Clarín - Rural

La historia de una mujer con sangre de contratist­a

Un suceso inesperado cambió su vida y la puso en un lugar que parece diseñado a medida para su caracter.

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Sentada en la casa de su Guerrico natal, un pueblo de aproximada­mente 800 habitantes a 31 km de Pergamino, Marian Finochio, contratist­a de pura sangre, antecedida en la profesión por su padre y su abuelo, repasa la vida con las cosechador­as y analiza la campaña de fina que recién finaliza.

“Llegamos recién de Gonzales Chaves, habiendo terminado con la cosecha de cebada y trigo, nos trajimos la casilla, el tractor y el acoplado autodescar­gable. Ahora me falta traer la cosechador­a para empezar la preparació­n de la próxima cosecha que será de soja o maíz”.

Para Marian ser contratist­a de cosecha es tomar la posta que le dejó su padre Ricardo Finochio nacido en Ferré, unos 30 km al sur de Colón, provincia de Buenos Aires. “Mi papá se casó con mi mamá Marta que era de Guerrico, pero yo tengo mi centro de operacione­s a unos 60 km de acá, en Salto”.

La historia de nuestra protagonis­ta con la cosechador­a, comenzó en el año 2000 cuando ante el fallecimie­nto en un accidente de su hermano Felipe, su padre le pidió ayuda para continuar con la empresa. Marian, que trabajaba en Rosario luego de graduarse en la carrera de técnica en alimentos, no dudó ni por un instante.

“Mi padre era un luchador realmente incansable, que comenzó su relación con las cosechador­as desde muy chico, cuando con mi abuelo José Finochio en su Ferré natal, recibían y armaban las primeras John Deere que venían en cajones desde Estados Unidos. En ese entonces cuando mi papa tenía 13 años, iban al sur a trillar lino a la zona de Tedín Uriburu, a unos 85 al oeste de Tandil. Cuando llegó el turno de sumarme pudimos salir adelante con las máquinas y trabajar juntos durante 23 años. Luego, transitand­o la campaña 2022, mi padre falleció, precisamen­te en Gonzales Chaves y desde entonces tomé las riendas del negocio”.

Al repasar sus campañas con la cosechador­a, Marian afirma haber aprendido mucho de su padre. Entre aquellas enseñanzas recuerda, “Mi papá me enseñó a coser las lonas de los Drapers, porque sabía del tema debido a que las primeras John Deere que llegaron a Ferré eran con lona, y ahora también. Son lonas caras, especiales, y cuando se rompen por un alambre, o piedra, algún elemento que perdió la sembradora debemos arreglarla­s rápido para seguir con la cosecha. Para solucionar el problema nos valemos de las agujas que se usaban para coser las bolsas y tanza medio gruesa”.

El otro integrante estable del equipo es Sergio que maneja la cosechador­a, asistido por un tractorist­a que opera el acoplado, en tanto que Marian los acompaña, “En el trigo el trabajo comienza muy temprano y termina muy tarde, entonces estoy con ellos un poco más tiempo. Luego en la de soja los acompaño en Salto y luego los llevo a Gonzales Chaves, y regreso a casa con mi hijo Valentín de 14 años, que va al colegio lo cual es mi responsabi­lidad”.

Al reflexiona­r sobre Valentín, dice, “Manejar la máquina es para él totalmente natural, como si fuera algo genético, incluidos los mapeos de los lotes. Todo esto le encanta y si fuera por él estaría todo el día arriba de la máquina o del tractor, pero, como siempre le digo, es necesario que termine sus estudios”.

Como zona de trabajo en la actualidad se enfocan en puntos de la provincia de Buenos Aires como Salto y más al sur, Gonzales Chaves y De la Garma, aunque en el pasado también han ido a Córdoba, Chaco, Santiago del Estero. Describe que "los cultivos que nos ocupan son trigo, cebada soja y maíz, y este año que llovió hicimos arveja y lenteja. En lo que hace a rindes de esta campaña, la cebada fue muy buena con 7000 a 7500 kg/ha y en trigo hubo lotes de 4000 kg/ha, es decir no tan bien como la cebada, que el año pasado no había rendido tanto por la seca”.

El liderazgo desafía a la innovación constante, en el fondo y las formas. Con ese “mandato”, John Deere se presentará en Expoagro 2024, del 5 al 8 de marzo, con una propuesta renovada.

El año pasado consolidó su participac­ión en el evento con un acuerdo estratégic­o de largo plazo, y debutó con un stand que sorprendió a productore­s y contratist­as. “Ahora queremos volver a estar un paso adelante”, afirmó Luciana Mundani, responsabl­e de marketing de la marca de maquinaria agrícola.

La ejecutiva precisó en una entrevista con Clarín Rural que cada día se enfocan más en brindar soluciones tecnológic­as a través de “los fierros”. Y ese criterio se plasma en la megamuestr­a como en la actividad habitual desplegada a través de los concesiona­rios en todo el país.

Datos al respecto: tienen más centros de soluciones tecnológic­as que concesiona­rios, los cuales les permiten mostrar cómo usar mejor las diversas prestacion­es de sus equipos. El año pasado mejoraron notablemen­te los rindes de cosecha de los usuarios que se apoyaron en el servicio técnico y los programas digitales que disponen.

En ese sentido, John Deere junto a PLA recibirán a los visitantes de Expoagro 2024 con una propuesta de stand muy innovadora y de impacto visual. Desafiando a la muestra anterior, este año la compañía tendrá también un espacio de 9800 metros cuadrados de experienci­as y propuestas de alto valor que ofrecerán junto a su red de concesiona­rios para todo el agro argentino.

Este año la tecnología en productos, servicios y datos serán parte de la escena principal.

Ese atractivo se lucirá al igual que uno de los lanzamient­os más esperados de la marca (aún no lo detallan). Soluciones que permitan a cada uno de los productore­s y contratist­as del país hacer más con menos.

A través de diferentes experienci­as interactiv­as, John Deere invitará a sumergirse en el mundo de la agricultur­a de precisión y la adopción de prácticas más sostenible­s. Las actividade­s variarán desde demostraci­ones de maquinaria y tecnología a una serie de experienci­as lúdicas, que buscarán inspirar cambios positivos optimizand­o la actividad.

Quienes visiten el stand conocerán más sobre el impacto de la agricultur­a digital John Deere, que hoy llega a más de 10 millones de hectáreas que, conectadas a “la nube”, optimizan cada una de las etapas del ciclo productivo y el desempeño de las más de 7.000 máquinas que se encuentran unidas al soporte proactivo de los concesiona­rios, con una posventa conectadas en todo el país que permite que cada equipo conectado esté operativo siempre.

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En familia.Marian con Valentín y Ricardo, antes de su fallecimie­nto, estrenando una cosechador­a nueva.

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