¿Cómo son los productores argentinos?
Una encuesta indica que tienen capacidad para asumir riesgo y actitud positiva hacia el uso de tecnología.
El trabajo, realizado en conjunto con la Universidad de Purdue, EE.UU., intentó responderse cómo son, cómo piensan, cómo compran, cómo se informan y cómo se financian los productores agropecuarios. La encuesta, que es la tercera que hacen, se hizo en junio y julio de 2017 en distintos partidos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos y fue actualizada recientemente con lo que llaman el AgBarometer, una herramienta para medir las expectativas del sector productivo. Para la evaluación de tendencias, la Universidad caracterizó a los empresarios en medianos (de 300-600 hectáreas), comerciales (de 600-1800), grandes (más de 1.800 has) y megaproductores (de más de 10.000 hectáreas). “En Argentina son los grandes productores los que marcan tendencia”, afirmó Bernardo Piazzardi, profesor de Estrategia de Empresas y Análisis Institucional de los Sectores Agroindustriales de la Austral, y añadió que entre los grandes y mega productores está el 11 por ciento de los productores pero trabajan el 55 por ciento de la superficie.
¿Cómo es el productor agropecuario argentino?
Según el estudio, el empresario local tiene capacidad para asumir riesgo, actitud positiva hacia la incorporación de tecnología -hay muchos adoptantes tempranos-, vocación por la productividad, está cambiando su modelo de negocios, tiene motivación por innovar y emprender y tiene planes de crecimiento e inversión, y forma parte de una red.
Una tendencia llamativa que detectó el relevamiento es que en 2009, el 80 por ciento trabajaba aunque sea una parte en campo arrendado, mientras que ahora ese porcentaje es del 62 por ciento, lo que indica que el modelo de producción en campo arrendado está cayendo.
En la presentación de los resultados de la encuesta estuvo presente el empresario Gustavo Grobocopatel, quien leyó en esa tendencia una regresión preocupante. “El mundo está tratando de copiar nuestro modelo de producción bajo arrendamiento, que le da la posibilidad de producir a los emprendedores. La caída del sistema de arrendamientos refleja la falta de reflejos nuestra para crear leyes e instituciones que contengan esa realidad, por ejemplo, leyes de arrendamiento y de semillas viejos y sistemas de comercialización de carne que hay que modernizar”, advirtió.
Luego agregó: “Si no tenemos una biotecnología de agricultura postgranaria, robotización, logística de transporte, no vamos a ser competitivos. Vivimos con la tecnología de hace 20 años”.
A su lado estaba el empresario Manuel Ron, director de la empresa de bioetanol Bio4, uno de los que se animan a apostar por el valor agregado contra viento y marea. “No está claro qué es lo que el Gobierno les pide a los productores, a dónde quiere que vayan las inversiones. Tenemos que hacer lo que el mundo demande, y para eso necesitamos inversiones. Hoy, conseguir financiamiento en Argentina es como cruzar la cordillera, es el talón de aquiles para salir de este círculo vicioso”, remarcó.
La visión de Ron se vio reflejada en la encuesta de la Austral, ya que la mayoría de los más de 800 encuestados dijo que financieramente se encuentra peor que hace un año, pero paradójicamente, más del 70 por ciento respondió que realizará inversiones para agrandarse en los próximos cinco años, y que ve buenas perspectivas para el sector. Es que son optimistas y saben que tal como dijo el productor David Hughes, “la oferta de granos y carne va a estar ahí, pero eso demanda una serie de inversiones en toda la cadena”. “Va a haber mucho más de todo y ese excedente va a ir hacia afuera, donde hay altas exigencias de calidad y sanitarias. Tenemos que estar preparados para estar al nivel”, afirmó Hughes.