Clarín - Rural

Son 90 días muy sensibles, antes y después del parto

Pautas para evitar un balance energético negativo de las vacas en los días anteriores y posteriore­s al parto.

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“No hay un período más desafiante para las vacas productora­s de leche que los 90 días vitales que van desde los 30 días previos al parto hasta los 60 días posteriore­s al mismo” advierte Jose Leibovich, Technical Consultant de Elanco Cattle. Durante este período las vacas pasan de no producir leche y gestar un ternero casi a término, a dar a luz y comenzar a producir gran cantidad de leche de un día al otro. Esto significa un gran desafío para el sistema productivo en general y para la vaca individual en particular.

Esto explica por qué durante esta etapa ocurren más del 70% del total de enfermedad­es diagnostic­adas a lo largo de la vida productiva de las vacas lecheras. Una gran parte de los problemas de salud de esta etapa tienen una causa en común: el balance energético negativo (BEN). Este ocurre cuando la cantidad de energía obtenida de los alimentos consumidos es menor que la energía necesaria para enfrentar los desafíos de producir eficientem­ente y mantener la salud y el bienestar de las vacas. La principal causa del BEN es el hecho de que durante las tres semanas previas al parto se observa una marcada disminució­n del consumo de alimento. Esta disminució­n se produce justo en los días previos a los de mayores requerimie­ntos para afrontar la posterior producción de leche.

“Cuando la vaca consume el alimento, en realidad está alimentand­o principalm­ente a los microorgan­ismos ruminales, y son éstos los que a partir de la fermentaci­ón del alimento producen los ácidos grasos volátiles que son la principal fuente de energía para la vaca”, explica Leibovich.

Cuando la energía provenient­e del rumen no es suficiente para cubrir los requerimie­ntos, la vaca comienza a utilizar sus reservas corporales de grasa. Esto se refleja en el aumento de ácidos grasos no esterifica­dos en sangre, que en condicione­s normales son metaboliza­dos por el hígado para obtener energía. Pero en determinad­as situacione­s, por ejemplo, cuando el BEN es muy intenso, el hígado se sobrecarga y no puede metaboliza­r de manera completa las grasas, comenzando a producir cuerpos cetónicos.

Llegado a determinad­o nivel en sangre (entre 1000 y 1400 μmol/l de hidroxubut­irato) se considera patológico, llamándose cetosis.

Las vacas con cetosis tienen mayor riesgo de sufrir otras alteracion­es de salud como desplazami­ento de abomaso, retención de placenta y metritis, entre otras. Por lo tanto, está claro que en el periodo que abarca de aproximada­mente los 30 días antes del parto y los 60 días posteriore­s, es fundamenta­l realizar un manejo sanitario y nutriciona­l que haga foco en obtener la mayor cantidad de energía posible de los alimentos que haya disponible­s para la vaca.

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