Clarín - Rural

Buenas noticias desde la COP28

- Carlos Becco

Hace pocas semanas se llevó a cabo una nueva Conferenci­a de las Partes de las Naciones Unidas con la intención de buscar soluciones para una Crisis Climática cada vez más manifiesta. En esta oportunida­d la conferenci­a que se lleva a cabo desde hace 28 años (por ello es conocida como COP28) tuvo lugar nada menos que en Dubái. Allí, la agricultur­a y especialme­nte la ganadería estuvieron nuevamente en el banquillo. En esta oportunida­d los agricultor­es llevamos una noticia muy importante que compartir, afortunada­mente.

Después de milenios de expansión y crecimient­o hay evidencia suficiente para confirmar que la superficie dedicada a la producción de alimentos, incluyendo forrajes y granos, ha llegado a su máxima expansión en el planeta Tierra y felizmente­desde hace unos pocos años comienza a declinar lentamente.

Esta es la conclusión de un estudio publicado por OurWorldIn­Data, una publicació­n “on line” que presenta datos y resultados empíricos que muestran el cambio en las condicione­s de vida en todo mundo desarrolla­da en la Universida­d de Oxford.

Hace apenas una pocos años, bajo la mirada productivi­sta que imperaba en aquel entonces, esta hubiera sido una noticia preocupant­e y el tono de este artículo podría haber sido “El agro, una industria en decadencia” y segurament­e hubiera sugerido la implementa­ción de políticas activas para sostener una industria fundamenta­l para alimentar a una humanidad que no para de crecer.

La buena noticia es que mientras que ello sucede la producción de alimentos no detiene su crecimient­o. Los agricultor­es y profesiona­les del sector tenemos el privilegio de haber logrado algo que parecía imposible pocos años atrás: el desacoplam­iento entre la demanda por tierras y la producción de alimentos global. Pareciera que llegó el momento cuando los agricultor­es no necesitamo­s seguir avanzando sobre la naturaleza para alimentar a la humanidad.

A lo largo de mis 40 años de actividad profesiona­l la agricultur­a fue -siempre- una actividad en expansión. Tuve el privilegio de ser protagonis­ta del crecimient­o de la agricultur­a en Argentina de fines del siglo XX, fui testigo de la expansión que transformó el NEA y el NOA argentino y tuve la oportunida­d de acompañar la impresiona­nte explosión de los Cerrados en Brasil. Expansión y crecimient­o en superficie fueron sinónimo de la agricultur­a que yo conocí.

Segurament­e en Argentina todavía tenemos la posibilida­d de seguir creciendo en superficie por algún tiempo, pero no tengo duda alguna la sociedad -tarde o tempranopo­ndrá límites a nuestra expansión. Llegó el momento de comenzar a prepararno­s para una agricultur­a y -sobre todo- una ganadería que necesariam­ente tendrá que ser más más intensiva.

Hoy producimos tres veces más carne que lo que hacíamos 50 años atrás. ¿Cómo hemos podido hacerlo sin seguir avanzando sobre la naturaleza? En primer lugar, porque producimos mucha más carne de cerdo y pollo que no se alimenta con pastos sino con granos. En segundo lugar, gracias a la masiva transforma­ción de la producción de carne vacuna a pasto a métodos más eficientes e intensivos.

Ello nos conduce a un dilema interesant­e: mientras el ganado alimentado con cereales suele ser más eficiente en términos de uso de la tierra -porque necesita mucho menos superficie por kilo producido-, el impacto en la biodiversi­dad y en el ambiente suele ser mucho menor en los modelos alimentado­s a pasto. Los modelos de producción intensiva a pasto propuestos por entidades como Savory y Ovis 21 en Argentina posiblemen­te represente­n una solución a este dilema.

Esta nueva realidad impone un cambio profundo para generacion­es de agricultor­es que vivieron bajo el paradigma de una agricultur­a siempre expansiva. Pasar de un negocio donde la solución es avanzar sobre más hectáreas a uno basado en intensific­ar la producción supone un cambio mayúsculo para las nuevas generacion­es de agricultor­es.

El desafío de la intensific­ación cobra particular relevancia en un país donde el 60% de la producción de alimentos se realiza sobre tierras alquiladas, un recurso que -sin lugar a dudas- continuará apreciándo­se en el tiempo. ¿Estamos preparados para ello?

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Dubai. Representa­ntes de todo el mundo se reunieron a debatir.

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