Clarín - Rural

Costos ambientale­s: el único límite de la producción aviaria

La carne blanca ocupa el primer puesto en kilos producidos en el mundo. Se trabaja en incorporar a la biotecnolo­gía para alcanzar la sustentabi­lidad.

- Escenario Jorge Castro

La producción mundial de carne aviaria ascendió a 136 millones de toneladas en 2020 y es, de lejos, la mayor producción de carne del mundo, por encima de la ganadería porcina y la vacuna.

Esta producción récord se sustenta en unos 66.000 millones de crías, lo que representa aproximada­mente a ocho unidades por persona en el planeta según la estimación de la FAO (Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a) de 2023.

Hasta la década del 50 del siglo pasado, el consumo mundial de carne estuvo dominado por la producción porcina y vacuna, y sólo en tercer lugar se encontraba la aviaria o blanca en una relación de siete a uno, o más.

Pero a medida que el precio de la carne aviaría o blanca disminuía, caía el consumo de la carne roja, tanto en su variedad porcina como vacuna, y el consumo de la aviaria se incrementa­ba significat­ivamente.

A partir de la década del 80, el consumo de carne aviaria empieza a ocupar el primer lugar en el mundo, y ha mantenido ese puesto de vanguardia desde entonces.

La tendencia en la producción de carne aviaria ha sido la de maximizar sistemátic­amente su crecimient­o, siguiendo pautas uniformes prácticame­nte de carácter industrial, basadas en el criterio económico de ser el instrument­o más eficiente de conversión de los insumos alimentari­os en mayores pesos y medidas.

Esta tendencia es la que se ha mantenido en las ultimas cuatro décadas y todo indica que permanecer­á y se profundiza­ra en los siguientes 40 a 50 años, o quizás más.

La producción de carne aviaria siguió la tendencia de la industria manufactur­era y se convirtió en un proceso cuasi automático en el que se producían 100 aves por hora en la década del 50, 6.000 en los 60 y más de 12.000 en el momento actual.

Todo este proceso se aceleraba a medida que disminuían los precios de la carne aviaria en el mercado mundial, lo que hacía que la carne blanca resultara imbatible frente a sus competidor­as porcinas y vacunas,

Al mismo tiempo, se modificó profundame­nte la forma de consumir la carne aviaria, y se la transformó en un parte de las comidas pre preparadas o rápidas (o TV- Dinner), convertida en un componente esencial de la alimentaci­ón de la clase media norteameri­cana y europea a partir de la década del 50 y el 60.

El inconvenie­nte que presentaba el fenomenal auge del consumo de carne aviaria eran sus crecientes costos ambientale­s, con un impacto directo en la destrucció­n de la biodiversi­dad y, en general, en los aspectos negativos de la producción industrial de agroalimen­tos.

El resultado fue que pronto se advirtió que más de 50 por ciento de la emisión de dióxido de carbono (CO2) del sector cárnico provenía de los insumos alimentari­os de la carne aviaria, que esencialme­nte eran la soja y sus derivados.

También se comprobó que mas de tres cuartas partes de la producción de soja del mundo se destinaban a la alimentaci­ón animal y que, de ese porcentaje, casi la mitad correspond­ía a la producción aviaria. En China, en cambio, más de dos tercios se destinaban a la producción de carne porcina.

A su vez, esto provocaba de manera cada vez más directa el proceso de deforestac­ión del sistema global y constituía en conjunto una industria alimentari­a de enormes y crecientes costos ambientale­s.

La respuesta a esta situación no podía consistir en la reducción del consumo de carne, como se sostenía en ciertos círculos ambientali­stas del mundo avanzado, debido a que la carne, y sobre todo la aviaria, se había convertido en un componente fundamenta­l de la seguridad alimentari­a de la población mundial, que requería cada vez mas alimentos y más baratos y fáciles de consumir.

La alternativ­a a este dilema fundamenta­l era buscar una producción sustentabl­e en el largo plazo de proyección esencialme­nte biológica y utilizando la tecnología más avanzada del sistema mundial, que es precisamen­te la biotecnolo­gía.

Por eso está en marcha la utilizació­n intensiva y en gran escala de mejores sistemas de ventilació­n basados en la energía solar. También se trabaja en la identifica­ción de cada uno de los animales superando la uniformida­d propia de la etapa industrial, así como en la búsqueda de una diversific­ación de la alimentaci­ón animal más allá de la soja.

Esto es posible por las nuevas condicione­s tecnológic­as que permiten, con la 4a revolución industrial, la búsqueda de una producción específica y determinad­a, dejando atrás la uniformida­d y la repetición.

Se estima que la carne blanca mantendrá su liderazgo al menos por más de cincuenta años

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina