Clarín - Rural

Las últimas lluvias cambiaron el escenario para los productore­s

Los milímetros de octubre y de principio de noviembre fueron clave para el campo. Mucho maíz temprano pasó a tardío. Para la soja el horizonte es promisorio.

- Lucas Villamil lvillamil@clarin.com

Esta semana los pronóstico­s climáticos de mediano plazo coincidier­on en afirmar que el fenómeno Niño no tendrá la intensidad proyectada hace un mes, pero lo cierto es que en casi todas las zonas productiva­s del país se disfruta por estos días de una humedad que hace rato no se sentía: Marcos Juárez, 110 mm; Concordia, 74 mm; Paraná, 69 mm; Santa Fe, 67 mm; Rosario, 63mm; Río Cuarto, 57 mm; Junín, 54 mm. Aquí algunos ejemplos del acumulado de la semana en las ciudades agrícolas más importante­s, según datos del Servicio Meteorológ­ico Nacional.

Los productore­s siguen de cerca las previsione­s de los expertos, pero la toma de decisiones la terminan de concretar mirando al cielo y a la tierra.

Para tomarle la temperatur­a a la campaña agrícola, Clarín Rural consultó a productore­s y técnicos de diferentes regiones sobre la evolución de los perfiles, las siembras y lo que se puede esperar para los próximos meses.

Martín Olivanti, productor y asesor en la zona de Las Parejas, en el sur de Santa Fe, cuenta que a fin de mayo en esos pagos llovió entre 120-200 milímetros en dos días, lo que les permitió implantar el trigo sin mayores problemas.

“Se hizo mucha superficie y tuvimos un nacimiento muy bueno del cultivo. Después de eso tuvimos casi cinco meses con muy bajas precipitac­iones, en agosto el agua útil en los lotes sin trigo era de 150 mm y en los lotes con trigo era de 80 mm, o sea que el trigo venía demandando mucha agua. Hubo eventos de calor que el cultivo sintió mucho pero se la bancó muy bien, pudo llegar al grano, no hubo mucha pérdida de macollos. En quince días arranca la trilla y creo que vamos a cosechar entre 3.000 y 4.500 kilos, muy buenos rendimient­os para este año”, describe.

En cuanto al maíz temprano, este año Olivanti estimaba que se iba a sembrar en el 25 por ciento de los lotes porque muchos productore­s se habían guardado las bolsas de semillas del año pasado, pero el retraso de las lluvias primaveral­es cambió el panorama.

“El agua útil a dos metros de profundida­d era en promedio de 160 mm, contra 200 mm con que arrancamos el año pasado, pero este año Niño la recarga sería mayor. A comienzos de septiembre tuvimos en algunas zonas 20 mm, y en otras nada, por lo que la siembra finalmente fue del 7 por ciento. Los lotes de alta productivi­dad pasan a soja de primera y los de baja productivi­dad o los que ya tenían la urea incorporad­a pasan a maíz tardío”, explica el productor santafesin­o, y hace un paréntesis sobre una situación particular: la siembra de soja prácticame­nte no empezó porque la mayoría de los productore­s aprovechó las lluvias de octubre para jugar una ficha al maíz “intermedio”.

“A partir del 10 de octubre empezaron a haber lluvias que acumularon entre 50 y 80 mm, lo que impulsó a muchos a hacer una siembra de maíz en una fecha intermedia que no es ni temprana ni tardía”, comenta.

Desde la provincia de Entre Ríos, donde asesora a productore­s en los departamen­tos de Gualeguay y Rosario del Tala, Juan Elizalde recuerda que hasta hace poco el panorama climático venía muy mal y que el ánimo de los productore­s estaba por el piso. “La última lluvia grande había sido en mayo. A fines de agosto cayeron unos 30-40 mm con los que arrancamos a sembrar el maíz temprano en los lotes que tenían cobertura, los nacimiento­s fueron buenos pero muy justos de humedad. Como no llovió más no pudimos aplicar urea ni sembrar sorgo, la seca no te dejaba avanzar, hasta que llegó esa lluvia del 23 de octubre, de 80-90 milímetros. Fue una lluvia clave para poder avanzar con las labores”, dice.

Respecto a los trigos, Elizalde detalla que se sembraron con la lluvia de mayo y que vienen bien, un poco más adelantado­s que lo habitual. “Tenemos lotes afectados por las heladas pero el panorama general es bueno”, dice, y ya con las lluvias encharcand­o la provincia se anima a augurar una buena campaña de soja. “Estamos en una fecha espectacul­ar para ir arrancando con los grupos largos, tenemos buen perfil, ojalá se mantenga y se puedan hacer bien todas las labores”, dice.

Por su parte Hugo Grieben, productor de la localidad de General Levalle, en el sur de Córdoba, cuenta una situación un poco más complicada, pero que también se está revirtiend­o en las últimas semanas. “Veníamos

Los productore­s atravesaro­n tres campañas marcadas por la falta de agua

con seca hace casi dos años. La ganadería consumió silajes y maíz por arriba de lo presupuest­ado. Trigo no pudimos sembrar. Por suerte algo llovió a fines del invierno y logramos sembrar un 30 por ciento del maíz en fecha temprana, con mucho riesgo, pero se logró”, dice, y añade: “La seca y las oportunas lluvias permitiero­n buenos controles de malezas. Esta semana arrancamos con la siembra de soja con lotes limpios y con recargas parciales de perfil. Por suerte tenemos suficiente gasoil para largar la siembra y todos los insumos ya fueron comprados para asegurar el abastecimi­ento”.

Más hacia el sur, en el partido bonaerense de Coronel Dorrego, la sequía aun no termina de retirarse. El productor Guillermo García cuenta que después de la siembra de fina cayeron apenas 50 mm hacia el sur y alrededor de 150 mm hacia la zona de Tres Arroyos. “Se pudo sembrar bien los cultivos de invierno, se sembró cebada, trigo pan y trigo candeal, pero en estos momentos están comprometi­dos los rindes.

Cerca de Bahía Blanca, lotes en siembra convencion­al o con poca profundida­d ya están siendo comidos por las vacas”, describe, y agrega que de verano se sembraron muy pocas hectáreas de maíces tempranos a fines de septiembre y principios de octubre.

“Estamos esperando lluvias para largar con maíces tardíos, algo de girasol y algo de soja”, detalla García.

Y desde el extremo norte, el contratist­a salteño Emilio Gahan cuenta que allí, si bien algo llovió, la sequía tampoco se cortó todavía. “Igual es normal que no llueva en esta época aclara, y sigue-. Se hizo algo de trigo que está bastante malo porque no había humedad en el perfil, y se hizo mucho más garbanzo que lo normal. Hubo unas lluvias tardías y el precio del garbanzo estaba bueno, por lo que mucho trigo se pasó a garbanzo con resultados regulares a buenos. Ahora se está terminando de cosechar”.

La campaña de verano en el NOA todavía no se largó, pero como los pronóstico­s de lluvia son buenos Gahan

espera ver “muchísimo maíz, como se viene haciendo hace años”. “En el este de Las Lajitas, en zonas un poco más marginales, la soja se reemplazó por especialid­ades como chía, sésamo y poroto mung”, comenta el productor.

Números de la campaña. Con un área sembrada de trigo de 5,4 millones de hectáreas en la campaña 2023/24 y un rendimient­o promedio de 2.800 kilos por hectárea, la Bolsa de Comercio de Rosario estima una producción nacional del cereal de 14,3 millones de toneladas.

También la Bolsa de Cereales de Buenos Aires recortó la estimación de producción de trigo en 800.000 toneladas respecto a su anterior proyección, hasta las 15,4 millones de toneladas, como consecuenc­ia del impacto de las heladas y la falta de lluvias que sufrió el cultivo en las últimas semanas. Según la BCBA, el recorte se justifica debido a que “pese a la llegada de las lluvias en las últimas semanas, el aporte de las mismas no logra compensar los daños producidos por las heladas y por la sequía que atravesó el ciclo del cultivo durante los meses de invierno”.

De esta manera, este nuevo guarismo queda 1,1 millones de toneladas por debajo de lo esperado al principio de la campaña (16,5 millones de toneladas), pero 3,2 millones por encima de las 12,2 millones de toneladas obtenidas en el ciclo 2022/23.

Asimismo, para el maíz, la entidad rosarina estima una superficie sembrada de 8,5 millones de hectáreas, y de soja 17,4 millones de hectáreas, pero aun es demasiado pronto para calcular rendimient­os y volúmenes producidos. ■

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A toda marcha. Las lluvias le dan un impulso a los chacareros que estaban esperando un golpe de agua para poder sembrar, ya con los insumos comprados.
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Martín Olivanti. De Las Parejas.

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