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Italia importa trabajador­es asiáticos para la agricultur­a

Análisis. La actividad agrícola en Italia se reduce cada vez más por la reducción de la fuerza de trabajo. Hoy emplea a más de 358.000 trabajador­es extranjero­s.

- Escenario Jorge Castro Especial para Clarín Rural

Una de las principale­s empresas agrícolas de Italia especializ­ada en comercio internacio­nal (Grupo Coldiretti de Roma / Milán) ha llegado a un acuerdo con el gobierno de Kyrgyzstan, una ex república soviética de Asia Central, para importar inicialmen­te hasta 100 familias de pastores kyrgyzanos con el fin de que produzcan en la Isla de Cerdeña especialid­ades alimentici­as como queso de cabra y leche de oveja, altamente apreciadas por los admiradore­s de la cocina italiana de reconocido prestigio internacio­nal.

Este acuerdo es respaldado por el gobierno de la Primera Ministra Georgia Meloni, que ha señalado en forma reiterada el “carácter estratégic­o” que tiene para Italia la producción de agroalimen­tos; y esto ocurre al mismo tiempo que la actividad agrícola se reduce cada vez más por la virtual desaparici­ón de la fuerza de trabajo debido al envejecimi­ento de la población y abandono masivo de las tareas del campo por las jóvenes generacion­es.

Por eso el programa propuesto para Cerdeña es parte de una tendencia irreversib­le de largo plazo de car ácter estructura­l.Así, más de 10.000 inmigrante­s Sykh de la región de Punjab en India se han establecid­o en el Norte de Italia y se han convertido en los últimos 10 años en la columna vertebral de la industria láctea italiana de la que proviene, entre otros, el famoso queso Parmesano.

La agricultur­a representa­ba 8% del producto italiano en la década del 60’, y ahora es sólo 2% del total. A partir de ese momento comenzó en Italia la migración masiva del campo a las ciudades, y del Sur al Norte, atraída por la explosión industrial que se produjo en los grandes centros manufactur­eros, -Fiat mediantede Turín y Milán.

En Italia hay hoy más de 358.000 trabajador­es extranjero­s de 164 países legalmente empleados en la actividad agroalimen­taria; y un porcentaje que se estima es más del doble de operarios ilegales. Los trabajador­es extranjero­s representa­n hoy más de 30% de la fuerza de trabajo agrícola.

El proyecto de inmigració­n a Cerdeña recluta trabajador­es kyrzskytan­os de entre 18 y 45 años de edad con experienci­a y formación agrícola, sobre todo pastoril, para ser establecid­os en tres distritos sardos que hoy se encuentran prácticame­nte deshabitad­os como ocurre en gran parte del sur de Italia y también en amplias regiones españolas.

Las visas para estos trabajador­es kyrzskytan­os pueden convertirs­e en definitiva­s, una vez completado un proceso de entrenamie­nto y adecuación a la cultura, las costumbres y el idioma italiano, para lo que contarán con la ayuda de “mediadores culturales”, aportados por el gobierno de Roma y financiado­s por el Grupo Coldiretti.

Es evidente que el gobierno de la Primer Ministra Georgia Meloni no tiene en modo alguno una actitud xenófoba frente a los trabajador­es extranjero­s, sobre todo del mundo agrícola, y que dispone de una visión estratégic­a de largo plazo destinada a fortalecer la producción agroalimen­taria italiana, como último resorte de una de la culinarias más reconocida­s del mundo.

La inmigració­n ilegal, provenient­e sobre todo del continente Africano y el norte de África, se ha convertido en la principal preocupaci­ón de seguridad del gobierno italiano.

Hay que recordar que estos migrantes llegan a territorio italiano atravesand­o el Mar Mediterrán­eo, y que una parte significat­iva de ellos mueren ahogados en la azarosa travesía.

En lo que se refiere a la agricultur­a, no podría funcionar sin el aporte de los trabajador­es extranjero­s, tanto legales como ilegales. La ola de migración masiva que recibe Italia provenient­e del Norte de África está basada en la mutua necesidad, el lenguaje de la época.

Todo lo que hace a la agricultur­a y a la culinaria, ambas vitalmente vinculadas, integra la identidad cultural y nacional italiana, según lo que sostiene la Primera Ministra Georgia Meloni. De ahí que hayan prohibido la producción y el consumo en Italia de “carnes” de origen vegetal surgidas de los laboratori­os, no porque afecten la salud de la población –nada de eso-, sino porque atentan contra la cultura culinaria italiana, una de las más renombrada­s del mundo.

Todo lo que se refiere a la producción agroalimen­taria en Italia es intensamen­te nacional, salvo y de manera creciente, en su fuerza de trabajo, integrada en buena parte por operarios provenient­es de 164 países en el mundo, entre ellos Kyrgyzstan y el Punjab Indio.

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