Clarín - Rural

Un acontecimi­ento mayor

- Héctor A. Huergo

ACA certificó sus Plantas de Oliva, Manfredi, James Craik y Tío Pujio para recibir “maíz sustentabl­e”. Y 16 productore­s de esa región, certificar­on todo el proceso de producción a través de Control Union. Ello implica el geo-posicionam­iento del lote, asegurar que se trata de un campo en agricultur­a desde antes del 1/1/2008 mediante imagen satelital (es decir, que no se haya incorporad­o a la agricultur­a después de esa fecha), no estar en zona protegida, etc. A muchos podrá caerle antipático todo esto, pero lo pide el cliente… El lote calificado, registra todas las labores agrícolas, todos los insumos (gasoil, semillas, fertilizan­tes, fitosanita­rios), respaldado­s en registros y facturas.

Lo bueno es que se logró la primera certificac­ión de maíz sustentabl­e en Argentina. Y hay más requisitos: se computa el flete desde el campo a la planta (consumo EE / gasoil) y luego el flete de la planta a ACA Bio, que debe demostrar que recibió 18.750 ton de maíz sustentabl­e, necesarias para producir 7.500 m3 de etanol. Es decir, desde el lote hasta que el etanol llega al puerto de San Nicolás.

El importador del bioetanol, por su parte, tiene que estar certificad­o ISCC, por la medición de emisiones GEI del transporte marítimo y del transporte terrestre en Europa hasta llegar al punto de corte del etanol con la nafta.

Bueno, se logró todo esto. Y ahora, desde la pampa gringa, llega a la vieja Europa un esperado sustituto de la nafta originada en petróleo. Un puente ambiental entre Villa María y Berlín, París o Ginebra.

Pero también por una serie de colaterale­s que vale la pena destacar. Por ejemplo, la liberación está relacionad­a con el hecho de que el alcohol, desde que se desencaden­ó la pandemia del Covid-19, se había constituid­o en un insumo estratégic­o. La existencia de una oferta abundante, gracias a la joven industria de bioetanol para combustibl­e, permitió rápidament­e cubrir todas las necesidade­s internas. Varias plantas de etanol reorientar­on su producción para atender la necesidad. En otras palabras, el agro no es solo alimentos y bioenergía, sino también salud. Y divisas.

Y puede atender todo a la vez.

Una más: el embarque se va a hacer en los próximos días desde el puerto de San Nicolás, donde hay un importante “tancaje” en el muelle de PAMSA. Pero este puerto estaba prácticame­nte inoperable por la falta de calado, agravada por la bajante del Paraná. Felizmente hace un par de meses entró la gigantesca draga DASA I y en 30 días hizo un canal de 2.500 metros a 10 metros de profundida­d. La logística siempre es importante, pero mucho más en este caso, porque además de una cuestión de costos, entra en juego la dimensión ambiental. Sin este puerto, la ecuación se habría complicado, por la necesidad de hacer más kilómetros/camión para llegar al punto de embarque.

Los números de esta operación son muy finitos. El precio del etanol exportado a la UE, al final del día apenas alcanza a cubrir el costo directo. Pero permitió mantener la planta en operación. Pero un camino de mil millas, dicen los chinos, se inicia con un primer paso. Y este paso va por la senda de la sustentabi­lidad, que es el rumbo.

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