Un congreso para el gran protagonista de la bioeconomía
La cadena del maíz ofrece oportunidades para crear valor y fuentes de trabajo genuino y así lo demuestran las experiencias de quienes tomaron la iniciativa.
Valiosa información emitió desde sus 33 paneles y 4 presentaciones el Congreso Internacional del Maíz 2023, que tuvo lugar en Paraná, Entre Ríos, y cuyo acto de apertura contó con la presencia del gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet; el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Juan José Bahillo; el ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba, Sergio Busso; el presidente de Maizar, Pedro Vigneau; y el secretario de Integración Regional, Jorge Montoya.
Entre los temas desarrollados podemos hacer zoom en los referentes a la industrialización y agregado de valor que se le practica en nuestro país a la producción primaria del cereal. En esa sintonía, Alejandro Rollán coordinó el panel denominado Creación de valor en el negocio de las proteínas animales.
En ese entorno, disertó Martín Montiel de La Agrícola Regional Crespo y en representación de la Cámara Argentina de Feedlot, quien dijo: “Es muy difícil estimar el consumo de un componente de la dieta que se suministra a la hacienda ya que la conformación de esa dieta varía mucho entre establecimientos”.
Luego agregó, “podemos decir que 2,37 millones de toneladas de maíz se suministran a corral a nivel nacional. Si tomamos en cuenta la región centro, incluidas Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, que representan el 40 por ciento del total de animales en corral en el país, el consumo en la región sería de 1,15 millones de toneladeas de maíz. Así se puede tener una idea del valor agregado en el maíz para la carne”.
Trasformación de maíz en el cerdo. Luego, fue el turno de José Arrieta, de la Federación Porcina y señaló:
“En las 850.000 toneladas que se producen en el país de cerdo vivo por año, cada kilogramo de cerdo requiere 2,5 a 2,8 kilogramos de alimento en forma global en todas las granjas, y más en detalle cada kilo de cerdo requiere aproximadamente 2,3 kilos de maíz dentro de ese alimento”.
Para más detalle, dijo: “La producción porcina consume 1.700.000 toneladas de maíz por año, y en ese contexto para el 2021 fueron 2,5 kilos de alimento por cada kilo de cerdo y un consumo total de 1.060.233 toneladas”.
En Argentina el valor promedio de conversión hoy es de 2,7 a 2,8 kilos, es un indicador de eficiencia clave para mantenerse en el negocio.
Se puede decir que el 70 por ciento de los costos de una granja de cerdos es alimentación y de ello el 36 por ciento es maíz, siendo este la fuente de energía más barata si se lo utiliza eficientemente. Entonces, el maíz tiene un impacto directo del 13 por ciento en el costo de la carne en góndola.
Maíz en la producción avícola. Del sector avícola habló Héctor Motta del Grupo Motta, quien señaló que el resultado de la huella de agua en su establecimiento para el 2021 fue 0,47 m3 /kg de pollo que es 13% menos que el promedio nacional.
“Hace 4 años en un predio a dos kilómetros de General Racedo, en Entre Ríos, donde está radicada la empresa con su planta de faena, sobre 32 hectáreas hicimos una forestación plantando 27.000 árboles que generan aire puro para 6.000 personas. Allí en riego forestal se aplican 1.000.000 litros de agua/día”, aseguró. En lo que hace a la reducción de la huella de carbono en oxígeno, dijo que generan en el establecimiento 1,36 kilos de CO2 por kilo de pollo, un 9 por ciento menos que el promedio nacional.
“Una pequeña incorporación a la actividad, pero de gran impacto es la aplicación de un robot que reemplaza al hombre que hacía el rastrillado de la cama de pollo 4 a 5 veces al día con un rastrillo. Con el robot se tiene la garantía de una cama completamente seca”, detalló.
También incorporaron tecnología 4.0 e IA para el control de los procesos a distancia en tiempo real, con el desarrollo de un software que permitirá descartar las pechugas no aptas como fruto del proceso. “Vamos camino a la supervisión de los procesos en 360° con un análisis permanente del proceso productivo con la supervisión y corrección o ajuste de cada punto”, destacó.
Para hablar sobre el impacto del maíz y los otros productos en la composición del costo del alimento balanceado para aves, Motta dijo: “el 30% es maíz, 41 % soja y derivados, micro ingredientes 26% y el 3% otros (amortizaciones, energía, etc). La participación del maíz en el kilo vivo de pollo es 22,74%”.
Otro disertante fue Diego Maier de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos,
Alimentos, energía, biomateriales... las experiencias se multiplican
quien describió la matriz de conversión del maíz de la provincia. Señaló que Entre Ríos procesa más maíz que el que produce y no obstante ello, el maíz desplaza a la soja por ser mejor negocio.
Actor central de la bioeconomía. En el panel denominado “Maíz: actor central de la bioeconomía”, coordinado por el Ing. Agr. Fernando Vilella, fue disertante, Federico Nicolino de Papeleno, quien contó: “Éramos una empresa netamente plástica que hace 13 años empezamos a ver que la tendencia a nivel mundial y local iba en pos del cuidado del ambiente y en contra de todo lo que era plástico de un solo uso”.
Luego continuó: “Visto la tendencia en ese entonces hicimos las primeras pruebas con materiales bio basados y comenzando con alto contenido de papa, mandioca y de maíz. Mecánicamente y por la ecuación costo - beneficio empezamos a incorporar materiales de almidón de maíz. En aquel momento era un mercado de nicho, y lo que logramos fue adquirir todo el conocimiento y adaptar parte de la maquinaria y el expertise, y hace aproximadamente unos 4 a 5 años es un mercado que comenzó a crecer exponencialmente”, detalló el empresario.
Según narró Nicolino, muchos gobiernos comenzaron a tomar partido y primero fue la Comunidad Europea en el 2019, cuando llamó a todos los transformadores de plástico de la industria alimenticia y les comunicó que tenían tres años para adaptar toda su maquinaria y tecnología de empaque y de infinidad de usos a materiales bio basados.
Luego fue Chile, dándole un plazo de seis meses a las empresas, para que cambien totalmente de materiales y muchos no se pudieron adaptar.
“Nosotros con el conocimiento
que teníamos en aquel momento tomamos la decisión de instalarnos en Chile, luego de eso tomó la inicativa Uruguay aunque fue más moderado, pero esa es la tendencia, que señala cómo de una semilla de maíz se termina convirtiendo en un bio plástico cuyo uso es universalizado respecto del plástico tradicional. Hoy se fabrican desde hilos, tejidos, zapatillas, bolsas, cucharas, todo el universo del plástico se está produciendo con el bio plástico y la tendencia va a ser crecer más en los próximos años”, dijo.
A diferencia del plástico tradicional derivado de un combustible fósil que demora aproximadamente unos 180 años en salir del sistema, el bio plástico, dependiendo del grado del polímero que sea, demora entre 6 meses a 3 o 4 años y reduce en algunos productos hasta un 80 por ciento la huella de carbono, con lo cual, siguiendo con toda la tendencia que hay a nivel global, estará cada vez más instaurado en el mundo. Así es como una semilla de maíz termina siendo cualquier producto que uno se imagine disminuyendo la huella de carbono en casi todos los procesos.
Empresa de descarbonización. En el mismo panel, Manuel Ron, de Bio 4, se presentó como integrante de un grupo de 30 productores agropecuarios de la zona de Río Cuarto que se asociaron hace 14 años "para hacer la primera planta de etanol de maíz de Argentina y agregarle valor al grano de maíz y diversificar el negocio que teníamos cada uno de los asociados".
Entonces comentó que hacen etanol, burlanda, aceite de maíz... "Como también sale del proceso CO2 que no lo usamos y luego les cuento que se puede hacer. También lanzamos una nueva plataforma de venta de bonos de carbono y certificado de energías renovables y básicamente todo eso se logra descarbonizando las naftas con el etanol, descarbonizando, la energía eléctrica con energías renovables, descarbonizando la matriz en forma digital con esta oferta de bonos de carbono on line nos hemos convertido en una especie de empresa de descarbonización", explicó.
Básicamente se dedican a descarbonizar la economía, siendo productores agropecuarios. "Una función importante que además hacen a partir de un maíz con baja huella de carbono", acotó Vilella.
"Una cosa a futuro que las empresas petroleras comienzan a marcar es el uso del CO2 biogénico que generamos con nuestros procesos de producción. Las empresas petroleras tienen claro que a partir de 2050 la matriz energética estará nutrida por nuevas moléculas. Son las moléculas que se llaman E Fuse, que son sintéticas obtenidas a partir de recursos renovables. Así comienza a cotizarse el CO2 biogénico aplicado a hacer nuevos hidrocarburos”, explicó Ron.
Y agregó: "El CO2 biogénico se combina con el hidrógeno verde que viene de la hidrólisis del agua y se hacen los nuevos hidrocarburos renovables como el bioetanol verde, que son los combustibles del futuro”. ■
El panel titulado El maíz con el mejor balance de carbono del mundo, describió esta característica para el cereal que se produce en la Argentina. Disertaron Pedro Vigneau (Maizar), Leticia Tuninetti (INTI) y Rodolfo Bongiovanni (INTA), quienes expusieron los motivos por los cuales el maíz argentino se encuentra entre los de menor huella de carbono del mundo. En un panel de gran precisión conceptual, los disertantes explicaron las distintas maneras de medir el impacto que la producción de maíz puede tener en el medioambiente, a través de la emisión de dióxido de carbono durante su proceso productivo: fertilización, uso del suelo, deforestación, quema de residuos, entre otros.
Tuninetti explicó que “análisis del ciclo de vida es la metodología que utilizamos para estudiar este proceso en conjunto con Maizar. Significa analizar un proceso, producto o servicio desde la cuna a la tumba; desde la producción de todas las materias primas, pasando por todas las etapas productivas, transporte, transformación, consumo y costo consumo”.
En tanto, Bongiovanni clarificó que Argentina tiene una huella ambiental un 52% menor a la de China y Tailandia, por menor uso de nitrógeno; un 62% menor a la de España, porque ese país quema el rastrojo; 27% menor que en EE. UU. y en Canes, nadá, por menor uso de fertilizantes nitrogenados, y en el caso de Brasil, un 52% menor (en promedio) por cambio en el uso de suelos y por deforestación”.
Según detalló Bongiovanni, el maíz argentino emite un total de 1.246 kilos de dióxido de carbono equivalente por hectárea. Teniendo en cuenta el rendimiento del maíz, esto equivale a 178 kilos de dióxido de carbono por tonelada de maíz, es decir, 0,178 toneladas de CO2 por tonelada de maíz. “Este estudio incluye todas las características del maíz producido en Argentina, dentro del cual tenemos un 54% de maíz temprano y un 46% de maíz tardío. La diferencia no fue muy grande, siempre se mantuvieron las proporcio
donde el principal aportante en términos de huella de carbono fue la fertilización nitrogenada Por su parte, Vigneau resaltó que el bajo impacto ambiental no solo incide en el cultivo de maíz, sino que también lleva sus implicancias a otras cadenas productivas.
En esta línea, destacó que “el pollo argentino y otros procesos que son muy eficientes, tienen un ‘benchmark’ muy interesante cuando uno los compara con otros países”, dando a entender que los estudios ya han demostrado que en la avicultura y ganadería se percibe la diferencia cuando existe consumo de maíz argentino.