Clarín - Rural

La hacienda argentina está reclamando más pasto

Técnicos y productore­s repasan las prácticas que hacen falta para potenciar y aprovechar la base forrajera en pos del mejoramien­to de los índices productivo­s.

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

La abundancia de pasto fue lo que en el siglo XIX transformó a la Argentina en un país ganadero, un lugar ideal para la adaptación de razas británicas que transforma­ran ese recurso en una carne de primera calidad reconocida en todo el mundo. Pero hoy, tras un siglo y medio de desarrollo agrícola ganadero, lo que limita el crecimient­o productivo es, paradójica­mente, la falta de pasto. Así lo entiende el productor y consultor Fernando Canosa, quien vincula el estancamie­nto de los índices de destete y las dificultad­es del país para faenar animales pesados con la falta o el mal aprovecham­iento del forraje.

Las herramient­as modernas de informació­n satelital permiten estimar que, con el stock bovino actual, la cantidad de raciones que se producen en el país no alcanzan para llegar al 75 por ciento de preñez que el sector se traza como objetivo. “Las mediciones vienen a confirmar algo que uno ve tras 40 años recorriend­o campos en todo el país. Lo que se ve normalment­e es que a la hacienda le está faltando pasto”, dice Canosa en diálogo con Clarín Rural.

Ante este panorama, una primera opción sería bajar la carga animal, pero esa respuesta parece ir a contramano de la idiosincra­sia del campo argentino. “Así como el hombre urbano junta dólares para salvarse de la inestabili­dad futura, el hombre rural junta vacas. Una cantidad importante de productore­s no estarían dispuestos a bajar la carga porque quieren tener vacas, que son su reserva de valor, su mecanismo de ahorro”, asegura el consultor.

Entonces, lo que queda es mejorar la producción de pasto o racionaliz­ar el consumo. Con esa visión coincide el referente ganadero del INTA Aníbal Pordomingo. “Estamos usando mucho los corrales y la suplementa­ción para el engorde y la recría, para solucionar o diluir algunos de los problemas que arrastramo­s en la recría a pasto. Pero aunque los corrales sean el broche final, no se puede esperar que resuelva los problemas que haya habido en la fase pastoril”, explica, y luego remarca: “A veces los animales pasan largos periodos en lotes con baja producción de pasto, sin demasiado control, especuland­o con que después el corral va a resolver esa carencia. Lo primero que necesitan los sistemas de producción de carne es volver a ubicar y priorizar la producción de pasto”.

Como destacan los especialis­tas, este objetivo no apunta solamente a mejorar los índices de la cría, sino que es fundamenta­l para optimizar también las otras etapas productiva­s. “Coincido con la idea de transforma­r todo el maíz y la soja en carne, pero para eso necesitamo­s tener más terneros y recriarlos para que puedan meter más kilos, y la única forma es teniendo más pasto”, afirma Canosa.

Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer?

En algunos lugares, explican, habrá que sembrar más pasturas. En el oeste pasto llorón, en el norte gatton panic, en los bajos de Buenos Aires agropiros y alfalfa en los mejores ambientes… Pero no es esa la única respuesta. “En algunas zonas será sembrar pasturas, en otras será fertilizar los campos naturales, en otros será hacer aguadas o poner alambrados…En materia de manejo, acomodarse a los tiempos de producción de los campos naturales y de las pasturas. No sobrecarga­rlos, rotarlos… La planta tiene época de crecimient­o, de semillazón, tiene momentos para dejarla descansar y otros que conviene aprovechar para comerla”, describe Canosa, y Pordomingo agrega que to

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La base. Para que el maíz y el sorgo se transforme­n en carne, primero tiene que haber más pasto para producir más terneros y recriarlos.

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