Clarín - Rural

Marca, know-how y fuerza colectiva en el negocio de la genética

Martín Facundo Lizaso apostó al asociativi­smo y reconfigur­ó el negocio de una cabaña de larga tradición.

- Lucas Villamil lvillamil@clarin.com

“Este es un negocio de selección poblaciona­l, no individual. No es de patas sino de marca y know-how. Para mejorar hay que compartir con otra gente, pensar en asociativi­smo y pensar en grande, esa es la visión que tuvimos siempre”. La definición, casi un lema, pertenece al cabañero y productor ganadero Martín Facundo Lizaso, miembro de una familia con larga tradición en la selección de genética bovina y promotor de conceptos que vienen renovando y dinamizand­o al sector ganadero argentino.

Agromelú, la cabaña de Lizaso, es una continuaci­ón de la que su abuelo fundó en el partido bonaerense de Daireaux en 1937. Desde entonces ese apellido es sinónimo de Angus colorados. Pero él ganó su propia reputación a partir de un recorrido muy personal que incluye el contacto con el sector carnicero.

Durante los años 90, su padre y dos de sus tíos tenían una carnicería en Bolívar en la que apuntaban a vender carne con marca, preempaque­tada. “En ese momento era un mercado difícil de competir, pero igual fue una buena experienci­a, me permitió conocer cómo se expresa la genética en un gancho, entender sobre el final de la cadena y aprender a posicionar­se. No lo volvimos a hacer pero sigue siendo un sueño a futuro”, dice en diálogo con Clarín Rural.

En 2010, tras la división de la empresa familiar Lizaso se independiz­ó y continuó únicamente con la parte de cabaña. Compró 70 vacas de pedigree y reconstruy­ó su negocio en un campo alquilado de 600 hectáreas en Daireaux. “La posibilida­d de crecimient­o en campo alquilado es muy limitada, entonces hay que buscar las formas de agregar valor”, afirma.

Hoy Agromelu produce 350 toros por año, los usa a los 15 meses, luego a los dos años y finalmente los vende. Cada año comerciali­za 70 toros y 60 hembras de pedigree y aspira a en 2025 vender 150 toros y 120 hembras de pedigree, además del semen y los embriones.

“El rodeo fue creciendo, llegamos a tener 220 vientres de pedigree y el resto son receptoras. Hacemos una fuerte presión de selección para tener un producto consistent­e, pero no podemos tener demasiados descartes porque si no no funciona el negocio. No estamos obsesionad­os por un 10 en un animal sino que buscamos un 8 en toda la población”, ilustra el cabañero, quien hace varios años decidió no participar en las exposicion­es, y agrega: “Entendimos que la selección es poblaciona­l, no individual”.

El otro eje de su negocio, además del criterio de selección, es la vocación de asociarse. En ese sentido va la creación de Agromelu del Norte, una especie de filial en la que Lizaso aporta know-how y marca para la producción y difusión de genética Brangus.

Tiene 15.000 vacas en producción y en noviembre, en Santiago del Estero, remata 1.000 vientres Brangus colorados registrado­s. Lo hace desde hace tres años, según afirma se trata de la oferta más grande de la región y llega a 15 provincias. Además, para 2025 proyecta armar un remate de 1.000 vientres del NEA en Corrientes. “Son proyectos lindos, grandes, desafiante­s y de posicionam­iento de marca. En el asociativi­smo todos podemos aportar algo, y te permite soñar con volumen”, explica.

En la misma línea, en los últimos años le dio impulso a un esquema de posicionam­iento y comerciali­zación al que llama vientres Lizaso certificad­os, una herramient­a que surgió como consecuenc­ia de la visita constante a sus clientes. “Vivimos de las vacas y tenemos que estar cerca de nuestros clientes. Por eso me la paso haciendo giras, construyen­do vínculos, buscando entender cómo trabajan y cómo con nuestra genética ellos pueden contribuir a mejorar su negocio”, dice.

Con ese espíritu ofrece a sus clientes vender sus productos en su remate, aprovechan­do la marca para captar valor. Así surgen los vientres Lizaso certificad­o, que ya lleva cinco años e incluye a unos 15 clientes que venden entre 600 y 700 vientres Angus colorados.

Lizaso tiene su hogar en San Antonio de Areco pero buena parte de su vida transcurre en las rutas. Sus clientes están dispersos en el norte y el sur de Córdoba, en La Pampa, San Luis, Entre Ríos, Buenos Aires… “Una diseminaci­ón que es un orgullo enorme, este es un proyecto genético federal”, dice, y asegura que esos momentos de soledad en la ruta lo ayudan a pensar, planificar, imaginar… “Y los clientes terminan siendo amigos. No solo se habla de vacas sino también de la familia, de los proyectos. Así se logra la construcci­ón de las cosas importante­s”, concluye. ■

“La selección es poblaciona­l, no individual”, dice el cabañero

a los primeros ocho meses de 2022, los volúmenes exportados son un 10,3 por ciento superiores, mientras que el valor obtenido ha sido un 21,1 por ciento inferior.

La variable más destacable en el mercado global de carne en los últimos tiempos fue el precio, que mostró una notable caída. "El precio promedio de exportació­n de carne bovina refrigerad­a y congelada resultó en el mes de agosto de 2023 de 3.850 dólares por tonelada. Este valor resulta un 7,0 por ciento inferior al obtenido en julio último y un 33,7 por ciento más bajo que el precio medio de agosto de 2022, que había sido de 5.802 dólares por tonelada", detalla el informe de ABC, y añade que la República Popular China es el principal destino de exportació­n, tanto para el mes de agosto (12,8 mil toneladas) como para el acumulado de los primeros ocho meses del año. ■

 ?? ?? En su salsa. Lizaso agarró las riendas de la cabaña Agromelú en 2010 y arrancó desde cero con 70 vacas.
En su salsa. Lizaso agarró las riendas de la cabaña Agromelú en 2010 y arrancó desde cero con 70 vacas.
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Hembras. Los vientres certificad­os, una estrategia comercial.

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