Triple interacción según la fecha de siembra del maíz
Cruces de datos entre diferentes cultivares, densidad y dosis de fertilziación revelaron diferencias.
En el manejo agronómico del maíz es relevante la interacción entre genética, densidad, y fertilización nitrogenada. Existe fuerte evidencia que la respuesta a densidad y fertilización es sitio específica, y que diferentes genotipos expresan un comportamiento diferencial en estos factores.
La fecha de siembra temprana es la más sensible a cambios en la oferta de recursos. El nivel más bajo de nitrógeno (N) en suelo y el balance hídrico ajustado generan una singular sensibilidad del cultivo al manejo. En siembra tardía, la reserva de agua inicial, el N acumulado en un barbecho prolongado y la menor demanda ambiental durante el período crítico estabilizan los rendimientos, permitiendo rangos más amplios donde los cultivos se encuentran en el óptimo. El desencadenamiento de un ciclo La Niña durante las últimas tres campañas determina una fuerte reducción en las precipitaciones acompañado de golpe de calor, acentuando el efecto varietal sobre la tolerancia a la competencia intraespecífica. En este contexto, reducción en la densidad podría conferir al cultivo mayor tolerancia a un ambiente desfavorable. La oferta de N es parte del ambiente. Bajo una adecuada fertilización, el cultivo podría tolerar mayor densidad. La genética interactúa, y condiciona la respuesta a los factores de producción. Algunos cultivares se comportan mejor en condiciones restrictivas para cada planta individual, con alta densidad y bajo N. En cambio, otros genotipos responden mejor a la alta fertilización, o al alivio de la competencia por baja densidad.
Hipotetizamos que: 1. La fecha de siembra es la decisión de manejo más relevante para evitar estrés hídrico. 2. La reducción de la densidad y el incremento de la fertilización permiten mitigar los efectos de un estrés hídrico pronunciado, y 3. Diferentes genotipos presentan una respuesta particular a fertilización y densidad, y optimizan su productividad a una combinación de dichos factores que origina la necesidad de recomendaciones específicas por cultivar
Los rendimientos de siembra temprana estuvieron limitados especialmente por agua, y en menor medida fertilidad.
Con relación a densidad, como era de esperar, 50 mil pl ha-1 se destacó por sobre 70 mil, y esta superó a 90 mil . Este comportamiento imita a la campaña 2021/22, pero marca una diferencia respecto de los ciclos 2019/20 y 2020/21, donde 75 mil pl ha-1 se constituyó en la población más destacada. Las condiciones ambientales extremas de la campaña explican este comportamiento. Las diferentes densidades presentaron similar número de espigas logradas m-2, ajustando el índice de prolificidad. Es decir, por encima de la densidad que toleró el ambiente, las plantas en exceso resultaron estériles e improductivas. La respuesta de los genotipos a la densidad fue similar, con mejor comportamiento en baja y escasa tolerancia al incremento excesivo.
La fecha de siembra tardía arrojó un cultivo algo más equilibrado en su morfología y comportamiento
La densidad repitió el comportamiento de la fecha temprana, con claras ventajas del nivel menor de 50 mil pl ha-1, y una severa penalidad en la población máxima de 90 mil pl ha-1
La densidad de 90 mil pl ha-1 condicionó severamente la respuesta a una mayor dotación de N, por la severidad del estrés creado por altas poblaciones. Se suma el efecto del N sobre la expansión foliar, incrementando la tasa transpiratoria, lo que resultaría más grave en altas poblaciones. Este comportamiento diferencial de los genotipos frente a la variación en el nivel de los factores densidad y nitrógeno, y de nitrógeno ante cambios en la densidad, explica la ocurrencia de una interacción triple cultivar x densidad x N.
Se premió fuertemente la baja densidad pero también la correcta fertilización. ■