aún con el de Estados Unidos, aunque aquí no habría juicio por jurados. Los jueces pueden y suelen tomar casos internacionales como antecedentes no vinculantes. Si en Argentina hubiera una demanda lo suficientemente solvente en argumentar en términos jurídicos sobre el peligro del glifosato y la opinión pública se encontrara permeable a esta postura, parece probable que en el futuro tengamos fallos restringiendo el uso del glifosato en nuestro país.