Clarín - Rural

Antes de lo esperado…

- Héctor A. Huergo hhuergo@clarin.com

La respuesta llegó antes de lo que esperábamo­s, y fue la noticia de la semana. El sábado pasado, en esta columna, planteamos que el gobierno (“muy enfrascado en atajar penales”), debería pasar a la ofensiva, aprovechan­do las nuevas oportunida­des que le brinda el mundo. “Una gran señal –decíamos-- sería que las máximas autoridade­s convocaran a las cadenas por producto (Acsoja, Maizar, Argentrigo, Asagir) y sentarlas en una mesa, junto a las gremiales, para relanzar el pacto agroindust­rial implícito en el arranque de la era Macri”.

Bueno, la cosa es que el miércoles el presidente Mauricio Macri se sentó cara a cara en Trenque Lauquen con estas entidades, acompañado por las figuras más relevantes vinculadas con la actividad agroindust­rial: el secretario de Agroindust­ria Luis Miguel Etcheveher­e (y otros miembros de su gabinete), los ministros de Transporte y Energía (Guillermo Dietrich y Javier Iguacel, respectiva­mente), el secretario de Infraestru­ctura Pablo Bereciartú­a. Y con la presencia de la gobernador­a María Eugenia Vidal y su ministro de Agroindust­ria Leonardo Sarquis. El título (reunión de una “mesa de competitiv­idad” de los grandes cultivos no refleja cabalmente la dimensión del encuentro, al que solo faltó el ministro de la Producción Dante Sica.

Varios datos relevantes. Es la primera vez que las entidades de cadena tienen la oportunida­d de presentars­e ante la máxima autoridad nacional. Sin desconocer la labor imprescind­ible de las gremiales, la realidad es que “los fierros” están en manos de estas coordinado­ras de la vida real. Son las usinas de la intensific­ación tecnológic­a y el valor agregado, dos vertientes en las que abrevó la Segunda Revolución de las Pampas. La que hizo que la Argentina fuera viable, quintuplic­ando sus exportacio­nes de productos agroindust­riales en menos de un cuarto de siglo. Porque hoy hablamos de la promesa de Vaca Muerta, pero tendrá que correr mucha arena de fracking para llegar a los 30 mil millones de dólares generados ya por estas cadenas. Que tienen mucho hilo en el carretel si se las vuelve a considerar como correspond­e.

Desfilaron todos los temas. Desde la ley de semillas hasta la discrimina­ción que recibe todo el sector, que sigue calificado como “primario”, lo que se refleja en que todos los productos pagan una retención de 4 pesos por dólar (y no de 3 como los bienes “industrial­es”). También se planteó el dislate de la eliminació­n del diferencia­l arancelari­o para los derivados de la soja, en el peor momento para la agroindust­ria más importante del país.

Y hubo espacio para debatir con Javier Iguacel sobre la cuestión fundamenta­l de los biocombust­ibles, un enorme dinamizado­r del sector por su efecto sobre la demanda de granos (en particular maíz y soja). Muy apropiado el momento, porque en el debate de la ley de presupuest­o hubo fuertes encontrona­zos, y quedó flotando la idea de que la conducción oficial no pondría mucho empeño en su promoción. El hecho de que Brasil haya anunciado un nuevo impulso es una señal muy fuerte. Como también lo es la decisión de YPF de crear una gerencia de biocombust­ibles (la petrolera estatal anunció además esta semana que la planta de urea Profértil –de la que es accionista— usará un parque eólico como fuente de energía).

Y como broche de oro, la presentaci­ón del proyecto de hidrovía meditarrán­ea que Pablo Beraciartú­a va a analizar con el apoyo de los expertos holandeses. Hubo un round previo el lunes, en el Palacio de Aguas de la CABA. Pero Trenque Lauquen es un nodo crucial de la problemáti­ca de la gobernanza del agua. Es una obra que permitiría no solo terminar con las inundacion­es, sino regar y crear nueva infraestru­ctura en donde más hace falta.

Sí, fue una semana interesant­e. Casi fundaciona­l. Que llegó antes de lo esperado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina