Las voces desde el lote: por qué y cómo sembrar maíz tardío
La evolución del manejo transformó al tardío en una opción para ganar estabilidad. Este año el retraso de las lluvias ya inclinó la decisión de muchos productores.
La siembra de maíz tardío creció y se consolidó en las últimas campañas en muchas zonas como una forma de adaptar los esquemas productivos a las variaciones ambientales. Eso es algo que no se debe perder de vista al analizar lo que puede llegar a suceder este año, que aunque se supone que es Niño viene mostrando un retraso de las lluvias que hace que muchos productores ya estén recalculando sus planes.
Para entender cómo se realiza la toma de decisiones en el lote, Clarín Rural conversó con productores de distintas zonas. Augusto Mc Carthy, productor de Navarro, en el norte bonaerense, advierte que en su campo la lluvia aun no llegó y la napa está cada vez más lejos. “El año pasado por falta de humedad no hicimos ni una hectárea de maíz. Yo había comprado un maíz sin eventos contra insectos, que se pueden sembrar de manera temprana cuando todavía hace frío y no hay mucha incidencia de insectos. No lo usé, le pedí al acopio que me lo guarde y este año volví a pedirle al acopio que me lo guarde y compré semillas con tecnología para poder hacerlo tardío, por si la fecha de siembra se corría como se está corriendo”, detalla, y luego reconoce que el tardío no es precisamente su debilidad.
“No me gusta por un tema de rendimiento y porque se seca mucho más lentamente, la cosecha se puede complicar más, los lotes se entregan tarde y podés terminar cosechando recién en agosto. No es simplemente el tema del rendimiento. Pero dadas las circunstancias climatológicas, cada
En general, la densidad de siembra disminuye, acorde a cada ambiente
vez se está implementando más, para diversificar el riesgo”, dice.
Desde Gualeguaychú, Entre Ríos, Manuel Chiappe comenta que en esa zona el maíz tardío apareció hace diez años como la solución para esquivar el riesgo de sequía de enero, perop afirma que “lamentablemente en los últimos cinco años esa estabilidad se perdió”. “Las sequías se corrieron a febrero-marzo-abril pulverizando cualquier cultivo y en especial el maíz, ya que lo agarra en floración y lo liquida. Hoy, por la presión en malezas y humedad a cosecha hay que pensarlo dos veces”, advierte.
Luego agrega que de todos modos, con algo de conocimiento en el manejo, sigue siendo una carta interesante. “En general bajás un poco la densidad asociado a que hay menos agua y va a haber menos radiación solar. En esa línea se ajusta la fertilización a la densidad y al rinde objetivo. Además, como tenés que tener el lote limpio de malezas hasta diciembre, usas en general una aplicación adicional de agroquímicos, salvo que siembres en otoño una vicia villosa que captura nitrógeno y se lo entrega después al maíz tardío, además de
que te ayuda a controlar las malezas biológicamente”, comenta.
En Balcarce, sur de Buenos Aires, Juan Pablo Casabal tiene un criadero de cerdos y cuenta con el maíz como un cultivo estratégico, pero aclara que aunque todos los años hace algo de cereal en fechas tardías, no lo destina a la alimentación animal porque al cosecharse en julio/agosto es más común que tenga mayor presencia de micotoxinas. De todas maneras, se trata de una variante que le dio buenos resultados en la última campaña, y carta que gana no se toca. “El año pasado, a contramano de lo que pasó en otras zonas, a partir de enero y febrero tuvimos buenas lluvias e hizo calor, por lo que tuvimos muy buenos rindes de maíz tardío, de 9.000 kilos en promedio. Tuvimos condiciones atípicas con respecto al resto de los años, fue como si se hubiera extendido el verano. Este año la idea es repetir”, dice.
Por su parte Carlos Grosso, quien maneja una empresa de siembras en el centro de Santa Fe, una de las zonas más complicadas por la falta de humedad, cuenta que a pesar de que el maíz tardío suele ser uno de los cultivos más seguros, el año pasado ni ellos se salvaron. Este año, Grosso sigue
La cosecha del tardío se puede complicar, pero dadas las circunstancias climatológicas, cada vez se implementa más, para diversificar el riesgo”
La fertilización se ajusta a la densidad y al rinde objetivo. En general el maíz tardío rinde un 20% menos que el temprano en iguales condiciones”
Incluso en un suelo clase 6, con un buen manejo se puede aspirar a 6.000 kilos por hectárea, un número muy interesante para ese tipo de ambientes”