Con viento a favor, el cultivo quiere volver a recuperar el área perdida
Próximo a comenzar una nueva campaña, en el noreste del país, referentes marcan las oportunidades y los desafíos internos del cultivo y el horizonte promisorio del aceite en los mercados mundiales.
países para ver los precios parecidos o no a los del año pasado”, explicó.
En lo que viene hacia adelante, hay algunos indicios que hacen entusiasmar a la cadena girasolera argentina.
Desde hace una década que viene creciendo el consumo de aceite de girasol a nivel mundial un 5,5% por año, un valor inédito, según Ingaramo, y también las exportaciones totales se han incrementado un 10%.
“Esto no se ha registrado en ningún mercado alimentario. Estamos por encima del crecimiento poblacional. A medida que crecieron los ingresos de la clase alta y media en China,India y los países de Medio Oriente, ellos optaron por el aceite de girasol”, explicó Ingaramo.
Para el referente del cultivo, Ucrania no puede seguir creciendo en producción porque ya llegó a ocupar el 33% de la superficie con girasol de las 22 millones de hectáreas que implanta. Y en rinde tampoco puede subir porque está llegado a su techo, agregó. Además, comentó que los productores comenzaron a sembrar semillas de soja y maíz transgénicas que los hace competitivos. “Por lo que ese espacio a ocupar que se generaría ante el parate que puede llegar a tener el crecimiento de Ucrania puede ser aprovechado por otros países, y Argentina puede ser uno de ellos. Se requiere al menos un millón de hectáreas/año en el mundo para poder abastecer es demanda creciente de aceite”, informó.
De todas maneras, Ingaramo deslizó los inconvenientes que tiene la Argentina. “La industria argentina compite con costo/flete contra la industria ucraniana, que tiene diez preferencias arancelarias contra solamente dos que tiene la local”, indicó.
Además, sostuvo que Argentina no puede ingresar a la Unión Europea (principal mercado) como sí lo hace Ucrania. “Cuando hay que abastecer de mayor poder adquisitivo, que entra con Rotterdam, obviamente la Argentina no tiene nada que hacer. No tenemos cómo competir porque nos ponen limitaciones de tolerancia insecticidas que es muy complicado de cumplir”, detalló.
Sin embargo, aclaró que esta restricción no aplicó cuando el bloque europeo necesitó aceite alto oleico, como sucedió el año pasado, tras el fracaso de las cosechas en Francia y Rumanía. “Como lo necesitaban, compraron todo lo que pudieron, lo que marcó un gran negocio para el girasol alto oleico argentino”, cerró.