El trigo argentino, en el radar australiano
La competitividad de los productores locales atrajo la atención de analistas y empresarios del país oceánico.
La eliminación de las retenciones a los cereales establecida por el presidente Macri apenas asumió, tuvo un impacto instantáneo en las exportaciones de trigo. De poco más de 4 millones de toneladas en la campaña previa, se pasó a casi 9 millones en la campaña siguiente y 13,5 millones
en esta última. Brasil es el principal destino, absorbe entre 5 y 6 millones de toneladas, y el vertiginoso crecimiento llevó a que gran parte del cereal haya desembarcado en puertos africanos y del sudeste asiático, mercados que históricamente fueron dominados por Australia.
La llegada del trigo argentino a estos puertos disparó las alarmas australianas. Por eso Ross Kingwell, economista del Centro de Innovación para la Exportación de Cereales del Estado de Western Australia (AEGIC) y Peter White, gerente de proyectos del mismo organismo, viajaron a Buenos Aires a estudiar la competitividad del trigo argentino.
La gran cantidad de datos recolectados por los especialistas australianos fue consolidada en un documento presentado el pasado 16 de noviembre en Perth, en un evento organizado por la AEGIC, la Cámara Argentina de Comercio en Australia (ArCham) y la Universidad de Western Australia. Contó con la presencia de David Hughes, presidente de Argentrigo, quien además fue invitado a realizar una gira por el “Wheat Belt”, la zona núcleo triguera, responsable del 50% de la producción de trigo australiana. Clarín Rural acompañó como único medio argentino.
El reporte describe exhaustivamente la cadena triguera argentina. Destaca la alta competitividad del trigo argentino frente al australiano, fundamentalmente gracias a sus bajos costos de almacenaje y de operación portuaria. Kingwell expuso los puntos sobresalientes del documento y advirtió que Australia deberá estar preparada para compartir el 40% de sus mercados con un trigo argentino más competitivo.
David Hugues describió las principales diferencias entre el productor argentino y el australiano. Destacó que en Argentina se trata de personas de negocios, que no suelen vivir
en el campo y dedican mucho tiempo a buscar las mejores opciones comerciales para adquirir insumos, para colocar el cereal o asistiendo a jornadas de capacitación, dejando las labores del campo en manos de contratistas. En cambio en Australia, el farmer se pasa la mayor parte de su tiempo atendiendo operaciones de siembra, pulverización, cosecha y transporte.
Para Diego Berazategui, presidente de ArCham, Australia y Argentina tienen un montón de oportunidades para desarrollar en conjunto. “Cada tema en el que uno se involucra, hay una oportunidad de trabajo en conjunto. Ustedes se darán cuenta cuando vuelvan a su país”, dijo dirigiéndose a un grupo de jóvenes argentinos que están realizando maestrías en la Universidad de Western Australia (UWA). Destacó que hay una compañía aérea interesada en volar directamente desde Ezeiza a Perth. Esto será una gran oportunidad para que ambas naciones fortalezcan los lazos
comerciales. Perth puede convertirse en la puerta de entrada a Indonesia y todo el sudeste asiático.
John Henchy, director ejecutivo de la Asociación de Maquinarias e Industria agrícola de WA, es fanático de los fierros argentinos y está convencido que en el rubro fumigadoras, sembradoras y agricultura de precisión nuestro país está en la vanguardia. Presentó las novedades que vio durante su gira por Argentina y, hablándole a los farmers australianos dijo: “Pongan a Argentina en su radar. Hay mucho para adoptar de allí”.