Sorgo: la escala y la tecnología, claves
China importa el 70% del granífero que se produce en Argentina. Control de malezas y de .una plaga en un mismo híbrido.
El sorgo viene de un lustro de resurgimiento en la Argentina, alentado por las crecientes compras de China. Pero el envión puede diluirse si no se afianza lo logrado luego del protocolo firmado con la potencia oriental, en 2017.
El obstáculo que representaban las malezas empezó a superarse con la biotecnología de resistencia a las imidazolinonas, que facilitó su lugar en las rotaciones de cultivos. A un precio FOB de 285 dólares por tonelada tampoco hay un problema de precio. La última valla superada fue el pulgón amarillo de la caña de azúcar, que puede destruir el cultivo en 3 días, y bajó como amenaza desde el norte argentino hasta campos santafesinos y entrerrianos.
El desafío es que la oportunidad que generó China no se desvíe a otros países que ofrezcan los crecientes volúmenes que requiere el gigante asiático, en especial para la elaboración de bebidas. El millón de hectáreas de sorgo granífero que se sembraron en nuestro país en la última campaña no parece suficiente garantía para que los orientales estén tranquilos con sus inquietudes sobre seguridad alimentaria.
Y los rivales también juegan. El cultivo crece en todo nuestro continente. Brasil ya produce entre 3 y 4 millones de hectáreas de sorgo y avanza en su protocolo para empezar a exportar a China, que dará prioridad al proveedor que le garantice volumen.
“Además del negocio puntual, el sorgo hoy es un huevo más en la canasta de opciones del productor argentino y no debería perderse”, advierte Francisco Cinque, gerente general Cono Sur de Advanta. Y asegura que es “una alternativa competitiva por su excelente adaptación a condiciones climáticas poco favorables, su gran aporte de rastrojo a la rotación, la capacidad de almacenar carbono y su versatilidad de uso”. Es incluso un aliado estratégico frente al calentamiento global, por ser uno de los cultivos más eficientes en el uso del agua. Consume menos agua que el maíz, el trigo o la soja por cada kilo de materia seca producida.
Hasta 2017 el productor se veía limitado en el manejo de malezas en pre emergencia, y consecuentemente se dificultaba la implantación y la cosecha. Ese año Advanta lanzó “igrowth, la primera tecnología en sorgo para lograr un eficaz control de malezas, que permitió acortar la brecha de rendimiento en el cultivo, al facilitar la rotación, mejorar coeficiente de logro, ser la única herramienta en pos-emergencia, permitir disminuir la altura de picado en planteos de silaje de planta entera, y maximizar la producción de materia seca en sorgos forrajeros”. Actualmente, esta tecnología, posee un 34% de penetración en el mercado, y pretende alcanzar el 50% de este para fines de la próxima campaña.
Para defenderse del pulgón amarillo de la caña de azúcar, el año pasado Advanta Argentina lanzó el primer híbrido “Aphix” adaptado al país. Esta tecnología aporta la máxima tolerancia del mercado a esta plaga, permitiendo mantener el potencial de rendimiento. Entre sus beneficios: tolera los máximos niveles de infestación, disminuye la tasa de reproducción de la plaga, permite disminuir el uso de insecticidas, amplia la ventana de aplicación y aumenta el tiempo para la toma de decisiones.
En híbridos susceptibles fueron necesarias 4 aplicaciones de insecticidas a lo largo del ciclo, mientras que en el hibrido Aphix fue necesaria solo 1. Este ahorro equivale a 45 US$/Ha.
Ahora, Advanta unió ambas tecnologías: igrowth y Aphix en un híbrido, para que el productor pueda combatir ambas amenazas, con máximo potencial de rinde. Y como lo que no avanza corre el riesgo de retroceder, para el año que viene prevé sumar una nueva tecnología. Así, el stalkeo biotecnológico no da motivos para no sembrar sorgo. ■