Nuevas semillas vienen en camino
El año próximo habrá más opciones para que el productor pueda controlar a los yuyos rebeldes.
A pesar de no contar con un marco legal apropiado a los tiempos que corren que respalde la comercialización de semillas de soja, el mercado argentino sigue siendo seductor para las empresas que quieren vender la simiente de la oleaginosa.
Una de ellas es Stine, referente en Estados Unidos (donde, dicen, el 75% de las variedades que allí se comercializan tienen su genética), que desembarcó hace 3 años en Argentina apostando a variedades de alto rendimiento que se seleccionan desde un vasto banco de germoplasma y el programa de mejoramiento más grande de la industria norteamericana.
En 2017, después de más de 25 años en Argentina, pero a través del germoplasma local en soja y de la producción contra estación e I&D para Estados Unidos, Stine decidió instalarse en el país para desarrollar y comercializar sus propios híbridos de maíz. Al año siguiente llegó el turno de la soja. “Esta campaña estamos multiplicando ya acá variedades de 2.5 a 4.8 para que la campaña 2021/22 puedan llegar a los productores de la zona núcleo sojera, y en las campañas sucesivas iremos incrementando hacia variedades de ciclos más largos, de 5.5 en adelante hasta 7, pensando en ir más al norte”, contó Juan Ronchi, gerente de producción de semillas de soja y maíz de Stine. La primera campaña tendrán entre 7 y 8 variedades disponibles.
Además de su expertise en el mercado norteamericano, y la búsqueda de variedades que aporte rendimiento, una de las llaves para seducir clientes es el lanzamiento de la soja Enlist E3.
“Aunque el marco legal aún no sea el ideal para traer estas tecnologías decidimos avanzar para no perder la lucha contra las malezas, que cada vez es más difícil, y estas variedades con resistencia a glifosato, glufosinato de amonio y 2,4-D Colex D ofrecen resistencia combinada a otros dos herbicidas que pueden usarse en el cultivo y permiten rotar principios activos”, resumió Ronchi.