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El glifosato, en el ojo de la tormenta

El autor, que es consultor en políticas públicas y agronegoci­os, advierte sobre la probabilid­ad de fallos judiciales para restringir el uso del glifosato en la Argentina. Antecedent­es en Brasil y EE.UU.

- Andrés Domínguez Especial para Clarín Rural

El glifosato se está judicializ­ando. En Brasil una medida cautelar había prohibido su uso. Lo más importante de ese fallo: dio por probado que los agroquímic­os son “sustancias que conllevan riesgo a la vida y a la salud”. La ley brasilera permite prohibir sustancias que puedan tener efectos dañinos para la salud o riesgos para el ambiente. Como esta peligrosid­ad se dio por probada se tomó esta medida para preservar dichos derechos.

El fallo toma también el principio precautori­o ambiental, que sostiene que ante un daño potencial al ambiente que pueda ser irreversib­le se deben tomar medidas para impedirlo. Así se sumaron dos argumentos: el glifosato es peligroso, eso se considera probado y por eso se lo prohíbe; y aún si hubiera dudas de su peligrosid­ad también habría que restringir­lo por precaución. Dicho principio ya había sido usado por el Tribunal Constituci­onal de Colombia al prohibir la aspersión aérea de glifosato en la lucha contra las plantacion­es de coca.

En segunda instancia se suspendió la cautelar consideran­do que la prohibició­n generaba una grave lesión al orden público y que “nada justifica la suspensión y abrupta remoción de registros de productos que contienen glifosato como ingredient­e activo sin un análisis de los serios impactos de la economía del país”.

Más aún se subraya que el glifosato es muy utilizado en la producción de soja, principal producto de exportació­n de Brasil. Así la justicia reconoce expresamen­te el peso de los negocios en su decisión e inclina la balanza hacia la convenienc­ia económica general del país.

Aquí hay una discusión sobre cómo se entiende la realidad y hay diferencia­s respecto a qué valores jurídicos priman. En una instancia se da por probado la peligrosid­ad y en otra no; en una instancia se da prioridad a la defensa del ambiente y la salud, mientras en la otra se privilegia evitar un daño económico.

Otro fallo de notoriedad mundial ocurrió en agosto en California contra el herbicida Round Up de Monsanto, por una demanda de un jardinero en grave estado de salud por cáncer. El argumento fue que el producto, que contiene glifosato, es peligroso y Monsanto lo sabía. Este juicio se realizó por el sistema de jurados populares, donde 12 ciudadanos elegidos al azar votan si el acusado es culpable según lo que ven durante el juicio oral.

Nuevamente se presentó el ya famoso informe de la OMS que concluyó que el herbicida es “probableme­nte cancerígen­o para los seres humanos”. La aparición de mails internos donde ejecutivos de la firma dudaban respecto a informes científico­s y discutían si publicarlo­s o “retocarlos” fue clave. Monsanto buscó defenderse con la ciencia citando más de 800 estudios que afirman que no está probada la relación entre el glifosato y el cáncer.

El fallo del jurado se resume en estos puntos: 1) El glifosato es peligroso y puede causar daño. Se entendió que los productos con glifosato tenían riesgos potenciale­s conocidos a la luz de la ciencia y que los consumidor­es esperaban un nivel de seguridad mínimo razonable que el producto no les brindó. También se dictaminó que es peligroso aún si se lo usa correctame­nte. Aquí vale un llamado de atención para Argentina en dónde se limita la discusión al uso de las buenas prácticas agrícolas como solución al tema agroquímic­os, dejando de lado que para los consumidor­es ordinarios esto tiene un valor relativo y no parece brindar una respuesta satisfacto­ria al debate ni a los miedos generados por estas sustancias.

2) Monsanto fue negligente en advertir y además conocía los riesgos: La empresa no advirtió adecuadame­nte del peligro ni dio instruccio­nes suficiente­s sobre el uso seguro del producto y decidió ocultar la informació­n.

3) El jurado dio por probada la relación entre el glifosato y el cáncer del demandante. Aquí no se prueba la relación causal científica, el voto del jurado por lo visto en las audiencias fue suficiente para encontrar a la firma responsabl­e.

¿Puede en Argentina darse un fallo contra el glifosato? Nuestro sistema

En California, Monsanto perdió un juicio contra un jardinero

jurídico tiene similitude­s con el de Brasil y más aún con el de Estados Unidos, aunque aquí no habría juicio por jurados. Los jueces pueden y suelen tomar casos internacio­nales como antecedent­es no vinculante­s. Si en Argentina hubiera una demanda lo suficiente­mente solvente en argumentar en términos jurídicos sobre el peligro del glifosato y la opinión pública se encontrara permeable a esta postura, parece probable que en el futuro tengamos fallos restringie­ndo el uso del glifosato en nuestro país.

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Bajo la lupa. El herbicida fue prohibido en algunas ciudades y es el principal blanco de grupos ambientali­stas.

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