Nutrición: una propuesta balanceada en cada campo
Una fertilización equilibrada es clave para que el cultivo exprese todo su potencial.
La soja es el cultivo que más se siembra en la Argentina. Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en la última campaña se sembraron 17,4 millones de hectáreas. Pero más allá que es el cultivo estrella de los últimos años, la oleaginosa tiene grandes desafíos. Uno de los que urge es el de la nutrición. Porque la soja está estancada en el rinde y una de las principales causas es la deficiencia en la fertilización, comenzó describiendo Jorge Bassi, director de Marketing de Bunge. Según explicó, hay varias razones que pueden explicar este atraso. A lo largo de los años el cultivo siempre tuvo altos niveles de retenciones que desmejoran la relación insumo-producto. Además, precisó, es difícil que exprese el cultivo síntomas claros de deficiencia de nutrientes en el campo porque al fijar nitrógeno a través de la inoculación, en general la oleaginosa siempre se presenta verde. Por último, al ser un cultivo con rendimientos de 3 toneladas por hectárea, no es tan fácil detectar respuestas de 10-15%.
Ante este contexto, desde la compañía lanzaron en 2014 un trabajo denominado Propuesta Bunge que consiste en ver los resultados de una fertilización óptima contra la que realiza el productor en el mismo campo del productor para que lo compruebe ”in situ”. “Vemos que el productor explora la curva de 50 a 80 kilos de fertilizantes de fósforo y azufre y nosotros obtuvimos la mayor estabilidad de respuesta cuando se trabaja con 150 kilos de fertilizante”, destacó agregando que en dicha propuesta de la empresa intentan copiar estos niveles de fertilización pero lo adaptan a cada campo dependiendo de los niveles nutricionales que presenta cada lote.
Según los resultados estadísticos de la Propuesta Bunge, en 51 ensayos entre 2014 y 2019, el promedio de las parcelas logrados por los productores fue 3.665 kilos de soja contra las 4.201 kilos que se obtuvieron con la Propuesta Bunge. Esto es una respuesta de 535,7 kilos, un 14,5% más.
En este sentido, Bunge pregona la realización de una fertilización anticipada en soja porque buscan no aumentar la carga de fertilizantes en la sembradora. “Tomando como base la red de Fertilizar en soja, comprobamos que la partición de la aplicación de fertilización de dos tercios anticipado y un tercio en la sembradora es cuando se expresa la mayor eficiencia en el uso de fósforo”; destacó.
Bassi remarcó que la soja requiere de diferentes niveles de nutrición y se adapta a las mezclas, por lo que desde Bunge se enfocan en productos de mezclas con fósforo, azufre y zinc.