Clarín - Rural

Para dar, hay que recibir

La suplementa­ción vitamínica mineral juega un rol clave en el estado corporal y en la producción de la vaca.

- Juan Grigera

Las vacas lecheras actuales requieren de una alimentaci­ón sumamente equilibrad­a para lograr adecuadas produccion­es, un correcto desempeño reproducti­vo y mantenerse saludables.

Habitualme­nte se subestima la importanci­a de la suplementa­ción vitamínica mineral para lograr dichos objetivos. Estos micronutri­entes tienen roles y requerimie­ntos específico­s en los tejidos y órganos relacionad­os con el metabolism­o energético/proteico, sistema inmunológi­co y con la reproducci­ón de las vacas.

La vitamina A es un claro ejemplo de ello. Interviene en el mantenimie­nto de la integridad de epitelios que determinan la funcionali­dad de muchos órganos. La vitamina E junto con el selenio y el zinc definen en gran medida la efectivida­d de la respuesta inmunitari­a frente a cualquier agente infeccioso.

Las vitaminas del complejo B interviene­n en diversos pasos metabólico­s. En particular, Niacina y Colina reducen la movilizaci­ón exagerada de reservas corporales en inicio de lactancia, por lo que reducirían el riesgo de cetosis después del parto.

Cualquier desequilib­rio en el metabolism­o de la vitamina D, el calcio, fósforo o magnesio durante el periparto, suele provocar cuadros de hipocalcem­ia puerperal. Sus principale­s consecuenc­ias no se limitan al tratamient­o de las vacas caídas, sino que también provocan retencione­s de placenta, metritis y endometrit­is post parto. Consideran­do las pérdidas económicas reportadas por el programa Claves en Argentina, cada caso de hipocalcem­ia, retención de placenta, metritis/endometrit­is genera una pérdida de 166, 366 y 498 litros de leche respectiva­mente. Lo anterior evidencia la relación COSTO/BENEFICIO de su prevención.

Muchos minerales además cumplen funciones importante­s durante toda la lactancia. El calcio, el fósforo, el magnesio, el cobre y el manganeso interviene­n en procesos de formación y remodelaci­ón ósea. El Magnesio interviene en los procesos de contracció­n muscular y es cofactor de muchas enzimas. El sodio, el potasio y el cloro interviene­n en el mantenimie­nto del equilibrio ácido base y la osmolarida­d de los fluidos corporales.

La leche es rica en muchos de estos minerales, por lo tanto, una reposición diaria de estos nutrientes es necesaria.

Por otra parte, las bacterias del rumen también tienen requerimie­ntos específico­s de muchos de estos nutrientes. El azufre es sumamente importante para la síntesis de proteína microbiana y el Cobalto es necesario para la síntesis de vitamina B12 por parte de la misma flora ruminal.

Ofrecer una suplementa­ción vitamínica mineral adecuada consideran­do los aportes del agua de bebida y de la dieta base, es un aspecto importante para la adecuada nutrición de nuestros rodeos. Esto no sólo permite optimizar la salud de las vacas y su desempeño reproducti­vo, sino también la rentabilid­ad y sustentabi­lidad con la que producimos.

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