Clarín - Rural

En una zona típica ganadera, se adelantan a sembrar el poroto

En el este de Chaco y de Formosa, los productore­s implantan la oleaginosa entre agosto y septiembre. El principal problema es la variabilid­ad climática.

- Esteban Fuentes efuentes@clarin.com

La soja recupera terreno esta campaña tras un año fatídico por la sequía, principalm­ente por estar posicionad­a con un mejor precio relativo y unos menores costos en comparació­n con el maíz. Según el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, debido la mejora en el precio internacio­nal de la oleaginosa, hoy se necesita un 30 por ciento menos de granos que hace un año para comprar la misma cantidad de insumos.

Ante este contexto, la superficie de la oleaginosa llegaría a las 17 millones de hectáreas, un aumento del 5,6% en relación al año pasado. De todas maneras, aún está lejos de las 20,5 millones de hectáreas que fueron récord en la campaña 2015/16. La estimación de cosecha ascendería a 50 millones de toneladas contra las pobres 22 millones de toneladas del ciclo previo.

Y el puntapié inicial ya lo dio una zona del norte del país como es costumbre en los últimos años, más precisamen­te, en el centro-este de Chaco y centro-este de Formosa, zona típica ganadera, pero que la agricultur­a de “doble cultivo” ganó terreno con manejo y tecnología y ahora es común que la implantaci­ón de la oleaginosa comience a fines de agosto y se coseche en enero, lo que logran la soja primicia a nivel nacional. Y luego, vuelvan a sembrarla en fechas de segunda, al igual que hacen con maíz, sorgo y girasol.

En Colonia Elisa, Chaco, a 90 km de Resistenci­a, está el campo de Juan Pablo Goujón, que siembra 700 hectáreas en la zona asociado a BM Siembras, cuyo presidente es Carlos Grosso. "La zona es predominan­temente ganadera, de bajos o montes de distinto calibre, describió.

Juan Pablo contó que los pioneros de la zona en implementa­r el “doble cultivo” en esa región fueron su papá Ángel (ya fallecido hace un año) y su tío Jorge (sigue en la actividad).

Según recordó Juan Pablo, su papá implementó en la década del 90 la siembra directa y, en simultáneo, comenzó con el doble cultivo aprovechan­do las condicione­s ambientale­s.

La fecha ideal de siembra para la soja, según la experienci­a del productor, es entre el 20 de agosto y el 10 de septiembre. Pero algunos años sembró antes, en julio, con resultados “no malos”. Ahí, el problema es el riesgo de heladas. “Tuvimos varios años que las heladas nos pegaron feo, así que volvimos a la fecha de fines de agosto”, reconoció.

Para el productor, la fecha de siembra temprana de soja ayuda a posicionar mejor al cultivo, evitando enero que en esa región “es muy difícil” y por el otro lado, logra una rotación intensiva de dos cultivos de verano: soja, sorgo, maíz y girasol.

El cultivar que utilizan usualmente es grupo 4 largo o grupo 5 corto, pero ahora, en este caso, se largó a sembrar que está entre el grupo 5 largo y grupo 6 corto “por una cuestión de tecnología”, eligiendo la soja Conkesta para la protección de lepidópter­os. “No consigo sojas que se adapten a la zona y que sean más cortas”, dijo.

En esa zona, las condicione­s ambientale­s, como todo el norte argentino, tienen fluctuacio­nes extremadam­ente grandes de temperatur­as, destacándo­se el calor pero también el frío. Y cuando empieza a llover, en octubre y noviembre, se da la combinació­n tropical de altas temperatur­as y mucha

humedad, lo cual hace propicio el avance de enfermedad­es como de insectos.

“Los rindes de las últimas 4 campañas fueron muy difíciles, con rendimient­os muy magros aguantando con algún cultivo que no se acomoda, pero la venimos peleando como podemos”, sostuvo.

Las sojas, especificó, rindieron de 10 a 15 quintales el ciclo pasado, con picos de 20 quintales. “Una soja de 20 a 25 quintales la tomamos como bueno”, consideró.

Goujón ponderó la decisión de intensific­ar las rotaciones con doble cultivo o cultivo de servicio “porque dejar el lote barbechand­o el lote desde mayo (ultima cosecha) a diciembre es un período enorme donde no te da productiva­mente ni económicam­ente”.

“El suelo tiene que estar ocupado. Hemos probado hacer barbecho largo, pero no me cierra porque hay erosión de los suelos cuando llueve, problema de encharcami­entos y avance de malezas”, enumeró.

Otro productor que está en la zona, a 100 kilómetros de Goujón, pero en la provincia de Formosa, es Gerardo Tessore, que desde Carlos Pellegrini, Santa Fe, saltó al norte del país. Gerardo

es el encargado de La Constancia Agro S.A. una empresa familiar que hace unos años decidió mirar al norte para producir agricultur­a. Allí producen 600 hectáreas granos en 2.400 hectáreas, enfocado en el doble cultivo.

Coincidió en que la fecha de implantaci­ón ideal de la soja es entre agosto y septiembre, pero que se puede estirar hasta octubre. Y que utilizan grupos de madurez 5 largo o 6 corto en las primeras fechas (agosto-septiembre) y hasta 5 corto en fechas tardías (octubre).

“Este año hay un recambio varietal porque se dejó de comerciali­zar Intacta, que era la variedad que se sembraba normalment­e. Alguno la seguirá usando la semilla de uso propio u otros se irán a Enlist o la RR común”, señaló.

También para Tessore, el problema más delicado de la agricultur­a en esa región es el climático.

“Hay una variabilid­ad muy grande. Soy de Carlos Pellegrini, Santa Fe, y el clima es más estable pese a la sequía que hay”, dijo y agregó: “Es una lotería

Formosa”. También remarcó que hay una variabilid­ad de lluvias muy grande.

Según comentó, el año pasado sembró en octubre, fuera de "la fecha ideal", sin embargo, les fue muy bien. Logró en soja de primera 37 quintales, mientras que en la tardía, 20 quintales.

Relacionad­o a la variabilid­ad climática, también señaló que hay mucha variabilid­ad en los rindes. "El potencial de los campos es muy bueno”, dijo especifica­ndo que no hay grandes superficie­s homogéneas en la zona, sino que son solamente algunos lotes de 20 a 50 hectáreas que tienen las mismas caracterís­ticas.

“Hay zonas muy buenas y zonas muy malas. Eso hace que querés hacer una agricultur­a más extensiva, hay que ambientar cada zona”, comentó.

Ejemplific­ó que los cultivos de girasol o sorgo están en los suelos más pesados, más arcillosos, y en los suelos de mayor profundida­d, que son los de mayor potencial, se destinan para maíz o soja.

El clima es determinan­te en la región, pero con manejo y tecnología los productore­s le encontraro­n la vuelta ala agricultur­a en una zona ganadera ■

 ?? ?? Pusieron primera. Siembra de la oleaginosa en Colonia Elisa, en Chaco, luego de un maíz ue fue cosechado en mayo-junio.
Pusieron primera. Siembra de la oleaginosa en Colonia Elisa, en Chaco, luego de un maíz ue fue cosechado en mayo-junio.
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De Chaco. Juan P. Goujón.
 ?? ?? De Formosa. Gerardo Tessore.
De Formosa. Gerardo Tessore.

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