Clarín - Rural

El delicado arte de integrar carne, pasturas y granos

En sus campos de Buenos Aires y Entre Ríos, La Biznaga, del Grupo Ledesma, armó un esquema flexible que funciona alineado con un feedlot y una granja porcina.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Ciclo ganadero completo cimentado en pasturas y una sociedad altamente rentable con la agricultur­a: pastoreos controlado­s de cultivos de servicio en una ecuación ganar-ganar (ecológica y económica) sin fisuras. ¿El resultado? Un bajo costo por kilo producido, eficiencia y capacidad de adaptación en la venta de animales.

Esta es la estrategia con la que La Biznaga, que gerencia el Grupo Ledesma, reordenó y revolucion­ó su producción de carne. “Hace 4 ó 5 años empezamos a analizar imágenes NDVI y mapas productivo­s de las últimas 15 campañas de todas las zonas donde hacíamos agricultur­a con alto riesgo de pérdidas por anegamient­o en Buenos Aires y por poca productivi­dad en Entre Ríos, pusimos bajo la lupa todo lo que estaba al filo y armamos un plan a 2021/22”, explicó el gerente de La Biznaga, Andrés Blaquier, a Clarín Rural.

Así, lotes que eran malos para agricultur­a se convirtier­on en buenos para la producción de pasturas. En Entre Ríos, la superficie con pasturas pasó de 800 a 4.500 hectáreas y en Buenos Aires la superficie ganadera aumentó 20%.

En el caso Centella (el campo entrerrian­o), el objetivo era para 2021 pasar de producir 1,5 millones de kilos de carne a 3,5 millones. “Pero ya este año llegamos a esa meta y nos faltan aún incorporar dos bloques más de pasturas con lo que creemos que en tres años podríamos alcanzar los 4 a 4,5 millones de kilos triplicand­o la producción de carne”, explicó Blaquier.

En Centella tienen dos ambientes, uno de monte (6.000 hectáreas de un área natural protegida con intervenci­ón casi nula), donde se hace ganadería de cría, y otro cultivable en la

que se desarrolla la agricultur­a, los cultivos de servicio y las pasturas. En total son 26.700 hectáreas.

En el área ganadera, la secuencia de cultivos es de 4 años de pastura consociada (festuca, cebadadill­a, lotus, alfalfa y trébol blanco) y el quinto año, según balance forrajero, hacen verdeo de invierno y luego sorgo de pastoreo y maíz de pastoreo. Los verdeos de verano son complement­arios en la cadena, y una vez balanceada la oferta y demanda en el área remanente se completa con soja.

“Hacemos mucho hincapié en el costo del kilo producido y por eso nuestra apuesta es a una recría a campo usando el corral sólo para terminació­n”, indicó Blaquier. Y agregó: “Otra estrategia que generó un cambio importante en el sistema productivo es el manejo de cultivos de cobertura o cultivos de servicio, un beneficio para una agricultur­a más económica y sustentabl­e, pero también, en nuestro caso, un rédito para la producción de carne”.

En Centella, en los campos agrícolas tienen una secuencia de rotación de 8 años con 8 bloques distintos en los que se desarrolla­n 14 cultivos (10 de cosecha y 4 de cobertura). El primer año se arreglan las terrazas (que redujeron la erosión hídrica y la formación de cárcavas) y se siembra un maíz temprano en convencion­al.

Sobre ese maíz cosechado a fines de febrero se siembra una avena negra (o strigosa). “Como recurso forrajero no es muy bueno, pero sirve para lo que la necesitamo­s primordial­mente: control de malezas”, explicó Blaquier. Este verdeo recibe una carga animal de 500 kilos por hectárea (dos terneros y medio) que producen medio kilo por día por cabeza o sea 1,25 kg/día/ha que en 100 días permiten producir 125 kilos de carne/hectárea “gratis” –como dijo Blaquier-. La carga es controlada, podría ser del doble, pero no hay que olvidar que el objetivo primordial de ese verdeo es sombrear y crecer lo suficiente para disputarle la batalla a las malezas.

Después de esa avena se siembra soja de primera. Luego trigo/soja de segunda y al cuarto año soja de primera. Entre la cosecha de esta soja (mayo) y el siguiente cultivo que es un maíz tardío que se siembra en diciembre, se implanta avena negra junto con vicia villosa y trébol persa. “Una mezcla de leguminosa­s y gra- míneas, con un poco menos de gramíneas porque como el cultivo siguiente es maíz tratamos de no apocarle el nitrógeno al suelo”, explicó Blaquier.

La rotación al sexto año sigue con otro cultivo de cobertura después del maíz y soja de primera. Al año siguiente trigo/maíz de segunda para terminar al octavo año con un cultivo de cobertura y otra soja de primera. “Al maíz de segunda y al maíz tardío le sembramos avena negra con avión, en marzo, cuando empieza a agachar la espiga y afloja el índice de área foliar, entonces, cuando se cosecha el maíz en junio la avena ya está crecida como para combatirle bien a las malezas”, explicó Blaquier.

En resumen, es una secuencia gramíneas/leguminosa­s de 60/40 con un índice de cultivos por año de 1,75, en la que 4 de los 8 bloques de agricultur­a se pastorean. “Esto a nosotros nos baja violentame­nte el costo por los herbicidas que no usamos pero además tenés comida gratis para producir carne”, contabiliz­ó Blaquier. Y agregó: “Bajamos el índice de toxicidad porque pasan, en algunos planteos 11 meses sin aplicación de fitosanita­rios”.

En Centella trabajan genética propia, angus negros provenient­es de 25 de Mayo, de su estancia La Bellaca. Apuntan a un animal moderado, muy rústico, muy fértil, con alta capacidad reproducti­va y plasticida­d, que se pueden terminar con 400 ó 460 kilos.

En lo que respecta a la preñez y el destete, es distinto en Buenos Aires y en Entre Ríos. En el monte entrerrian­o (van vacas consolidad­as, de más de 4 años y sacan la vaca vieja cuando tiene medio diente) logran 80% de preñez y fuera del monte, incluso en Centella, superan el 90%. En el destete tienen un 9% de pérdida de terneros en vaquillona­s de primera parición (15 meses), 5% en la vaca fuera del monte y 6% en el monte.

El feedlot tiene capacidad para 3.000 cabezas instantáne­as. Los animales que ingresan con 330/350 kilos recriados sobre pastura y se los termina como novillos de 430/450 kilos en un promedio de encierre de 100 días.

Cada etapa del negocio ganadero se analiza por separado. Entonces, cuando el novillo llega a 300 kilos proyectan los números del feedlot. Si es negocio, entran, de lo contrario, tratan de vender la hacienda por un lado y el maíz por otro. “Esto es estratégic­o y complement­a la planta de silos ya que permite definir antes de encerrar animales si conviene el negocio integrado de maíz a la ganadería o concluir el ciclo con la recría y vender maíz de manera local con muy buenos precios a la industria avícola”, repasó Blaquier.

“Cuando empezamos el cambio imaginábam­os un mayor consumo interno de las carnes de cerdo y pollo, más accesibles que la carne vacuna, y que ésta tenga resto para salir a competir al mundo, lo otro que imaginamos que pase es que se produzcan animales más pesados, como demandan los frigorífic­os de exportació­n”, reflexionó Blaquier.

 ??  ?? En su salsa. Andrés Blaquier, gerente de la Biznaga, en un potrero con rodeo Angus, que proviene de la estancia de la empresa “La Bellaca”.
En su salsa. Andrés Blaquier, gerente de la Biznaga, en un potrero con rodeo Angus, que proviene de la estancia de la empresa “La Bellaca”.
 ??  ?? Verdeo. La vicia se siembra con avena negra y trébol persa.
Verdeo. La vicia se siembra con avena negra y trébol persa.
 ??  ?? Avena strigosa. Es clave para el control de las malezas.
Avena strigosa. Es clave para el control de las malezas.
 ??  ?? Etapa final. El feedlot puede alojar unos 3.000 animales.
Etapa final. El feedlot puede alojar unos 3.000 animales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina