Los gobernadores y la batalla cultural sobre las retenciones
Pullaro y Llaryora ganaron apoyo en la discusión. “Sin un plan productivo no habrá estabilidad fiscal”, dijeron.
“El gobierno acierta en terminar con el déficit y el despilfarro del pasado, pero repite el error al ponerle un pie en la cabeza de los que producen, que son el sujeto del cambio que el país necesita”, planteó el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, ante Clarín, cuando el Gobierno destacaba que reduciría a cero los derechos de exportación de una veintena de economías regionales. El rechazo a la suba de retenciones para los cultivos principales empezó entonces a ganar volumen, desde un inicio casi vergonzante, propio de un relato oficialista de tantos años que instaló la idea de que la soja, especialmente, y otros granos “rentables” son considerados rácticamente como unpatrimonio público.
Casi a la par, por geografía y similitud generacional, a pesar de los orígenes distintos, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, se fue convirtiendo en el principal alter ego de su colega santafesino. “No vamos a permitir que revienten el entramado productivo. No me cuenten a mí para eso”, bramó Llaryora este viernes por Radio Mitre, entrevistado por el equipo de Lanata Sin Filtro.
Y destacó: “Sin plan productivo no hay plan fiscal posible”.
Pullaro, polítólogo e hijo de chacareros que se fundieron años atrás, en la mejor zona agropecuaria de la Argentina, fundamentaba: “Es un debate que puede cambiar el futuro del país, y queremos que el cambio sea para bien. Y agregó: “Necesitamos un apoyo fuerte a la producción y a la industria que son los que generan empleo y nos van a dar las herramientas para que el país despegue”.
Llaryora remarcó: “Mientras el mundo premia las exportaciones, y en algunos casos las estimula con susbisidios, en la Argentina discutimos si las aumentamos para productos con mayor valor agregado. Es propio de una mirada unitaria, desde un Excel, de quienes no entienden el sacrificio de tanta gente que pide un plan productivo para un desarrollo federal”.
En plena sintonía, convencidos de representar a su electorado como a sus propias convicciones, Pullaro y Llaryora se prepararon toda la semana para que sus aliados avalaran la Ley Ómnibus en general y para ganar luego la votación en rechazo a la suba de retenciones, lo cual presagiaba una “victoria renga” para el flamante presidente.
Hasta ahí, una mirada simplista podría suponer que el presidente Javier Milei busca reconstruir el país y le complican en el Congreso la vocación de cambio que un contundente 56% de votantes eligieron hace apenas poco más de dos meses. Sin embargo, en medio de cientos de iniciativas transformadoras, las retenciones a las exportaciones se defendieron (en rigor se mantienen, aunque no se subirían) como eje de la estructura económica de la Argentina.
Dicho de otro modo: la libertad no avanzaba porque el presidente sostenía la política central de los últimos años: financiar con los recursos del campo tanto los agujeros fiscales como las importaciones subsidiadas.
Entre tantos lugares donde lo repitió en campaña, Milei fue muy eficaz electoralmente al decir a cientos de productores en la Rural de Palermo que no se dejaran robar con los derechos de exportación. El libertario cosechó aplausos casi unánimes, por lo audaz y contundente. En ese momento, criticaba a los economistas y candidatos “serios” que decían que no se podían reducir las retenciones.
Hoy, es el presidente de la Nación y aunque algunos creen que ganó en pragmatismo de estadista, los representantes del interior están convencidos de que si deja las retenciones está haciendo más de lo mismo.
Aun antes del giro de Caputo, los gobernadores sugirieron alternativas. “Las provincias productivas del interior queremos que al Gobierno le vaya bien, por eso es fundamental sostener el dialogo”, dijo Pullaro. Y Llaryora sube la apuesta: “Le pedimos al Gobierno que innove en lo impositivo, sin imposiciones, que busquemos opciones para la gente que quiere seguir produciendo y no tirar la toalla”.
En este punto de la dinámica política argentina, dos gobernadores casi ignotos, de la misma generación que Milei y casi tan sorprendentes en su acceso al poder, instalaron su criterio en la agenda grande. Son protagonistas de un nuevo escenario.
Las dos entidades técnicas más representativas de los productores argentinos y otras 24 entidades de la agroindustria apoyaron públicamente la propuesta de adhesión del Gobierno a la Convención Internacional Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (”Convenio de la UPOV”) Acta 1991, “dado que va en la dirección correcta y le permitirá a la Argentina consolidar el liderazgo entre los países de la región, como proveedores de alimentos al mundo.
Junto a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y los Consorcios Rurales de Experimentación Agrícola (CREA) respaldan la iniciativa otras entidades de productores como Maizar y Coninagro, en tanto la Sociedad Rural Argentina, CRA y Federación Agraria Argentina cuestionan la propuesta.
Entre los firmantes de la adhesión se sumaron: Asociación Citrícola del Noreste Argentino, Asociación Forestal Argentina, la Asociación Semilleros Argentinos, Cámara de Semilleristas de la Bolsa de Cereales, Federación Argentina de la Industria Molinera, Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal, y la Cámara Argentina de la Alfalfa.
También manifestaron su adhesión: Cámara Argentina de Feedlot, Cámara Argentina de Productores Avícolas, Cámara Argentina de Biocombustibles, Cámara de Procesadores y Exportadores de Maíz Pisingallo, Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, Cámara de la Industria Cervecera Argentina, Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes.
Como tambiénsuscribieron el apoyo el Centro de Exportadores de Cereales, Centro de Corredores y Agentes de la Bolsa de Cereales, Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, Cámara de Legumbres de la República Argentina, Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas, Matba-Rofex y Unión de la Industria Cárnica Argentina.
“Desde hace décadas existe una falencia legislativa que no incentiva el desarrollo de especies vegetales mejoradas. Es necesario discutir el marco regulatorio para generar un sistema aggiornado, dinámico y efectivo que dé respuesta a las demandas locales, regionales y globales”, afirmó Aapresid.
“La propuesta de adhesión tiene como fundamento el reconocimiento del valor de la mejora genética a los obtentores”.
Y están convencidos de que “se propone como un mecanismo que asegure al productor el acceso a mejores variedades, aumente la producción y resuelva el débil marco regulatorio actual de Argentina”, indicaron desde CREA.