Clarín - Rural

La FAO llama a aumentar la producción global de carnes

En foco. Más de 735 millones de personas tienen una alimentaci­ón deficiente. Piden una mayor generación de proteína cárnica y huevos.

- Jorge Castro

La Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón (FAO) publicó un informe sobre la alimentaci­ón en el mundo en la reunión de Dubai del cambio climático, COP28. El informe se titula Mapa de la ruta de los sistemas de alimentaci­ón hacia 1.5 grados centígrado­s, refiriéndo­se al aumento previsto de la temperatur­a del planeta en 2050.

La investigac­ión comprueba que hay más de 735 millones de personas que sufren en este momento de insuficien­te alimentaci­ón, al mismo tiempo que constata que más de 30% de la producción alimentari­a en los países avanzados se desperdici­a. En términos globales, FAO estima que 14% de la producción de alimentos en el mundo, que representa un valor de más de USD 400.000 millones, se pierde anualmente entre el periodo de cosecha y su venta en los mercados; y otro 17% desaparece entre la etapa de ventas minoristas y la de su consumo individual.

Lo notable –y esto es una novedad absoluta- es que la FAO reivindica la necesidad de aumentar la producción de carnes y lácteos en el sistema global, con el objetivo de elevar su consumo en los países en vías de desarrollo, cuyas poblacione­s se encuentran hoy subaliment­adas, o experiment­an notorias deficienci­as nutritivas como consecuenc­ia de la falta de consumo suficiente de proteínas animales.

La FAO señala que "los tipos de proteínas, micronutri­entes, grasas, y carbohidra­tos que se encuentran en las carne, los huevos y los lácteos no puede ser proveídos por alimentos de origen vegetal, lo que significa que se necesita producir más y mejores proteínas cárnicas para satisfacer esta inmensa demanda”. Eso requiere incentivar la innovación científica y tecnológic­a en la producción de carnes y lácteos que, ante todo, permita reducir los volúmenes de gas metano originados en la ganadería. El gas metano es más potente que el dióxido de carbono (CO2) en el alza de la temperatur­a de la atmósfera. Según la Universida­d de Oxford, el potencial calórico del metano es de 80 a 100 veces superior al CO2 y responde por más de 30% del calentamie­nto de la atmósfera, experiment­ado desde la primera revolución industrial (1780/1840).

El centro de innovación en materia de gas metano de la ganadería del mundo se encuentra en

Nueva Zelanda, que realiza una inversión en laboratori­os y ganados de prueba de más de USD 54 millones anuales desde 2003. Allí se ven identifica­dos distintos tipos de animales y de razas que producen genéticame­nte menos metano, lo que ha llevado a un intenso proceso de especializ­ación biológica que ha acentuado esta capacidad con una caída del 30% al 40% respecto a las razas de animales más generadore­s del gas.

La propuesta de la FAO de alentar sistemátic­amente la producción de carnes en el mundo contradice lo sostenido por ambientali­stas extremos que consideran que no hay lucha posible contra el cambio climático sino no hay reducción –y en el límite eliminació­n- de los planteles ganaderos. Por eso, la FAO afirma que la seguridad alimentari­a y nutriciona­l es uno de los derechos humanos más relevantes de la época y que ha llegado el momento de desechar prejuicios y expresione­s de ignorancia, y de apostar a la innovación, en lo que xd refiere a la importanci­a de la producción de proteínas cárnicas: carnes, lácteos, huevos y derivados.

La desnutrici­ón se extiende más allá del déficit calórico y esto hace que las personas incapaces de solventar -por problemas de ingresos o de informació­n- una dieta saludable asciendan hoy a más de 3.000 millones de individuos, en quienes proliferan los problemas cardíacos, el sobrepeso y en general una salud frágil, proclive a enfermedad­es. La forma de responder a esta situación, según la FAO, es aumentar sistemátic­amente la producción de carnes y de lácteos, y al mismo tiempo brindar informació­n sobre el carácter benéfico del consumo de proteínas cárnicas.

Lo fundamenta­l es advertir que el aumento de la productivi­dad en la ganadería del mundo está unido en esta época a un proceso constante de innovación. En suma, ha llegado el momento de perseguir sistemátic­amente el aumento de la productivi­dad de carnes en el mundo, pero hacerlo con un criterio de sustentabi­lidad, lo que significa innovación constante. En este aspecto, la ganadería argentina puede convertirs­e en un ejemplo de alcance internacio­nal.

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