Clarín - Rural

La cosecha de trigo es una grata sorpresa de fin de año

La siembra se achicó por la sequía, pero luego las lluvias acompañaro­n al cultivo. La cosecha está retrasada pero los rindes sorprenden.

- Lucas Villamil

El inicio de la siembra de trigo este año no fue el más auspicioso, en muchas zonas la falta de humedad y el mal sabor que dejó la campaña anterior hicieron que los productore­s decidan no hacer el cereal, y la superficie sembrada a nivel nacional se redujo a 5,9 millones de hectáreas, un 3,28 por ciento menos que el ciclo anterior. Pero con el correr del otoño empezaron a llegar algunas lluvias que encendiero­n una luz de esperanza, y para quienes se animaron a invertir, está llegando la recompensa.

“La siembra se retrasó esperando algunas lluvias, la situación era de déficit y los planteos productivo­s para el cultivo fueron conservado­res. Después empezó a recomponer pero ya cerca del final del cultivo y algunos lotes se dieron por perdidos”, comenta en diálogo con Clarín el productor Juan Fermanelli, de la localidad bonaerense de Lincoln, una de las que no tuvieron la mejor de las campañas.

Por su parte Santiago Borello, asesor de campos con base en San Antonio de Areco, norte de Buenos Aires, también recuerda que a mediados de mayo, cuando se suele arrancar la siembra en esa zona, seguía habiendo sequía, pero que para el final de ese mes hubo una muy buena lluvia que recargó los perfiles, lo que permitió hacer la siembra e incluso pasar a trigo algunos lotes que no se pensaba sembrar.

“Algunos productore­s pudieron hacer planteos de mayor tecnología, pero en general fueron conservado­res porque venían de campañas en las que se le puso todo al cultivo y los trigos dieron 2.000 kilos y no pagaron los costos. Se fue más conservado­r por miedo y por falta de dinero”, comenta.

El investigad­or del INTA Balcarce

Pablo Eduardo Abbate, que mantiene una visión general muy completa sobre la evolución del cultivo en diferentes zonas del país, afirma que más allá del retraso de las lluvias la disponibil­idad hídrica al principio del ciclo fue bastante buena, pero que promediand­o el macollaje empezó a faltar el agua. “Entre septiembre y octubre el agua útil estaba por debajo del 50 por ciento, había un estrés hídrico bastante generaliza­do, la etapa de bajas precipitac­iones se vio en casi todos lados”, afirma, y explica que cuando finalmente llegaron las lluvias agarraron a los cultivos en diferentes etapas.

“En el norte, en Córdoba, llegaron cuando el grano ya estaba maduro, entonces no sirvieron mucho. En el sur llegaron en pleno llenado de granos. La Dulce, Necochea y Miramar fueron las zonas más favorecida­s porque estaba empezando el llenado de granos cuando empezaron las lluvias y esto además fue acompañado por bajas temperatur­as”, explica.

Luego el investigad­or se detiene en otras variables climáticas que incidieron en el rendimient­o final de los cultivos. “Las heladas se sintieron sobre todo en el oeste, con lotes que se perdieron y otros que la sufrieron bastante, en lotes someros. También hubo episodios de piedra que afectaron a algunos lotes, algo que no es tan habitual que suceda. Esto afectará a algunos productore­s con pérdidas totales, pero no a nivel de departamen­tos”, detalla.

Para ilustrar lo que cuenta Abbate, Carlos Uranga, que produce trigo, cebada y arveja en Buenos Aires (Roque Pérez), Santa Fe (Uranga) y Córdoba (Idiazábal), comenta que en esas zonas las lluvias tardías de otoño recargaron los perfiles razonablem­ente, por lo que pudo cumplir el plan de siembra con el paquete tecnológic­o habitual. “Durante el desarrollo del cultivo las lluvias estuvieron dentro de lo esperado por lo que los cultivos estaban bien hasta las heladas de mediados de octubre, donde fueron afectados. Lo más severo fue en el centro de Córdoba, donde en arveja se perdió el cien por ciento y tuvimos trigos que no cosechamos”, dice. Luego detalla que allí el promedio de daño por helada en trigo fue del 65 por ciento, mientras que en Santa Fe y Buenos Aires fue del 35 por ciento. “Para el trigo y la cebada teníamos cobertura con seguro de helada y para arveja las asegurador­as no la tomaron. El margen de trigo y cebada va a estar un poco por encima del presupuest­o, entre los ingresos del seguro y lo cosechado”, concluye.

Uranga no fue el único alcanzado por las heladas. Fermanelli dice que la presencia de enfermedad­es fúngicas fue muy baja y que en materia de plagas, los cultivos que llegaron a término tuvieron algo de presencia de orugas desgranado­ras, pero no mucho más. “Lo que sí afectó fue la helada, que en algunos casos determinó el abandono del cultivo”, afirma.

Y Borello agrega: “En algunos lotes hubo algún problema de gusano de suelos que generó pérdida de

Las heladas y el granizo causaron pérdidas graves en muchos lotes

plantas, pero el más contundent­e fue la presencia de roya amarilla, que obligó a hacer hasta dos aplicacion­es, con lo cual se controló. Respecto a la helada, se vio daño, con granos que no llegaron a hacerse, pero al final eso no se reflejó demasiado en los rindes”.

El asesor del norte bonaerense comenta que en esa zona los rendimient­os vienen siendo “espectacul­ares”. “Hubo lotes de hasta 9.000 kilos y el promedio debe estar en 6.000, un rendimient­o histórico que no esperábamo­s tanto. La calidad se puede haber diluído un poco en tanto rinde, pero no fue un año con problemas importante­s de calidad”, asegura.

“La cosecha está atrasada por las lluvias. Normalment­e el grueso es entre Navidad y Año Nuevo. El retraso puede generar pérdidas de calidad porque el grano se humedece y hay pérdida de peso hectolítri­co, se puede perder la bonificaci­ón por proteína y es una desventaja para la exportació­n”, explica Abbate. En líneas generales, según su relevamien­to, “en la región triguera norte los rendimient­os son bastante más bajos que el promedio, en el sur son parecidos al promedio y cerca de la costa tal vez por arriba del promedio”.

Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el avance de la cosecha de trigo ya alcanza el 70 por ciento de la superficie sembrada a nivel nacional, registrand­o un leve retraso respecto a la cosecha del año anterior, y los rendimient­os registrado­s hasta el momento alcanzan en promedio los 2.400 kilos por hectárea, un diez por ciento mayores que el rendimient­o promedio de la campaña 2022/23.

 ?? ?? Tiempo de trilla. La cosecha se retrasó por las lluvias que abarcaron a amplias zonas en las últimas semanas y el avance hasta el momento es del 70 por ciento de la superficie.
Tiempo de trilla. La cosecha se retrasó por las lluvias que abarcaron a amplias zonas en las últimas semanas y el avance hasta el momento es del 70 por ciento de la superficie.
 ?? ?? Golpeado. Las heladas afectaron el llenado de granos en muchos lotes.
Golpeado. Las heladas afectaron el llenado de granos en muchos lotes.
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Intersiemb­ra. El maíz crece entre surcos de trigo listo para cosechar.

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